Hace unos días, hablando con unos amigos sobre las colecciones de "Matutano" pensé: Tengo que hablar de aquella colección que tanto me marcó, una colección que me gustaba con locura, pero que me dejó un recuerdo con cierto sabor agridulce que hoy os contaré en forma de historia de abuelo cebolleta.
Corría finales de los 70's si la memoria no me
traiciona, un día soleado y primaveral que pronto se oscureció para mí.
Recuerdo que me levanté de la cama muy contento para ir a la escuela, pensaba:
Ya tengo el décimo anillo, ayer lo conseguí en una bolsa de patatas. Un anillo
por cada dedo de la mano,10 dedos, 10 anillos, anda que no iré chulo al cole
con las manos enjoyadas. Seguro que pensaría eso o algo por el estilo jajajaja.
Trascurría la mañana y todo bien, lo único, que la
Señorita Pepita me hizo quitar tales joyas, por motivos de distracción de mis
compañeros (todos querían ver aquellos anillos con cabeza de monstruo y yo
súper orgulloso).
Llegaron las 12 h del mediodía y los que no se
quedaban en el comedor marcharon a casa (ese no era mi caso, yo era de los que
me quedaba a comer en el colegio). Fuimos a jugar al patio, hasta la hora de
comer, al rato de estar jugando, recordé ¡MIS ANILLOS! Los dejé en el cajón del
pupitre, será mejor que vaya a buscarlos, a veces se oye que desaparecen
cosas...
Me encaminé a buscar mis anillos, tomé un atajo
pasando por el patio de los pequeños, que estaba al lado de mi clase y observé
a uno de aquellos enanos mmmm por no decir orco, con un par de anillos con
cabeza de monstruo… a ver, a ver, ¿me los enseñas? Los miré y pensé: ¡ah! Ya
los tengo. No di ni un paso cuando me crucé con otro enano, este también
llevaba un anillo que me era familiar. Empecé a mirar a mí alrededor,
percatándome que más de uno de aquellos niños tenían anillos del terror y qué
casualidad, justamente eran como los míos... ¡AY! Me dio un vuelco el corazón y
un escalofrío me recorrió todo el cuerpo…
Pensé, no puede ser tanta casualidad ¡NO PUEDE SER...!
Salí corriendo hacia mi clase, al llegar a mi mesa miré y miré en el pupitre,
mientras unas gotas de sudor frío caían por mi frente... Allí no quedaba ni un
solo anillo, aquellos enanos ¡ORCOS! me los habían robado.
En menos que canta un gallo me planté en el patio de
los diminutos, decidido y dispuesto a recuperar lo que era mío… "MI
TESOROOO…" jejejeje. Cogí a uno de aquellos enanos y le quite el anillo,
cogí a otro y le quite 3, dejándolos llorando, empecé a recuperar mis anillos y
ya cuando estaba a punto de conseguir el décimo y último anillo del terror,
escuché una voz a mi espalda que me gritaba: ¿No te da vergüenza?. Era Doña
Dolores, si, si, ¡DOLORES DE BARRIGA LE TENÍA QUE HABER DADO AQUEL DÍA! Aquella
profesora me tenía tirria desde que calenté a su hijo, por acordarse con malas
formas de mi santa madre… Doña Dolores me cogió de la oreja, y me quitó todos
los anillos que había recuperado ¡MIS ANILLOS! Dándoselos otra vez a los
enanos, a aquella jauría de pequeños Gollums, chillones y rateros.
Mil veces le dije que estaba equivocada, que aquellos
anillos eran míos y ella me contestó mil veces copia "no le quitaré los
juguetes a los más pequeños". Aquel día fue muy triste para mí, me sentí
con una gran impotencia, aquella profesora no creía lo que yo le decía y
tampoco podía explicárselo a mis padres, porque si no se enfadarían conmigo por
haber llevado juguetes a escondidas de ellos a la escuela, tuve que resignarme
a la fuerza, aunque nunca olvidé aquella injusticia que se cometió conmigo.
Pasaron los meses, la señorita Dolores o Doña Dolores
(le gustaba más lo de Doña mmmm yo de nombre le hubiera puesto Urraca) se
compró un flamante coche nuevo, si no recuerdo mal, era un "SEAT 127"
de color crema y su gran error fue pavonearse por los alrededores del colegio,
con el nuevo coche. Varios alumnos le tenían muchas ganas, era una bruja que
cambió la escoba por el 127.
Un buen día llegaron unos chismorreos a nuestros
oídos, no se hablaba de otra cosa y me enteré, que dentro del nuevo coche de
Doña Dolores, encontraron un dardo de color verde, pregunté: ¿Cuál es el
problema? Seguro que el idiota de su hijo lo habrá dejado dentro. Pero la cosa
parecía algo más complicada, me dijeron: está dentro del coche, porque ha
atravesado la luna delantera del vehículo mientras estaba aparcado… Pensé: Se
lo merecía, por chula prepotente, dictadora y bruja. Aún hoy día siendo un
delito más que prescrito, nunca encontraron al culpable, o puede que fuera la
maldición de los anillos del terror, ¿NO?
¡Ah! Por cierto, en otra ocasión hablaremos de dardos,
yo fui un gran aficionado por aquellos días y en casa de mis padres aún
conservo una antigua diana y un par de juegos de dardos (3 rojos y 3 verdes…).
Es curioso, ahora que recuerdo, me parece que uno de los juegos de dardos está
incompleto, falta "1 DARDO VERDE" mmmm como decía la
"Bombi" en aquel querido y recordado programa concurso Un, Dos, Tres
¿Por qué seeerá…? Jajajaja.
Cada vez que veo la película de "El Señor de los
Anillos" se me escapa alguna lagrimilla, recordando mi colección de
anillos del terror de Matutano, expropiada injustamente… Pero para quitarme la
penita, no hay nada mejor que jugar una buena partida de dardos, aunque solo
sea con 5 dardos "3 ROJOS Y 2 VERDES"
Este relato o historia de abuelo cebolleta, vivida en
primera persona es completamente verídica, no tiene nada que ver con cualquier
parecido de película alguna, aunque añadiera algún guiño que pueda tener
relación… jejejeje
Deseo expresar mis más sinceros, cariñosos y profundos
agradecimientos con miiiiiles de besos a la que es mi verdadero tesoro, a mi
hija que fue la que hizo de modelo y posó para este post, con las manos
enjoyadas de anillos del terror de Matutano, ya que a mi uffffff apenas me
entraban en los dedos, seguramente los anillos se encogieron con los años
jajajajaja.
ANILLOS DEL TERROR DE MATUTANO 1ª PARTE. CÓMO IDENTIFICARLOS
Hahaha .... el Karma nos recoge a tod@s
ResponderEliminarY si ese no fuera el caso mmmm en un momento dado al Karma se le podría dar un pequeño empujón para agilizar las cosas jajajaja
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