COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR YO TAMBIÉN LO TUVE! NOSTALGIA Y RECUERDOS DE LOS AÑOS 60 - 70 - 80 - 90's: EL MISTERIO DE LA LUZ DE LA NEVERA

sábado, 30 de marzo de 2024

EL MISTERIO DE LA LUZ DE LA NEVERA

En la vorágine del cambio cultural, ciertas acciones y expresiones han caído en desuso, dejando un eco nostálgico en el paisaje de nuestras costumbres. A medida que avanzamos en el tiempo, es inevitable que algunas prácticas y formas de expresión se queden atrás, ya sea por el surgimiento de nuevas tendencias o por la simple transformación de nuestras circunstancias sociales.

El lenguaje, ese espejo de nuestra evolución cultural, refleja estos cambios de manera vívida. Expresiones y términos que una vez resonaron con fuerza en el tejido de nuestra comunicación cotidiana ahora parecen arcaicos o, en el mejor de los casos, una reminiscencia de tiempos pasados. ¿Recuerdas cuando solíamos decir "¡Ay, caramba!" sin que nadie pestañeara? Ahora, esa frase parece más desplazada que un dinosaurio en una fiesta de baile contemporánea.

Pero no son solo palabras las que han caído en el olvido, también hay acciones y prácticas que se han desvanecido en el viento del cambio cultural. ¿Recuerdas cuando buscar información significaba hojear enciclopedias de papel en una biblioteca polvorienta, o en la que compraron tus padres a plazos al vendedor de "Círculo de Lectores"? Hoy en día, esa imagen parece tan distante como la luna misma. La era digital ha barrido muchas de nuestras viejas costumbres, dejándonos con una sensación de nostalgia mezclada con un toque de gratitud por la comodidad que la tecnología moderna nos brinda.

Y luego está la infancia, ese territorio mágico donde el tiempo parece detenerse. Pero incluso allí, el paso de los años ha dejado su huella. ¿Recuerdas cuando jugábamos en la calle hasta que el sol se ponía y las calles se iluminaban. Ahora los niños están más inclinados a pasar horas frente a una pantalla, inmersos en mundos virtuales que desafían la imaginación. Los juegos callejeros y las aventuras al aire libre parecen haber dado paso a una era de entretenimiento digital, donde las pantallas brillantes son las nuevas ventanas a la diversión.

Sin embargo, no todo es melancolía por lo perdido. Estos cambios también nos recuerdan la capacidad de adaptación y la naturaleza siempre cambiante de la sociedad. A medida que dejamos atrás ciertas expresiones y prácticas, abrazamos nuevas formas de comunicarnos y relacionarnos. El avance tecnológico nos ha otorgado herramientas que nuestros antepasados solo podrían haber soñado, y aunque extrañemos ciertas tradiciones, es difícil no sentir emoción por lo que el futuro nos depara.

En última instancia, este recorrido por las dinámicas que han perdido relevancia en la sociedad contemporánea nos invita a reflexionar sobre el constante flujo del cambio cultural. Nuestras palabras, acciones y formas de entretenimiento pueden evolucionar con el tiempo, pero la esencia de lo humano sigue siendo la misma. La nostalgia por lo perdido se mezcla con la emoción por lo nuevo, creando un tapiz complejo de experiencias que nos recuerdan que, en última instancia, somos seres en constante evolución y al final del día, lo único constante es el cambio, ¡y eso es algo que nunca pasará de moda!

Aquí, en esta nueva sección os dejaré algunos ejemplos de cosas que solíamos decir o hacer de niños y que pueden no ser tan comunes en la actualidad, muchas de ellas se podría decir que las tenemos olvidadas, pero aquí las volveremos a recordar.  

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 Ningún niño puede resistirse al encanto magnético de la luz de la nevera. Recuerdo con claridad las numerosas ocasiones en las que, de pequeño, cerraba la puerta lentamente, asomando la cabeza por el lateral con la esperanza de captar el preciso instante en que la luz se extinguía. Un pulso firme era esencial, y el silencio reinaba mientras me esforzaba con ambas manos para mantener el control. Después de varios intentos, ¡lo lograba! La luz se apagaba, y era entonces el momento de abrir la nevera nuevamente y repetir el proceso. Sin embargo, cada sesión culminaba inevitablemente con la voz de mi madre gritando: "¡Cierra la nevera!". Los sobresaltos eran terribles jajajajaja. Estoy seguro de que la mayoría, si no todos, han experimentado algo similar en su infancia.

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