Hoy estoy muy contento, es increíble el poder de como algunas cosas nos dejaron mayor impronta que otras... Grabado en mi memoria a lo largo de los años esta aquella mágica mañana de Reyes de 1976 mmmm fue un poco agridulce para mí, pero hoy en esta mañana de Reyes del 2022 puedo decir que al final me saqué esa espinita que he llevado clavada 46 años jejejeje.
Esta
que os contaré es una de esas historias navideñas que de una forma u otra, me
marcaron en la infancia y así también sabréis el motivo del peculiar montaje
fotográfico del final, ya que tiene una gran importancia y es una muy buena
lección de vida, que yo siempre he tenido y tengo en cuenta.
Desde
aquella mañana de mediados de los 70's he pensado que los Reyes Magos, son
justos, pero también pueden tener un alto nivel de humor mmmm digamos un
poquito maquiavélico si la situación lo requiere, lo que está claro es que
también les gusta gastar bromitas siempre que se tercie, pronto sabréis por qué
digo esto, si continuáis leyendo claro está.
Creo
que antes de contar mi historia, debería de empezar primero por la de mi tío
Juan Pedro, al que a él sus Majestades también se la jugaron bien jajajajaja
aunque es de ley decir que se lo mereció, sin lugar a dudas.
Nos
situamos en Cantoría, un pequeño y humilde pueblecito de Almería, años 40’s, en
aquel tiempo, más que juguetes en la mañana del día de Reyes se solían
encontrar otro tipo de regalos, como pudiera ser algún polvorón o mantecado,
rosquilla de vino, algún otro tipo de dulce o caramelo y si te dejaban algún
trozo de chocolate, eso era que habías sido un niño ejemplar durante todo el
año… Aquella noche de víspera de reyes, estaban mi padre y sus hermanos locos
de contentos, sabían que a la mañana siguiente alguna cosa encontrarían en sus
zapatos mmmm puede que algún pequeño juguete y seguro que alguna golosina, se
fueron pronto a la cama, para que el tiempo pasara lo más rápido posible, pero
antes de acostarse colocaron sus pequeños zapatos de domingo para que los reyes
los rellenaran con dulces regalitos…
Hasta
ahí todo bien, pero mi tío Juan Pedro, que era de esos niños glotones y
extremadamente golosos, que siempre intentaba tener algo más que los demás o la
felicidad para él no sería plena, después de estar acostado, algo le pasó por
su cabeza y sigilosamente se levantó para dirigirse donde estaban los zapatos
esperando la llegada de sus majestades y no se le ocurrió otra cosa que
descalzarse y dejar allí las viejas zapatillas remendadas que llevaba, para que
también fueran rellenadas de golosinas y otros dulces, seguidamente regresó a
la cama correteando descalzo por el frío suelo.
Cuatro
pares de bonitos zapatos de domingo y unas viejas zapatillas, eso es lo que
encontrarían sus sabias majestades Los Reyes Magos de Oriente, cuatro pares de
bonitos zapatos de domingo y unas viejas zapatillas en una casa donde vivían 4
niños, aquello no cuadraba, pero así quedo la cosa… En este caso, podríamos
emplear la frase que dice: “La policía no es tonta…” aunque deberíamos de
cambiar lo de policía por Reyes Magos.
A
la mañana siguiente los cuatro niños se levantaron, estaban locos de contentos
al ver lo que les habían dejado los tres Sabios de Oriente. Mi padre
contentísimo, mi tía Encarna igual, mi tío Manolo tres cuartos de lo mismo,
pero mi tío Juan Pedro, uy mi tío Juan Pedro… Más contento que ninguno, ya que
le habían dejado lo mismo que a los demás y aparte, habían llenado de pan de
higo sus viejas zapatillas. Él gritaba: Tengo más que vosotros... ¡Me han dejado
pan de higo, pan de higo! Eso fue lo que él pensó al ver aquello, pan de higo
jejejeje.
Lo
que mi tío Juan Pedro no supuso, es que los Reyes son muy sabios y al ver todos
aquellos zapatitos y unas viejas alpargatas se imaginaron la jugada, por algo también
se les conoce como Los Sabios de Oriente y aquello no podía quedar así, tenían
que darle una lección al pequeño Juan Pedro. Fueron a ver a Flora, la burra que
tenían mis abuelos y de su cuadra sacaron un par de buenas boñigas, bien
duritas y redondeadas y las pusieron dentro de las viejas zapatillas.
Como
ya dije, mi tío, loco de contento gritaba ¡pan de higo, pan de higo! Y antes de
que nadie pudiera decirle nada, ni dar tiempo a que le pidieran que lo
compartiera ¡ÑAM! Le arreo un señor mordisco a una de aquellas boñigas ¡PUAGGG!
Creo que no hace falta que diga que desde entonces no volvió a probar el pan de
higo, ya que le pilló una gran y repugnante manía después de aquel día
jajajajaja.
