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sábado, 2 de marzo de 2024

ODA A LOS PARQUES Y PLAZAS CON COLUMPIOS DEL YA PASADO SIGLO XX

De vez en cuando me gusta recuperar alguno de aquellos viejos artículos que preparé hace ya unos años para el viejo "Yo también lo tuve!", de facebook. Y hoy es uno de esos días, mmmm ¡vamos allá!

Paseando por mi antiguo barrio llegué al "Paseo de San Juan de Barcelona" (para aquellos que no lo conozcan, es una gran avenida con varios parques y plazoletas, donde yo solía ir a jugar siendo niño, uffffff que de recuerdos y como ha cambiado ese paseo y esas plazoletas), me senté un rato contemplando a mi hija mientras jugaba en aquel mini parque rodeado por una valla, diseñada para el control de niños escurridizos y para evitar la entrada de animales.

Hoy en día, los niños deben conformarse con parques ciertamente sosos. Ahora tienen columpios de última generación con pavimento acolchado, materiales nobles y auténticas pistas de entrenamiento para futuros guerreros Jedi de las galaxias jajajajaja nada que ver con los ya desaparecidos columpios de mi infancia, como los que teníamos en el Paseo de San Juan, o en cualquier parque o plazoleta de la época.

Mirando hacia atrás, pensé. - La verdad es que no sé cómo los de mi generación pudimos sobrevivir. Los columpios eran de metal y con esquinas afiladas. Jugábamos a ver quién era el más valiente y nos rompimos más de un hueso y algún que otro diente. Nos abrimos la cabeza jugando a guerra de piedras, y no pasaba nada. Era cosa de críos, y los heridos se curaban con Mercromina, tiritas o puede que con algunos puntos. Nadie a quien culpar, solo a nosotros mismos. Si te resbalabas o tropezabas, acababas en el suelo, y aprendías que si te caías, te hacías daño, así que procurabas no volver a caerte.

Los de mi generación no necesitábamos terapias psicomotrices, ya que estábamos todo el santo día en la calle. Lamíamos el hierro, mil veces pintado con pintura de plomo. Los charcos eran habituales bajo los columpios y toboganes, algunos con soldaduras rotas y hierros oxidados. Llegábamos a casa con las rodillas o codos completamente pelados. Aquellos parques eran lugares de culto a la Mercromina y al Linimento de Sloan (más conocido por el tío del bigote).

Hoy todo ha cambiado, ya no existe la pista de patinaje. Me dio pena ver ese estanque donde hacíamos navegar nuestros barcos y submarinos, ahora descuidado y lleno de plantas y matojos. ¿Dónde está el banco de los amores...? Aquel donde grabábamos el nombre de las chicas que nos gustaban. Aún recuerdo algunos nombres: Eva, Carlota, Patricia, Marta, Mercedes, nuestros primeros amores. ¿Qué habrá sido de aquellos columpios de hierro? Los que utilizábamos para las competiciones de saltos. ¿Y dónde están aquellos castillos laberínticos de tubos de colores? O ¿qué fue de los altos y empinados toboganes? Sin olvidarnos de las barras y anillas de gimnasia mmmm por no mencionar él sube y baja, aquel que si te descuidabas, te pegabas un buen culazo y estabas tres días sin poder sentarte jajajajaja.

¿Dónde han metido la bola tipo nave espacial con barra de bombero dentro? Aquella donde nos colgábamos y deslizábamos jugando a tocar y parar, etc. Es el progreso, dicen, y seguro que esta generación actual atesorara recuerdos y poderes educativos insondables. Pero yo recuerdo los míos porque eran míos, y aunque peligrosos, no los cambio por nada…

Artículo dedicado a todos mis amigos de la infancia con los que pasé grandes momentos en aquellos parques minados con trampas mortales, más conocidas por el nombre de columpios jajajajaja.





















2 comentarios:

  1. Auténticos columpios para valientes jejeje. Rudos, fuertes y chirriantes. Con el columpio me hice una herida en la cabeza que me tiró de espalda y me dieron cuatro puntos de sutura en la cabeza en la casa de socorro unos mese antes de hacer la comunión... y aquí estamos querido amigo, unos super vivientes de aúpa!

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    1. Totalmente de acuerdo, Juan Pedro. La cantidad de golpes que recibí en esas pistas americanas. Pero lo bueno es que nos levantábamos después de una buena caída, sacudíamos la ropa para quitarnos cualquier resto de tierra adherido, y aleeee!!! a correr como si aquí no hubiera pasado nada. Seguíamos haciendo el bruto, especialmente si había chicas como espectadoras, nada que ver con los niños de hoy jajajajaja

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