COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR YO TAMBIÉN LO TUVE! NOSTALGIA Y RECUERDOS DE LOS AÑOS 60 - 70 - 80 - 90's: EL RELOJ DE BUCEO QUE MURIÓ AHOGADO

sábado, 27 de julio de 2024

EL RELOJ DE BUCEO QUE MURIÓ AHOGADO

Cada vez que miro esta panoplia de relojes de buceo, me trae a la memoria una de mis travesuras mejor guardadas y que hoy confesaré.

Mi hermano Rafa era un apasionado seguidor de la tecnología más novedosa y desarrollada de la época, es decir, de la tecnología punta de aquellos años: luces de psicodélicos colores en plan discoteca colgando del techo de su dormitorio, equipos de música, proyectores de cine, teléfonos inalámbricos, relojes y cualquier aparato que saliera nuevo o que fuera novedad en aquellos años 70's y 80's. Se podía permitir esos caprichos, y caprichoso era un rato largo, aunque a mí no me disgustaba, todo lo contrario, como podremos leer más adelante, jejejejeje.

Mi hermano trabajaba de panadero, hacía el pan por la noche y dormía profundamente durante el día. Mientras el sol bañaba la casa y el aroma del pan recién hecho que traía de madrugada aún flotaba en el aire, Rafa descansaba tras una noche entera de trabajo en la panadería, y ese era mi gran momento, el momento perfecto para mis travesuras, aunque la mayoría de las veces para nada eran intencionadas, os lo aseguro.

Corrían los años 70's, los mediados para ser más exactos, cuando Rafa se compró un reloj que, para mí, era la cúspide de la elegancia y el misterio. Era un reloj de buceo retroiluminado, un reloj deportivo con un aire militar, y, según decía mi hermano, era de fabricación rusa. Supongo que lo decía por la pequeña estrella roja que tenía la aguja del segundero en su punta. La correa del reloj, mmmm, rectifico, no era una correa, era un brazalete tipo Rally de acero inoxidable (muy, pero que muy parecido a los de esta panoplia de relojes Hedi tan bonitos que os enseño). Era una chulada, pero él siempre se quejaba de que le tiraba de los pelillos de la muñeca, y eso solía despertarlo. Por eso, antes de caer en los brazos de Morfeo, lo dejaba con cuidado encima de la mesita de noche y... ZzzZzzzZ.

Para mí, aquel reloj era más que un simple objeto: era una puerta a una aventura submarina. Cada vez que tenía la oportunidad, me deslizaba silenciosamente en su habitación, tratando de no hacer ni el más mínimo ruido. Mi corazón solía latir con fuerza mientras alargaba la mano hacia el reloj. "Es solo un préstamo, lo devolveré en un ratito, en cuanto termine de jugar", me decía a mí mismo, mientras lo agarraba y corría hacia el baño.

En el baño, me montaba mis propias películas de aventuras. Me ponía el reloj en la muñeca y sumergía mi mano en la pica del lavabo, y con la otra mano agarraba a mi Madelman hombre rana, y a bucear. Imaginaba que estaba en una misión submarina. "Eeeeh, amigo, ¿cuánto tiempo tenemos de oxígeno en las botellas?", me preguntaba en voz alta mi amigo Madelman (que tenía el don de poder hablar debajo del agua, jejejeje). "Nos queda poco, debemos darnos prisa y encontrar el tesoro sumergido", le contestaba yo mirando el reloj... ¡Qué pedazo de imaginarias aventuras submarinas, luchando contra tiburones o pulpos gigantes y explorando barcos hundidos!

Todo iba bien hasta que un día mi curiosidad, como siempre, me llevó un paso más allá. Me dio por toquetear la corona del reloj y el anillo numérico que llevaba alrededor de la esfera. Había escuchado alguna vez que no se debía hacer eso con los relojes sumergibles, pero la tentación era demasiado grande. Giré la corona y jugueteé con el anillo mientras el reloj estaba sumergido. Fue emocionante, hasta que noté algo extraño. Una burbuja de aire se formó bajo el cristal del reloj y luego, una pequeña gota de agua se coló dentro de la esfera.

Sentí un frío recorrerme la espalda. Saqué rápidamente el reloj del agua y lo sequé como pude, pero el daño ya estaba hecho. El reloj dejó de funcionar, y yo supe que había metido la pata hasta el fondo. Nunca mejor dicho, con eso del fondo, allí me cargué aquel reloj tan chulo en el fondo del mar; mmmm, perdón, quiero decir, en el fondo de la pica del lavabo.

Durante días, intenté comportarme con normalidad. Rafa notó que el reloj ya no funcionaba y se preguntó qué había pasado. "¿Cómo puede haber agua dentro?", se preguntaba en voz alta, pero nunca llegó a descubrir la verdad. Yo permanecí callado, sintiéndome culpable y asustado. ¿Y si Rafa descubría que había sido yo? Sin embargo, parecía que el diablo se puso de mi parte y desvió la atención de mi hermano y del misterioso suceso, gracias a un anuncio de otro reloj, este japonés y que vio en la tele. Mmmm, por cierto, ¿recordáis aquellos anuncios de los karatecas del reloj Orient? Unos con katanas y otros partiendo tablas de madera con la mano y gritando a la vez que atacaban ¡ORIENT!. Aquel reloj parecía que les daba poder. mmmm, pues tengo que deciros que todo mentira, ni fuerza ni poder. Rafa se compró un Orient y, bueno, ya podéis imaginaros que yo quise ver si aquellos relojes daban fuerza y... Pero eso es otra historia jejejejeje.

Pasaron los años, y aunque mi hermano sospechaba que yo tenía algo que ver con la misteriosa avería de su reloj de buceo, nunca tuvo pruebas. La vida siguió adelante, y aquel incidente se convirtió en un secreto bien guardado, un recuerdo que ocasionalmente vuelve a mi mente, sobre todo cuando veo algún reloj similar, y más si va acompañado de un brazalete tipo Rally, que tan de moda estaba en los 70, o cuando veo este colorido blíster con relojes de buceo de mi colección de "EL BAÚL DE HAL". Sin poder evitarlo, me provoca una mezcla de nostalgia y remordimiento, pero también una pícara sonrisa que intento controlar para que no se convierta en carcajada.

Hoy, después de tantos años, me decido y lo confieso por primera vez. Rafa, si estás leyendo esto, te pido perdón. Tus sospechas eran ciertas. Fui yo quien, en mi afán de aventuras submarinas, se cargó aquel reloj tan querido por ti. Lo siento mucho, de verdad, hermano.

Mirando atrás, me doy cuenta de cuánto significaba aquel reloj para ti y de lo imprudente que fui. Pero también recuerdo con cariño esas travesuras, esos días de inocencia y fantasía. Esos momentos formaron parte de mi infancia y, aunque más de uno me llevó a pequeños desastres, también me enseñaron sobre la responsabilidad y el respeto por las cosas ajenas.

Rafa, mea culpa. Espero que puedas perdonarme y que recordemos juntos aquellos días, riéndonos de aquellas travesuras de niños que solo buscaban un poco de emoción en su día a día.

¡Salud por aquellas aventuras pasadas y las historias que aún nos quedan por vivir y contar! jejejejejeje. 





2 comentarios:

  1. Pero que paciencia tuvieron contigo, jejeje. Como te gustaba experimentar. La panoplia de Hedi nunca vista. muy majos los relojes.

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    1. La paciencia fue clave, ¡no sé cómo me aguantaron! Esa tan solo fue una de mis muuuuchas travesuras jajajajaja me alegra muchísimo que te gusten maestro Akela. Besos y abrazos!!!

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