Y
ya volviendo a mi infancia, me traslado a la mañana de Reyes de 1976. Llevaba
una semana haciendo un gran esfuerzo, portándome bien, recogiendo mi
habitación, estudiando y sin hacer travesuras mmmm se acercaba la víspera de
Reyes y ya se sabe… Cuando van llegando estas fechas, todos los niños parecemos
santitos.
Llego
la ansiada y esperada noche mágica del 5 de enero y como es normal, solo
pensaba en aquella carta, en aquella larga lista de juguetes que pedí a los
Reyes Magos, y como cualquier otro niño que cree en la magia de sus majestades
los Reyes de Oriente, estaba deseando que llegara la noche para acostarme y que
el tiempo pasara lo más rápido posible hasta el ansiado momento de saltar de la
cama a la mañana siguiente y debajo del árbol navideño… ver… ¿Pero qué ven mis
ojos? Un paquete de cigarrillos de chocolate, una caja de cerillas con fósforos
de caramelo y tres o cuatro trozos de carbón. Pero… ¿Pero y los juguetes donde
están? Mi cabeza echaba humo preguntándose "¿qué es lo que he hecho
mal?", recordé algunas travesuras de semanas pasadas, me peleé con Miguelito
Molina, le levante la falda a la Montse Bravo para verle las braguitas (aunque
eso casi que lo hacía a diario jajajajaja…), le quite el lápiz al Espinosa,
porque él me rompió el mío haciendo de Bruce Lee mientras gritaba ¡ORIENT!
Había una larga lista de fechorías y travesuras, en cualquiera de ellas me
podían haber visto, o en todas que no eran pocas.
BUAAAA
BUAAAA ¡NO TENGO REGALOS, NO TENGO JUGUETES! Creo que mi llanto se escuchó en
todo el vecindario, hasta que mi madre me dijo: "Ves al lavabo y lávate la
cara, seguro que todo lo verás mejor…" y pasando por el pasillo me
encontré varios paquetes envueltos en papel de regalo, los Reyes me habían
gastado una broma, no dejaron los juguetes en el lugar de costumbre (debajo del
árbol). Uuuufff… Que susto, empecé a abrir paquete por paquete, que contento me
sentía con todos aquellos nuevos juguetes y porque al final solo fue un susto,
tan solo una pequeña broma de sus Majestades con un final feliz mmmm aunque
puede que no fuera un final feliz pleno…
Una
vez abiertos, vi mi disfraz de pistolero con sus respectivas pistolas, un pack
de Madelman Safari, una pelota de cuero, pero no estaba el Big Jim Dr. Acero y
exclamé: "Me falta el Big Jim! ¿Me lo habrán escondido...?" Mi padre
se acercó a mí y me dijo: "No creo… Ven que te cuento una historia…",
y me contó la anécdota de su hermano, el tío Juan Pedro. Aquella historia se me
quedo grabada, es la que os acabo de contar y para finalizar me gustaría
deciros… Que tiene su moraleja: No siempre se puede tener todo lo que deseamos,
seguro que existe gente que tiene menos en estos malos tiempos que corren y si
estas navidades no te traen todo lo que deseas o piden, no te enfades, sé
positivo, recuerda que puede ser peor, recuerda el pan de higo de mi tío Juan
Pedro jejejeje.
Pues
eso, parece ser que este año me he superado, ya que después de todo este tiempo
pasado van y me traen a mi ansiado Big Jim mmmm puede que lo perdieran en las
alforjas mágicas de los camellos y después de todos estos años lo encontraran.
Más vale tarde que nunca ¿NO?
Por
cierto la broma que me gastaron los Reyes se convirtió en una tradición y
también se la gastaron a mi hijo, cuando su madre lo envió al lavabo para
limpiarse las lagrimillas, aún lloró más, esta vez de pura felicidad, ya que
encontró la bañera repleta de regalos. Años después sucedió lo mismo con mi
hija, todos teníamos regalos en casa menos ella... Pobrecita y aun así nos
ayudó a recoger los papeles rotos de nuestros regalos para tirarlos, como le
cambió la cara al entrar a la cocina para tirar los papelotes a la basura... La
mesa de cocina estaba abarrotada de regalos con los juguetes que ella pidió.
Bueno,
solo deciros que no sé si podre aguantar mucho con la caja precintada jejejeje
voy detrás de un par de amigotes del Dr. Acero mmmm cuando consiga a ese trío,
fijo que hacemos un especial y de seguro que el calvo con la mano de metal ya
no estará dentro de caja plastificada, pudiendo de esta manera sacarlo de la
misma y poder fotografiar esa joya de los muñecos de acción en unas condiciones
más adecuadas jejejeje
¡Feliz Día de Reyes! Ojalá se cumplan todos vuestros deseos y espero que sus majestades los Reyes Magos os hayan traído todo lo que deseáis y si os falto algo mmmm acordaros de la moraleja y sed pacientes, que si tiene que llegar, llegará.
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