Hace ya
tiempo, me pasaron un artículo que me transportó al pasado, fue algo tan tierno
y entrañable y me sentí tan identificado, que pensé esto tengo que plasmarlo en
un post para nuestro blog y aquí está. Seguro que también muchos os sentiréis
identificados al igual que yo, pero antes de empezar quiero adelantar que este
post va dedicado a mis queridas abuelas "La abuelita Aurora y a la madre
Dolores" y muy especialmente a esta última, a mi abuela paterna con la que
viví mis primeros años de vida y de infancia, allí en el pueblo (Cantoría - Almería), y
también va dedicado a todas las abuelas del mundo mundial que se lo merezcan,
las mías sin duda alguna se lo merecían.
¿Por dónde
empezar con esta historia de abuelo cebolleta...? mmmm tengo algunas anécdotas
que me vienen que ni pintadas para este post, mis abuelas eran muy clásicas,
las típicas abuelas de pueblo, muy parecidas a la abuela del anuncio de
"Fabada Litoral" pero aún más tiernas y muy buenas cocineras, por
cierto, naaaaada de fabada en lata jajajaja.
Corrían los
años 70's, tiempos de emigración y mis padres, muy a su pesar, tuvieron que
subir a aquel tren que les llevaría a Barcelona junto a sus
esperanzas de una mejor vida que la que llevaban en el pueblo, una mejor
vida para ellos y para dársela a sus hijos. En aquel primer viaje marcharon
solos, pero cuando estuvieron bien situados volvieron al pueblo y se llevaron a
mis tres hermanos que eran mayores que yo, en mi caso mmmm pensaron que lo
mejor sería esperar un poco más hasta que tuviera edad para empezar la escuela,
y así fue, me quedé en el pueblo con mi abuela paterna, a la que todos
llamábamos "Madre Dolores" o simplemente "Madre".
Muchas veces
se me escapa una sonrisa como me está sucediendo ahora mientras escribo,
pensando en lo tremendo que yo era, las trastadas, las travesuras y la pobre
abuela siempre detrás de mí, tapándolas, cubriéndome en todo para que no me
castigaran, tiernos recuerdos de aquel tiempo que pasé junto a ella en el
pueblo, cuando se enfadaba conmigo, me decía te daré en el culo con la zapatilla,
pero aquella amenaza más que miedo me hacía reír. La abuela en vez de darme en
el culo con la parte dura de la zapatilla (con la suela) ella empleaba la parte
de arriba, la parte blanda de tela acolchada y esponjosa jajajaja qué mujer más
tierna, se me eriza la piel y se me ponen los pelillos de punta ante esos
cariñosos recuerdos de mi niñez con la "Madre".
Pues sí, más
de una vez me sacó los colores con algo que cariñosamente solía decir, que yo
fui el último que se meó en su falda o en su delantal, ella se refería con
aquel comentario, que yo fui el último que crió y que cuidó.
Fueron muchos
los que me dijeron que siempre que hablaba de mí se le llenaba la boca diciendo
cosas buenas de su nieto pequeño, algunos de aquellos comentarios en el círculo
familiar, se aceptaban bien y otros no tanto, ya que tenía muuuchos nietos,
biznietos y algún tataranieto y siempre surgía algunos celillos por parte de
alguna tía o de algún primo, etc. Y ante aquellas malas caras, la mujer siempre
respondía, y que puedo hacer, él es el nieto más pequeño, el último que se meó en
mi delantal... Ayyy!!! Aquellos delantales de la abuela, creo que ahora me
entenderéis el porqué de este post.
Recuerdo, que
ella solía pasar largas temporadas en mi casa, en casa de mis padres (en
Barcelona) sobre todo en los meses fríos de invierno. A principios de mes siempre me decía
"niño, ¿mañana me acompañarás al Banco para cobrar la pensión?" Y mi
respuesta, como siempre era afirmativa, yo sabía que cualquiera podía
acompañarla, alguno de mis hermanos mayores o mis padres, pero a ella le
gustaba que fuera yo, y yo como siempre encantado...
Imaginaos la escena mmmm mediados de los 80's, un Heavy de 1,85 m con una pelandrera por debajo de los hombros, vestido con cruzada de cuero, pantalón vaquero de pitillo, camperas de cowboy y con barba de tres días (si en la actualidad me cruzase conmigo mismo ufffff al verme con esa pinta, fijo que me cambio de acera sí o sí jajajaja), y a su lado una pequeñita abuelita de 1,50m andando orgullosa y sonriente junto a él agarrada de su brazo, una escena muy poco habitual, y ya no os digo nada cuando entrabamos al Banco, si el de la ventanilla era nuevo, siempre le preguntaba a la abuela "queeee Sra. Dolores, viene usted muy bien acompañada hoy" mientras el tipo de la ventanilla me miraba de soslayo, desconfiado y receloso y yo a él le miraba como perdonándole la vida jajajajaja un auténtico duelo de miradas, hasta que mi abuela le contestaba "¡pues claro, es mi nieto pequeño!".
