En 2012 escribí un artículo para la vieja página de Facebook "Yo también lo tuve!". Fue sobre un entrañable ícono de las viejas barberías que me fascinaba cuando era niño. Hoy, después de 12 años, he querido volver a escribir sobre ello, o mejor dicho, recordarlo y actualizar algunas cosas para ver cómo las modas tienen el poder de resucitar elementos olvidados, como son los estilos de ropa, íconos, símbolos, música o arte que fueron populares en el pasado y que a menudo regresan inesperadamente reinterpretados, mostrando cómo la cultura y el gusto público son cíclicos y cambiantes. Este fenómeno demuestra cómo la nostalgia y la reinterpretación constante son parte integral de la evolución cultural.
Podríamos empezar diciendo que en la última década surgió con fuerza una subcultura que transformó el paisaje urbano y revalorizó lo antiguo: los hipsters. Estos jóvenes bohemios se distinguen por su pasión por lo vintage y una estética cuidadosamente seleccionada que incluye barbas y bigotes con un estilo muy retro.
Los hipsters no solo han dejado huella en la moda y el diseño, sino que también han desempeñado un papel crucial en la revitalización de ciertas tradiciones y prácticas. Un ejemplo notable es el renacimiento de las barberías clásicas y, con ellas, el icónico Barber Pole: ese cilindro giratorio con rayas de colores que antiguamente señalaba la presencia de un barbero.
El interés de los hipsters por lo auténtico y lo artesanal ha impulsado la apertura de numerosas barberías que imitan el estilo de décadas pasadas. Estos establecimientos no solo ofrecen cortes de cabello y afeitados clásicos, sino que también han reintroducido el Barber Pole como símbolo de su compromiso con la tradición. Las fachadas de estas nuevas y renovadas barberías ahora lucen orgullosamente estos luminosos cilindros, atrayendo a una clientela que busca una experiencia más auténtica y personal.
Parte integral del estilo hipster es el cuidado meticuloso de barbas y bigotes, evocando tiempos pasados. Este retorno al cuidado masculino tradicional ha convertido el servicio de barbería en una necesidad más que en una simple moda. Los hipsters han transformado el simple acto de cortarse el pelo y afeitarse en un ritual estético y social, donde la calidad y el detalle son primordiales.
El renacimiento de las barberías y la popularidad del Barber Pole no solo reflejan una moda pasajera, sino un cambio más profundo en la forma en que los jóvenes ven el consumo y la autenticidad. Los hipsters han demostrado que lo vintage y lo retro pueden ser no solo un estilo, sino también una forma de vida que valora la calidad, la historia y la artesanía. Gracias a estas modas e influencias, hemos presenciado un resurgimiento de las barberías tradicionales y una revalorización de símbolos clásicos como el Barber Pole. Esta subcultura ha logrado fusionar lo antiguo con lo moderno, creando una tendencia que celebra lo mejor de ambos mundos.
Y ahora sí, después de esta pequeña explicación, vamos con el viejo post mencionado, espero que os guste.
Si os digo Barber Pole... ¿Os suena? Barber Pole, antiguo símbolo de peluquería y barbería. Los postes de barbero han sido un símbolo icónico de este oficio durante siglos, identificable en todos los continentes y algo que desde muy pequeño me atrajo. Recuerdo cuando era niño, en mi barrio había una barbería con un colorido poste girando día y noche. Mi mente infantil imaginaba que aquel poste estaba fabricado de rico caramelo, como los dulces gallaos de las ferias, pero no fue hasta que crecí y decidí saciar mi curiosidad que supe el significado de ese curioso símbolo que tanto atraía mi atención. Estoy seguro de que más de uno se ha preguntado el porqué de este símbolo, que tantas barberías tenían en sus puertas, sobre todo en décadas pasadas.
La curiosa historia de los cirujanos-barberos y los colores de sus postes de barbería: quizás ahora no se vean demasiado debido a las franquicias, pero se siguen manteniendo en algunas barberías de barrios. Incluso en algunos lugares se ha vuelto a la tradición de instalar en las fachadas de algunas peluquerías unos coloridos postes que esconden una curiosa historia.
Hace unos cuantos siglos, a finales del siglo XIII, existía una peculiar profesión: la de cirujano-barbero, cuya labor era de lo más dispar. Igual cortaban la barba y el pelo que hacían sangrías, extraían muelas o blanqueaban los dientes con aguafuerte. Este oficio surgió por las disputas entre los gremios de cirujanos y barberos, ya que los primeros eran personas con estudios. Pero además de cobrar más, los barberos eran más solicitados por la diversidad de servicios que prestaban, y muchos contaban con la confianza de nobles a los que prestaban sus servicios, y que no creían demasiado en la medicina de aquella época.
Algunos de estos barberos se dejaban aconsejar o incluso estaban acompañados en su aprendizaje por un cirujano, pero la mayoría heredaba el oficio de sus padres, quienes a su vez tampoco tenían demasiados conocimientos, lo cual en muchos casos acababa en desastre y era peor el remedio que la enfermedad.
