Hoy he sacado de "EL BAÚL DE HAL" mmmm bueno, lo que se dice del baúl, baúl... no ha sido así exactamente, más bien de detrás de la puerta de la habitación, tengo allí colgada esta clásica diana, que compré a finales de los 80's lo que si saqué del baúl son estas viejas cajitas panoplia de 10 dardos de competición, fabricados por Falomir, casa recordada y querida por muchos y odiada por otros, pero eso de odiada... lo dejaremos para otro post mas monográfico.
Los
dardos son otro clásico indiscutible de los juguetes que tuvimos en nuestra
niñez, durante varios años los dardos de kiosco fueron uno de los juguetes de
peseta, preferido por todos los críos, las dianas para jugar con estos dardos
podían ser cualquier cosa: una caja de cartón, un árbol, un corcho, una puerta
de madera... y de vez en cuando nos llevábamos algún pinchazo que otro.
Los
había de distintos colores y calidades, los que os menciono de kiosco solían
ser completamente de plástico, excepto la punta que solía ser un pequeño clavo,
o dardos más buenos como los que os enseño de la casa Falomir.
Desde
luego hoy día no sería un juguete de kiosco, ni pasarían ningún control de
calidad para ser vendido a un pequeño infante, pero en aquella época...
En
los tiempos que corren ahora mmmm regalarle a un niño una diana con dardos de
punta de acero, seria o se vería como una salvajada ¿pero qué queréis que os
diga...? Yo tuve dardos y dianas y aquí estoy, vivito y coleando, si es verdad
que hubo casos de algún niño que se fue llorando para casa con algún dardo que
terminó "accidentalmente" clavado en su espalda o en alguna otra
parte de su cuerpo mmmm accidentes que pasaban, un poco de Mercromina, polvos
de Azol o como mucho la inyección del tétano y ¡aleeeeeee! Arreando millas y a
seguir jugando, eran otros tiempos.
Los
pequeños Robin Hoods de los dardos, que en sus casas no tenían dianas, lo
solventaban con las puertas de madera del barrio ufffff las teníamos
acribilladas, parecían coladores, en mi caso recuerdo muy bien las puertas de
los lavabos del cole, parecían que la carcoma se habían cebado con ellas, es más,
incluso les pintamos unas dianas con tizas de colores, si salías del interior
del WC ya sabias que tenias que abrir la puerta despacito, muy poco a poco y
gritando ¡QUE SALGOOOoooOOOooo! para evitar accidentes no deseados.
Y ya no me paro a mencionar la mala puntería
de algunos que se llevaron por delante algún cristal mmmm o puede que realmente
no fuera mala puntería... (Esto que os digo tiene un motivo, una anécdota muy
injusta que me ocurrió siendo niño y que está relacionada con los dardos, bueno
más bien con un dardo verde jejejeje ya os contare otro día para echar una
risas).
Los
que tenían la suerte de tener una diana en casa (normalmente colgadas detrás de
la puerta de la habitación) se entrenaban y celebraban sus partiditas, sus
grandes competiciones con los hermanos, primos o amigotes.
Las
dianas convencionales o tradicionales como esta que os muestro, también
denominadas de forma más coloquial como diana de pelo de camello, si, leéis
bien, estas clásicas y gordonchas dianas de competición estaban fabricadas con
"PELO DE CAMELLO" de ahí su nombre, aunque posteriormente, se
comenzaron a fabricar con corcho y fibra de sisal.
Así
que para el que no lo sepa... La definición de diana tradicional es la
fabricada con pelo de camello o sisal y se juega con dardos de punta de acero y
no como las actuales electrónicas de plástico, que se pusieron tan de moda en
los años 90's con la comodidad de facilitar un mayor control de las
puntuaciones frente a las dianas tradicionales.
Como
dato curioso, por si os lo preguntáis ¿Cuándo llegaron las dianas y dardos a
España? Comenzó en los años 60's y se relaciona con las zonas de costa española
abarrotada por turistas ingleses. Estos o incluso, los propios dueños de los
locales ubicados en estas zonas, colocaron dianas para entretener a sus
clientes "Míster Marshall" de la época jajajaja.
Y ya
para terminar, los que no tenían dinero para comprarse un dardo o porque los
adultos nos los confiscaban, siempre nos las ingeniábamos para tener otros recursos como el de
fabricárnoslos nosotros mismos (McGuiver se quedaba a la altura del betún al
lado nuestro) un alfiler o aguja para una punta, unos palillos de dientes o pajita
de las de beber, que serían el cuerpo del delito mmmm perdón, quiero decir el
cuerpo del dardo jejejeje un par de tiritas de cartón, que harían la función de
plumas colocadas adecuadamente en uno de los extremos y un poco de pegamento
Imedio para unir nuestro dardo casero y ¡aleeeeee! Que comiencen los
juegos...
Genial entrada hermano. Siempre pienso la suerte que tuvimos al disfrutar tantas cosas prohibidas hoy en día, y claro que salimos ilesos de todo ello. La primera vez que tuve un dardo en la mano, me lo ofreció el kiosco a una peseta, plástico del malo y como punta un clavo de carpintero bien afilado... luego hasta la mili en el cuartel y fuera del mismo tuve un nuevo encuentro con los dardos, estos ya más profesinales por decirlo de lagún modo....
ResponderEliminarPor que sera que las cosas prohibidas nos llaman mas la atención mmmm y como bien dices aquí estamos jajajajaja
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