Lo recuerdo como si fuera ayer, mis primeros años de vida transcurrieron en un pequeño pueblecito de Almería, en Cantoria para ser exactos, mientras mis padres emigraron a Barcelona para alcanzar una vida mejor que la que podían tener en el pueblo. Al poco tiempo, cuando ya estaban instalados y con trabajo, vinieron a buscar a mis tres hermanos, pero yo, siendo el más pequeño con ni tan siquiera edad escolar, decidieron muy a su pesar dejarme en casa de la abuela (a la que toda la familia llamábamos madre) durante un tiempecito más, como conté en el post de "EL DELANTAL DE LA ABUELA". Mis padres cada poco tiempo enviaban algún paquete, con ropa, algún juguete, dinero o cualquier cosa que se pudiera necesitar.
Hubo una carta en uno de aquellos envíos en que mi madre le pedía a la abuela que por favor me apuntara a la escuela para que cuando me llevaran a Barcelona ya supiera lo que era ir al colegio para aprender y estudiar mmmm muy pronto quería mi madre que me apuntaran al colegio, la pobre estaba loca porque tuviera la edad escolar y traerme a Barcelona para poder estar toda la familia juntos, aunque por mucho que mi abuela me apuntara a la escuela del pueblo eso no iba a adelantar mi edad escolar para que me aceptaran en el colegio de la nueva ciudad que me esperaba con los brazos abiertos jejejeje.
Mi abuela a regañadientes no paraba de decir "pero si aún es muy pequeño, como voy a apuntarlo a la escuela". Habló con los maestros y sí, me aceptaron en aquella pequeña clase, supongo que sería algún tipo de párvulos, guardería o algo así, lo que sí recuerdo a la perfección es de que aquella clase no estaba en lo que realmente era el recinto escolar, esta clase estaba en el ayuntamiento, nada más entrar primera puerta a la izquierda y allí había una sala llena de pupitres escolares y según mi recuerdo con niños de diferentes edades, algunos a los que ya conocía del barrio y a otros no tanto.
Aquella mañana me desperté muy contento, iría a la escuela como los niños grandes, como mis hermanos en Barcelona, y lo mejor de todo es que mi abuela me compró en el estanco de Andrés, un cuaderno, un lápiz con las tablas de multiplicar, un sacapuntas redondo, una caja de 6 lápices de colores con aquella ilustración tan chula a lo Cid Campeador saliendo de Castilla y una goma Milan de la que aún recuerdo hasta su color y su numeración, una Milan verde - 430 (por cierto, de este modelo de goma y de color en particular prontito prepararé un post mmmm ya entenderéis el porqué, seguro que algunos ya imaginaréis el motivo).
Pues eso, aquella mañana yo ya estaba preparado o eso creía yo jajajaja preparado para la vida escolar. Al entrar a clase todos contentos y riendo, hablando y eligiendo sitio para sentarnos al lado de algún amiguito, todo bien hasta que entró aquel profesor regla en mano que empuñaba como si fuera una espada y eso la verdad que atemorizó a más de un niño, sobre todo a los pequeños, yo incluido y aún más cuando gritó ¡SILENCIOOooOO! Uffffff poca broma con aquellos profesores setenteros de la vieja escuela.
No pasaba el tiempo ni queriendo, todos estábamos deseando de que llegara la hora del recreo y poder respirar un rato tranquilos sin que aquel gladiador con espada en mano, perdón, quiero decir profesor con regla en mano, nos atemorizase al menos durante ese rato en el recreo, que por cierto era en la plazoleta de la iglesia, al ladito del ayuntamiento.
Y con paciencia por fin llego la hora, por fin seriamos libres durante un rato... Todos sacaron sus bolsitas de tela donde llevaban sus cositas de comer mmmm "pero, un momento, ¿y mi bolsa? Lo que me faltaba, me la dejé en casa" y en el mismo momento que pensaba en aquel fatídico despiste escuché como alguien a mi espalda me llamaba, era mi abuela (la madre) haciéndome señas al otro lado de una pequeña barandilla que separaba la plaza de la iglesia de la calle, con la mano me hacía señas para que me acercara, me dijo que me había dejado el desayuno y que me traía galletas (supongo que serían galletas María o similares, recuerdo que eran redondas) y un trozo de tableta de chocolate (ese fue visto y no visto, tal y como llego a mis manos fue a parar a mi boca jejejeje).
La abuela me preguntó qué tal la escuela y ahí fue cuando estallé en llantos. "Madre, no quiero estar aquí, el maestro me da miedo, si te portas mal te pega con la regla, no quiero estar aquiiiiii quiero irme a casa". Mi abuela, con cara de estar molesta, pero no conmigo, me tendió la mano por encima de la pequeña barandilla, cogió la mía y me dijo "SALTA". Así se terminó mi primer día de escuela o mejor dicho mis primeras horas jajajaja.
Supongo que después mi abuela hablaría con el profesor para que no me echara de menos y para que me borrase de sus clases, lo que sí recuerdo muy claramente es que mientras íbamos caminando dirección a casa la pobre mujer iba refunfuñando "si ya lo decía yo, aún es demasiado pequeño para la escuela, cuando se lo lleven a Barcelona que se encargue su madre de apuntarlo al colegio, que para entonces ya tendrá la edad para empezar la escuela".
Y así fue, un año después ya vivía en Barcelona y cada día, me gustará o no, me llevaban a la escuela para aprender a leer y a escribir y convertirme en un hombre de provecho, como solía decirme mi querida madre (mamá), y en aquel mismo colegio "Escuela Parroquial Purísima Concepción", completé mis 8 cursos de la EGB y alguno de párvulos.
Ya podrás imaginar que de aquel primer día de escuela en el pueblo, guardo pocos recuerdos agradables, aparte de aquella fuga en la que tuve como cómplice a mi tierna y cariñosa abuela, alias "la madre" jejejeje, aunque a decir verdad también guardo otro bonito recuerdo y al mismo tiempo algo triste mmmm ¿qué fue de aquella cajita de colores Castilla, del cuaderno y la goma verde Milan 430, del sacapuntas redondo y del lápiz con las tablas de multiplicar? Aquel primer material escolar se quedó en clase y la verdad nunca pensé en recuperarlo, estaba seguro de que aquel maestro de la esgrima me la tenía jurada, así que... Espero que algún otro niño lo aprovechara bien.
Y como siempre pasa en estos casos, o al menos a mí me pasa como coleccionista y nostálgico, durante décadas llevé clavada aquella espinita por no conservar aquel primer material escolar, hasta que con los años pude hacerme con un material igual al que lleve aquel primer día de colegio y es el que hoy os estoy enseñando.
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