Por ejemplo, en aquellos años los cirujanos-barberos solían remediar un dolor de cabeza con una trepanación, pues pensaban que cortar un trozo de cráneo aliviaba la presión sobre el cerebro, causante del dolor de cabeza e incluso curaba la locura. Imaginaros el riesgo de tener migrañas en esa época, jajajajaja… En la primavera era común que la gente acudiera a hacerse una sangría, pues se creía que sacando el exceso de sangre, se equilibraban los humores del cuerpo y se era más resistente ante las enfermedades.
Millones de sanguijuelas eran usadas para este fin, pero la mayoría usaba un método más drástico. Se sumergía el brazo del paciente en agua caliente para que las venas resaltaran y poderlas ver mejor. Luego, el paciente se agarraba con fuerza a un poste donde las venas se hinchaban, y el barbero hacía una incisión en la vena elegida (cada una era asociada a un órgano) para que la sangre brotara y cayera en un recipiente que hacía las veces de medidor de la cantidad de sangre extraída, llamado sangradera.
Cuando los cirujanos-barberos que tenían prestigio y no eran ambulantes se establecían en un local, adoptaron como símbolo para colocar en sus puertas un cartel con una mano levantada de la que chorreaba sangre que caía en la sangradera. Los barberos solían colocar en un poste situado en el exterior las vendas y gasas que usaban en sus trabajos (a modo de los tradicionales toalleros de barra), diferenciando para ello un palo rojo para las usadas y manchadas de sangre y otro de color blanco para las limpias, para que el aire y sol las secaran.
A veces, el efecto del aire daba a esas gasas en el palo un deslizamiento característico de forma helicoidal, y de ahí es que se decidió por el gremio cambiar el reclamo de sus fachadas. En lugar de la mano chorreando sangre (algo muy "heavy", jejejeje), colocaron el poste blanco y rojo que era más discreto para señalizar su establecimiento, símbolo que con el tiempo se adoptó como el peculiar identificador de las antiguas barberías. Un símbolo muy útil en épocas en las que el analfabetismo era mayoritario y suponía un perfecto reclamo para el pueblo llano, ya que se podía interpretar como que la franja roja representaba la sangre, mientras que la blanca simbolizaba los vendajes utilizados para tapar las heridas o bien el palo donde se tendían.
Algunos os preguntaréis, ¿y el color azul de dónde sale? Aunque no resulta muy creíble, parece que por razones de patriotismo, en Francia se añadió el azul en homenaje al color de su bandera y posteriormente se exportó a EE. UU., cuyos colores de bandera también eran blanco, azul y rojo. No obstante, existe otra versión más fiable que explico al final de este artículo sobre la aparición del color azul en los postes de barberos. Algunas barras más antiguas que se conservan solo tienen dos colores: el rojo y el blanco (los primigenios).
A finales del siglo XIX, en la mayoría de ciudades, la presión de los cirujanos consiguió que los barberos lograran por separado un gremio independiente, y a pesar de ello conservaron el famoso poste que hoy en día seguimos viendo en algunas barberías y también en alguna peluquería que está rescatando este símbolo. Algunos de estos postes incluyen el color azul (que ya mencionamos anteriormente). Investigando un poco más sobre este azulado asunto, jejejeje, he encontrado otra versión sobre el tema del color azul en el poste de barbero (está para mí más creíble y que nada tiene que ver con cuestiones patrióticas y banderas).
Cuenta que en la Inglaterra del año 1745 hubo una escisión en el Venerable Gremio de Barberos (fundado en 1308), creándose la Sociedad de Cirujanos, para finalmente convertirse en 1800 en el Real Colegio de Cirujanos. La separación de ambas profesiones derivó también en la obligación de definir sus símbolos, quedando el rojo y blanco para el recién creado Colegio de Cirujanos y sus miembros, y añadiéndose el color azul para los barberos, cuyas funciones laborales se empezaron a limitar a las recientemente más conocidas por nuestras últimas generaciones.
El término "Barber Pole" también se usa para identificar los moleteados de ciertos mangos de maquinillas de afeitar que, por la similitud helicoidal de su mecanizado, se inspiraron en el popular poste de barbero. Como curiosidad, en algunos países de Asia, este poste no indica exactamente un lugar donde afeitarse, sino un prostíbulo, así que si vais a Asia y tenéis que cortaros el pelo, cuidado en donde os metéis, mmmm ¡a no ser que queráis corte de pelo con final feliz!
Siempre me ha atraído se poste, sobre todo cuando gira era hipnótico.
ResponderEliminarTienes razón, hermano. Ver el movimiento del sinfín de esas rayas de colores en esos postes de barbero es realmente hipnótico. La forma en que gira suavemente, muestra una danza de tonos rojos, blancos y azules y tiene un efecto hipnótico que atrapa la mirada, sumergiéndote en una sensación de calma y nostalgia.
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