COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR Yo también lo tuve! Nostalgia y Recuerdos de los años 60 - 70 - 80 - 90's: LA CASA DE HEIDI EN MAS ALTABA (GERONA)

sábado, 13 de diciembre de 2025

LA CASA DE HEIDI EN MAS ALTABA (GERONA)

Antes de que finalice este 2025, quiero dedicar un pequeño homenaje a Heidi, la niña de los Alpes, que este año celebro nada menos que 50 años de su estreno en España. Desde su llegada a nuestras pantallas de tv en 1975, Heidi no solo conquistó a niños y niñas, sino que logró algo poco frecuente en la historia de la televisión: reunir a familias enteras frente al televisor. Padres, abuelos y pequeños compartían cada tarde risas, lágrimas y aventuras en los Alpes suizos, acompañando a Heidi, Pedro, Clara y el entrañable Abuelo en sus peripecias.

El impacto de la serie fue tal que pronto trascendió la pantalla. En plena euforia urbanística de los años 70's en Cataluña, muchas promociones inmobiliarias recurrieron a ideas creativas y a veces extravagantes para atraer compradores. Un ejemplo famoso fue la urbanización Mas del Plata, en Tarragona, que en 1978 levantó una imponente estatua de Mazinger Z como reclamo. Pero dos años antes, en 1976, otra urbanización encontró su propio modo de aprovechar el fenómeno cultural: Mas Altaba, en Massanet de la Selva (Gerona), creó una cabaña alpina habitada por figuras de Heidi y sus amigos a tamaño real.

La elección no fue casual. Heidi había aterrizado en España un año después de su estreno en Japón, y su popularidad era ya enorme. Para los promotores de Mas Altaba, la casita tematizada ofrecía un doble beneficio: dotaba a la urbanización de un carácter distintivo y, al mismo tiempo, atraía visitantes curiosos que se convertían en potenciales compradores. Durante algún tiempo, la cabaña y sus esculturas fueron la atracción más fotografiada de la zona, un pequeño parque temático improvisado que despertaba sonrisas en grandes y pequeños.

Incluso personajes conocidos del mundo artístico quisieron conocer aquel rincón tan singular. El cantante Tony Ronald, por ejemplo, visitó la casita junto a su familia, y la prensa de la época documentó aquel momento con fotos en las que se les veía contemplando las figuras, posando junto a Heidi y el Abuelo, y paseando alrededor de la cabaña. Las esculturas habían sido realizadas por el escultor cordobés Álvarez, el mismo artista que más tarde colaboraría en la creación del Mazinger Z de Tarragona.

Sobre la historia de Mazinger Z ya realicé un artículo detallado con algunas actualizaciones; aquí os dejo el enlace: MAZINGER Z EN MAS DEL PLATA.

Por cierto, no solo Mazinger estuvo presente como icono en aquella época; junto a él también se exhibieron las esculturas del entrañable Marco y las de Peppino con su troupe, es decir, Fiorella y el resto de la familia, acompañados de su característica tartana. Estas figuras, al igual que Mazinger, formaban parte de aquella curiosa tradición de urbanizaciones que recurrían a personajes populares para atraer visitantes y compradores, creando un pequeño parque con estas figuras en pleno espacio residencial.

Sin embargo, a diferencia del robot gigante que se convertiría en un icono cultural, la cabaña de Heidi no logró sobrevivir al paso del tiempo. Con los años, las figuras desaparecieron y la casita fue desmontada; hoy solo queda un modesto cartel conmemorativo que recuerda la curiosa iniciativa. Aun así, la memoria colectiva de Mas Altaba y sus vecinos ha mantenido viva aquella entrañable historia. Fotografías de archivo, recuerdos de visitantes y comentarios en redes sociales ayudan a reconstruir la magia de un pequeño rincón alpino en plena Selva, donde la fantasía infantil se mezclaba con la promoción inmobiliaria.

El contraste con la historia de Mazinger Z es evidente. La estatua gigante, erigida como un simple recurso comercial, sobrevivió a los cambios urbanísticos y al abandono. Con más de diez metros de altura, construida en fibra y metal, se mantuvo firme en la entrada de Mas del Plata, convirtiéndose en un auténtico símbolo generacional. Restaurada en varias ocasiones, la estatua ahora se rodea de una plaza con zonas de descanso y juegos infantiles, y sigue recibiendo a fans del manga, excursionistas y curiosos que buscan rememorar su infancia. Lo que nació como una estrategia de marketing se transformó en un referente cultural duradero, mientras que la casa de Heidi quedó como un encantador recuerdo efímero.

Aun así, la historia de Mas Altaba no deja de ser un ejemplo fascinante de cómo la cultura popular japonesa llegó a Cataluña mucho antes de que el anime se convirtiera en un fenómeno global. La serie Heidi, producida por Zuiyo Eizo y dirigida por Isao Takahata con diseños de Hayao Miyazaki, ofrecía un retrato bucólico y emocional de la infancia que conectaba profundamente con el público español de los años 70's. La urbanización, recién edificada gracias a la apertura de nuevas vías de comunicación como la autopista AP-7, aprovechó ese vínculo cultural para dotar a su proyecto de un carácter reconocible y entrañable.

Durante aquel tiempo, Mas Altaba se convirtió en un espacio donde los vecinos y visitantes podían interactuar con la fantasía de la serie. La cabaña y las figuras de Heidi, Pedro, Clara, el Abuelo y Niebla, evocaban un pequeño universo alpino en plena comarca gerundense. Para muchos, la experiencia de visitar el lugar se convirtió en un recuerdo imborrable, un fragmento de infancia compartida que trascendía la mera promoción inmobiliaria.

Con el paso de los años, la función y la fisonomía de la urbanización cambiaron. Lo que inicialmente fueron casas de segunda residencia comenzó a transformarse en residencias habituales, y algunos elementos originales, incluida la casita de Heidi, fueron desapareciendo o perdiendo su función. Aun así, la memoria afectiva de la comunidad ha logrado mantener vivo el espíritu de aquel proyecto, un ejemplo de cómo pequeños detalles pueden marcar generaciones y convertirse en símbolos sentimentales locales.

50 años después del estreno de Heidi en España, podemos mirar atrás y celebrar la manera en que la serie logró algo que muy pocas producciones han conseguido: unir a toda la familia frente a una pantalla y, al mismo tiempo, inspirar iniciativas tan creativas como la cabaña alpina de Mas Altaba. La nostalgia que despierta esta historia nos recuerda que la cultura popular no solo entretiene, sino que también puede convertirse en un vínculo emocional entre generaciones y en un legado de identidad local.

La casa de Heidi de Mas Altaba, aunque ya no exista físicamente, sigue siendo un símbolo entrañable de los años 70's en Cataluña, un recordatorio de la infancia compartida, de la creatividad urbanística de la época y de cómo la televisión y la fantasía infantil podían transformar espacios cotidianos en lugares mágicos. Mientras que Mazinger Z permanece imponente como icono cultural, Heidi vive en la memoria de todos aquellos que, por un momento, pudieron pasear por los Alpes sin salir de la Selva.

Algunas de las imágenes incluidas en este contenido no son de mi propiedad y han sido recopiladas de internet. Se utilizan con fines informativos y de difusión cultural. Todos los créditos y derechos corresponden a sus autores originales.
















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