En la vorágine del cambio cultural, ciertas acciones y expresiones han caído en desuso, dejando un eco nostálgico en el paisaje de nuestras costumbres. A medida que avanzamos en el tiempo, es inevitable que algunas prácticas y formas de expresión se queden atrás, ya sea por el surgimiento de nuevas tendencias o por la simple transformación de nuestras circunstancias sociales.
El lenguaje,
ese espejo de nuestra evolución cultural, refleja estos cambios de manera vívida.
Expresiones y términos que una vez resonaron con fuerza en el tejido de nuestra
comunicación cotidiana ahora parecen arcaicos o, en el mejor de los casos, una
reminiscencia de tiempos pasados. ¿Recuerdas cuando solíamos decir "¡Ay,
caramba!" sin que nadie pestañeara? Ahora, esa frase parece más desplazada
que un dinosaurio en una fiesta de baile contemporánea.
Pero no son
solo palabras las que han caído en el olvido, también hay acciones y prácticas
que se han desvanecido en el viento del cambio cultural. ¿Recuerdas cuando
buscar información significaba hojear enciclopedias de papel en una biblioteca
polvorienta, o en la que compraron tus padres a plazos al vendedor de "Círculo
de Lectores"? Hoy en día, esa imagen parece tan distante como la luna
misma. La era digital ha barrido muchas de nuestras viejas costumbres,
dejándonos con una sensación de nostalgia mezclada con un toque de gratitud por
la comodidad que la tecnología moderna nos brinda.
Y luego está
la infancia, ese territorio mágico donde el tiempo parece detenerse. Pero
incluso allí, el paso de los años ha dejado su huella. ¿Recuerdas cuando jugábamos
en la calle hasta que el sol se ponía y las calles se iluminaban. Ahora los
niños están más inclinados a pasar horas frente a una pantalla, inmersos en
mundos virtuales que desafían la imaginación. Los juegos callejeros y las
aventuras al aire libre parecen haber dado paso a una era de entretenimiento
digital, donde las pantallas brillantes son las nuevas ventanas a la diversión.
Sin embargo,
no todo es melancolía por lo perdido. Estos cambios también nos recuerdan la
capacidad de adaptación y la naturaleza siempre cambiante de la sociedad. A
medida que dejamos atrás ciertas expresiones y prácticas, abrazamos nuevas
formas de comunicarnos y relacionarnos. El avance tecnológico nos ha otorgado
herramientas que nuestros antepasados solo podrían haber soñado, y aunque
extrañemos ciertas tradiciones, es difícil no sentir emoción por lo que el
futuro nos depara.
En última
instancia, este recorrido por las dinámicas que han perdido relevancia en la
sociedad contemporánea nos invita a reflexionar sobre el constante flujo del
cambio cultural. Nuestras palabras, acciones y formas de entretenimiento pueden
evolucionar con el tiempo, pero la esencia de lo humano sigue siendo la misma.
La nostalgia por lo perdido se mezcla con la emoción por lo nuevo, creando un
tapiz complejo de experiencias que nos recuerdan que, en última instancia,
somos seres en constante evolución y al final del día, lo único constante es el
cambio, ¡y eso es algo que nunca pasará de moda!
Aquí, en
esta nueva sección os dejaré algunos ejemplos de cosas que solíamos decir o
hacer de niños y que pueden no ser tan comunes en la actualidad, muchas de
ellas se podría decir que las tenemos olvidadas, pero aquí las volveremos a recordar.
***************************************************
Ningún niño puede resistirse al encanto magnético de la luz de la
nevera. Recuerdo con claridad las numerosas ocasiones en las que, de pequeño,
cerraba la puerta lentamente, asomando la cabeza por el lateral con la
esperanza de captar el preciso instante en que la luz se extinguía. Un pulso
firme era esencial, y el silencio reinaba mientras me esforzaba con ambas manos
para mantener el control. Después de varios intentos, ¡lo lograba! La luz se
apagaba, y era entonces el momento de abrir la nevera nuevamente y repetir el
proceso. Sin embargo, cada sesión culminaba inevitablemente con la voz de mi
madre gritando: "¡Cierra la nevera!". Los sobresaltos eran terribles
jajajajaja. Estoy seguro de que la mayoría, si no todos, han experimentado algo
similar en su infancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR TU COMENTARIO!
Tu comentario ha sido enviado con éxito, pero está pendiente de moderación. En breve lo revisaré y lo publicaré en el Blog. Saludotes. HAL