Al salir del
Banco siempre me daba un billete de 100 ptas y me decía "esto para que te
compres un paquetillo de tabaco" (en aquellos años, no teníamos el
conocimiento ni la información que tenemos ahora de lo malo que es el tabaco).
Tremendas, cariñosas y entrañables situaciones, por no mencionar cuando la
madre (abuela) se ponía en plan casamentera hablándoles a las amigas que traía a
casa, ella ya les entraba diciéndoles que yo era muy buen chico y un buen
partido. 101% que la abuela me sacaba los colores jajajajaja.
Uno de mis
juegos preferidos con ella, era el de soltarle el delantal disimuladamente, un
abrazo un manotazo en el culo o si la pillaba despistada de espaldas, cualquier
situación era buena para soltarle la lazada del nudo del delantal, ya al rato
cuando se percataba de que lo llevaba sujeto solamente con el lazo del cuello y
que el de la cintura estaba suelto, ella hacía ver que se enfadaba, este
niñoooo ya me soltó la lanzada del mandil (así lo llamaba ella) Estoy muy
enfadada, eso lo decía en voz alta mientras me miraba y se le dibujaba una
cariñosa sonrisa de oreja a oreja, siempre siguiéndome el juego
uffffffffff Se me empañan las gafas
cuando recuerdo esas cosas y eso que no uso gafas... Por ese y otros motivos,
aquellos delantales son tan entrañables para mí y me traen tantos recuerdos y
estoy seguro de que serán recuerdos compartidos con muchos de vosotros,
¿verdad?
Es increíble
lo que puede evocar un simple delantal y el cariño que puede transmitir a
muchos de nosotros. Puede que pienses que tan solo se trata de una prenda de
cocina aburrida o incluso ridícula, que muy pocos están dispuestos a utilizar
hoy día; sin embargo, el delantal solía ser más importante de lo que te podrías
imaginar.
Dudo mucho
que nuestros hijos sepan lo que es un delantal multiusos. Antiguamente, era una
prenda indispensable para el ama de casa de cualquier familia. El uso principal
del típico delantal de abuela era el de proteger la prenda que vestían en ese
momento, debido a que solo se tenía unos cuantos vestidos y era menos doloroso
y mucho más fácil lavar los humildes delantales que los vestidos, pero además
de eso, también se utilizaban para otras muchas cosas.
Eran
increíblemente útiles en la cocina, se utilizaban como manoplas para coger los
recipientes aún calientes del horno o de los fogones, sin tener que estar con un paño de cocina
siempre a mano. Eran perfectos para secar las lágrimas de los más pequeños de
la casa y en algunas ocasiones, incluso eran utilizados para limpiar alguna que
otra oreja sucia o cuando alguien llegaba inesperadamente, era sorprendente la
rapidez con que el viejo delantal podía sacar el polvo de los muebles.
Desde el
gallinero, el delantal se utilizaba para llevar los huevos hasta la cocina.
Cuando venía alguien de visita, el infravalorado trozo de tela se convertía en
el lugar perfecto para que se escondiesen los niños más tímidos, y cuando hacía
frío, nuestras abuelas los utilizaban para resguardarse las manos, también
recuerdo a mi abuela delante de la chimenea agitando aquel viejo delantal que
oficiaba de fuelle improvisado y de ese modo avivando el fuego mientras me
contaba alguna misteriosa historia de aquellas que tanto me gustaban.
Aquellas
viejas prendas de cocina limpiaron y secaron muchas frentes llenas de sudor
después de pasar todo el día junto a los fogones. Las ramitas con las que se
encendían las chimeneas o estufas de leña también eran transportadas en
aquellas prendas tan útiles. Desde el huerto llevaron todo tipo de verduras y
frutas hasta la cocina. Cuando la mesa estaba preparada, nuestras abuelas
salían a la puerta y agitaban el delantal para que los hombres dejasen de
trabajar en el campo y supieran que la comida estaba lista.
Actualmente,
por el contrario, la nieta o nieto coloca la torta en el mismo lugar, pero mas
bien suele ser para que se descongele y emplea manoplas o guantes de silicona.
Pasarán largos años antes de que alguien invente un objeto que pueda reemplazar
aquel viejo delantal que tantas funciones cumplía.
Aunque quizás
ya no hay abuelas que tengan que proteger el vestido, dado que hoy hay muchos,
y tenemos lavadoras que lavan todo tipo de prendas, lavadoras, algunas de ellas incluso son inteligentes, para que laven mejor la ropa y al mismo tiempo que ahorren con programas ECO.
Los mangos de las sartenes o las asas de las cazuelas ya no queman, las caritas de los niños las lavamos con toallitas húmedas, de esas que dejan la piel suave, el fuego lo avivamos con un botón o una llave mmmm está todo más automatizado y el polvo lo quitamos con bayetas ecológicas que lo repelen, o eso dicen.
En recuerdo de mi abuela, hoy tengo colgado en mi cocina un "DELANTAL" que me recuerda a aquella persona tan querida y entrañable para mí y que tantas cosas fue capaz de hacer con aquel viejo delantal multiusos jejejejeje.
Algunas de las imágenes fueron recopiladas y extraídas de internet, desconozco su procedencia. Los créditos a quien correspondan. Gracias.
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