COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR YO TAMBIÉN LO TUVE! NOSTALGIA Y RECUERDOS DE LOS AÑOS 60 - 70 - 80 - 90's: POR FAVOR, SHHHH...

sábado, 9 de noviembre de 2024

POR FAVOR, SHHHH...

Recuerdo aquellos días en los que mi madre me arrastraba al médico cuando estaba resfriado, con anginas o cualquier otra cosa. Era pequeño y revoltoso, como muchos niños, con energía desbordante y cierta reticencia a la idea de pasar horas en una sala de espera del médico, aun estando pachucho. Entrar a aquel consultorio significaba que cualquier intento de diversión era inmediatamente sofocado por la mirada severa de los adultos que, como yo, esperaban su turno. Allí, en la pared, había una imagen que hacía a todos callar: el retrato de "la enfermera que pedía silencio".

En los hospitales españoles de los 70's y 80's, la famosa "enfermera del silencio" era un símbolo ubicuo, aunque la versión que teníamos no era la de Muriel Mercedes Wabney, la modelo argentina que protagonizó aquella primera foto, la imagen para América Latina y otros lugares del mundo. En España, esta figura del silencio era encarnada por otra modelo que desconozco si era local o de otro país, posando más de perfil, con el dedo índice apoyado sobre sus labios y un gesto sereno, pero firme.

Mientras en países como Argentina y Estados Unidos el rostro de Wabney ya dominaba las paredes de los centros de salud, aquí el "equivalente español" se había convertido también en algo así como un símbolo de las salas de espera. La foto de la enfermera era como el arma secreta de los médicos para tranquilizar a los niños inquietos y a los adultos impacientes.

Así que, cuando comenzaba a hacer preguntas o intentaba escabullirme para investigar rincones misteriosos del consultorio, mi madre solo señalaba la imagen en la pared. "Mira, mira a María Antonia", decía, con una sonrisa divertida. mmmm... Sinceramente no tengo ni idea de cómo se llamaba aquella modelo y aún menos si era enfermera, pero recuerdo un día que le pregunté a mi madre: "¿Mamá, la de la foto es María Antonia?" Y se quedó con ese nombre, para mí y para mi madre. María Antonia era la enfermera del consultorio y tenía cierto parecido con la chica de la foto.

Al ver a María Antonia... perdón, quiero decir aquella enfermera del cuadro con el dedo en sus labios, me quedaba en silencio, como hipnotizado. Por un momento, el poder de aquella imagen nos igualaba a todos en la sala de espera: adultos, niños e incluso los doctores que de vez en cuando echaban una mirada rápida hacia ella, como recordando su propio rol en el tranquilo escenario.

Muchos años después, descubrí la historia detrás de la imagen de la enfermera original: Muriel Mercedes Wabney, modelo argentina cuyo retrato, tomado en 1953, se convirtió en un símbolo de silencio para hospitales de todo el mundo, aunque en algunos países solamente se tomara prestada la idea y posaran otras modelos.

Wabney es uno de los rostros más reconocidos, que no pertenece a una estrella de cine o a un líder político, sino a una enfermera que, con un simple "shhhh", pidió silencio a millones alrededor del mundo. Sí, hablamos de esa imagen: la enfermera que, con un dedo en los labios, nos recuerda que en los hospitales el silencio es oro.

La historia comienza en Rosario, una de las ciudades más importantes de Argentina. Allá por 1953. El hombre detrás de la idea era Juan Craichik, un representante médico que se encargaba de entregar información sobre los nuevos productos o medicamentos que se habían desarrollado en la industria farmacéutica de la empresa de instrumental "Taranto". En una visita laboral, notó que la sala de espera del hospital estaba abarrotada de gente, y la pobre enfermera no daba abasto pidiendo silencio. Así, en medio del barullo, Craichik tuvo una epifanía: ¿y si existiera una imagen capaz de transmitir lo que ni los gritos podían lograr? Algo tan simple y universal que, con solo verla, todo el mundo entendiera el mensaje.

Craichik convenció a su empresa para poner en marcha el proyecto, y no escatimaron en recursos: un montón de modelos profesionales se presentaron a las pruebas fotográficas para encontrar el rostro ideal. La búsqueda no fue sencilla, pero Craichik encontró a su musa en Muriel Mercedes Wabney. Según él, Muriel tenía "un rostro suave y armonioso, con una mirada autoritariamente dulce". No había dudas, ¡era la indicada! Después de una tarde de interminables poses fotográficas, el equipo finalmente encontró la imagen que buscaban (la de Muriel, la ultima foto de esta entrada).

Lo curioso es que esta famosa imagen nunca fue un negocio lucrativo para Taranto. La empresa decidió "regalarla" a hospitales, clínicas y maternidades. Y allí quedó, presidiendo pasillos, quirófanos y salas de espera, con un mensaje universal que no requiere explicación. ¿Y Muriel? Ella, mujer de pocas palabras y casi tan enigmática como la expresión de la fotografía, apenas habló del tema. Nunca reveló cuánto le pagaron y se mantuvo alejada de la fama, casi como si la foto fuera más un reflejo del anonimato y la rutina de los hospitales que una oportunidad de estrellato.

Hoy, aunque muchos no conocen su nombre, todos conocen su gesto. Muriel Mercedes Wabney: la enfermera del cuadro, la imagen de la paz en los pasillos, esa que todos conocemos y hemos visto en hospitales, clínicas y maternidades del mundo entero. Aunque, como dije, en algunos sitios la modelo es otra, pero al César lo que es del César: Muriel fue la primera.

El tiempo pasa, y al igual que la foto de Muriel, también la versión que se utilizó en España se ha ido perdiendo, o ha sido sustituida por otras. Pero en la memoria colectiva de los que fuimos niños en aquellos años aún perdura la de María Antonia. mmmm... bueno, tú ya sabes lo que quiero decir, jejejeje. Cuando miro estos cuadros que saco de "EL BAÚL DE HAL", la sensación de respeto y calma que transmitía permanece grabada en mi mente. Quizás, después de todo, esas enfermeras del cuadro, fueran de aquí o fueran de allí, eran más que una simple fotografía en una sala de espera; eran, el recordatorio sutil de un mundo de adultos que, de vez en cuando, también necesita que alguien les pida silencio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR TU COMENTARIO!
Tu comentario ha sido enviado con éxito, pero está pendiente de moderación. En breve lo revisaré y lo publicaré en el Blog. Saludotes. HAL