Publicado por HAL el 11/07/2020 y actualizado el 29/06/2022
Ha llovido mucho desde la última vez que salí de
"SAFARI GRILLERIL".
Pequeñas jaulas grilleras en mano, algunas de plástico
compradas en aquellos Kioscos de la época, otras fabricadas artesanalmente por
nuestros padres o abuelos, pero todas tenían una misma función, un mismo fin,
ser el alojamiento de algún huésped… Y a ser posibles que fuera un grillo y si
era macho, mucho mejor, ya que son los que cantan.
Algunas veces teníamos suerte, otras no tanta, pero creedme
que siempre llegábamos a casa con alguna captura dentro de la grillera, eso de
ir de caza y no traer presa, va a ser que con nosotros no iba.
Siempre traíamos algún bicho, mientras entrase bien por la
puerta de la grillera y que cupiera en la pequeña jaulita...
Desde saltamontes, luciérnagas, lagartijas, escarabajos,
etc... Siempre alguna presa, pero las mejores, las más valoradas, las que ya os
mencioné, las del grillo macho, que por las noches no nos dejaba dormir con sus
cánticos y conciertos emitidos al frotar sus alas entre sí.
Seamos justos y sinceros, o mejor aún, hagamos caso de la
voz de nuestra conciencia, es decir, la de nuestro Pepito Grillo particular
jejejeje ¿qué sería de esas noches en el pueblo, en el camping o en la montaña, sin
esas armoniosas serenatas...?
Y ya para añadir datos un poco más históricos, se podría
decir que desde hace siglos los grillos, en especial su inigualable canto, ha
formado parte de la cultura china, por eso no es raro ver a vendedores con
grillos en pequeñas jaulas en las calles de algunos mercados chinos, sobre todo
en primavera y verano.
Una costumbre que está tan presente en la cultura popular de
ese país, no es nada raro escuchar dentro de un taxi el canto de un grillo y
descubrir que del bolsillo del conductor se asoma una cajita tallada en marfil,
ocupada por el pequeño tenor.
Esto ya era algo muy común durante la dinastía Tang
(618-907) en el que las concubinas imperiales disponían de sus grillos en
pequeñas jaulas de oro para poder colocarlos a un lado de la cama y escuchar su
canto durante toda la noche.
Una costumbre de la que tomó ejemplo el pueblo llano y que
siguió floreciendo durante la dinastía Qing (1644-1911).
También las peleas de grillos fueron muy populares en China,
en la época del Imperio, siendo el comercio principal de pueblos enteros que se
dedicaban a la cría de este insecto para abastecer a Palacio.
En la actualidad su cría y venta sigue siendo un negocio en
el gigante asiático, donde se calcula que unos 10 millones de personas lo crían
parte del año de julio a noviembre.
Dale un hogar a un grillo, aliméntalo con lechuga y trocitos
de zanahoria y deja que te cante en las calurosas noches de verano.
¡Cri-cri-cri! y más ¡cri-cri-cri! y muuuuucho más ¡cri-cri-cri!
Para los que sois más urbanitas jejejeje a
finales de los 80's principios de los 90's vendían en algunos bazares y tiendas
de todo a 100, unas pequeñas cajitas como la que os enseño, también de mi
colección.
Esta cajita guarda en su
interior una pareja de grillos metálicos, lo curioso de este juguetito o objeto
de decoración es que cuando abres la caja, los grillos empiezan a marcarse un
bailoteo tembloroso y a emitir el campestre y desenfrenado canto del grillo
mmmm hasta que te hartas y cierras la caja, en ese momento se hace el ansiado silencio,
los grillos dejan de cantar, hasta que vuelves a abrir la tapa de la cajita y
¡cri-cri-cri! y de nuevo el ¡cri-cri-cri! correspondiente canto de los
metálicos grillos.
Se me olvidaba, el año pasado por estas fechas tuve una
grata sorpresa mientras daba un paseo nocturno junto a mi mujer después de
cenar, muchos de nosotros también hemos tenido la experiencia de ver
luciérnagas de verdad, en plena naturaleza en las noches de verano, quizás en
nuestro jardín, en una huerta, a la vera de un camino etc...
Cuando uno tiene la gran suerte de ver una lucecita verde
brillando de noche sobre la hierba o entre la maleza, descartando que sea el
reflejo de la luna o de alguna farola en algún vidrio o papel metálico, puede
estar casi seguro de que se tratará de una luciérnaga o gusano de luz y eso
mismo fue lo que encontré la noche que os menciono.
Qué alegría me dio, después de tantos años encontrarme con
uno de aquellos auténticos y reales gusiluces jejejejeje pues si amigos, estos
bichitos que se encienden como una bombillita, siguen existiendo, aunque por
desgracia en menor cantidad que cuando éramos niños (supongo que por el tema de
los pesticidas y otras cosas que se me escapan)
En fin... Para los que tuvimos suerte viendo como iluminaban
las noches de verano, ya sea por las series de dibujos animados, por muñecos de
peluche o por los auténticos gusanos - luciérnagas de luz, lo que está muy
claro es que forman parte de los recuerdos de nuestra mágica y tierna infancia.
Que chula! la lucíernaga Mola!
ResponderEliminarEncontrarme con aquel luminoso bichito, fue para mí una grata y mágica sorpresa
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