Un año más tenemos aquí la mágica noche de San Juan con su sonora verbena, sus hogueras (en algunos sitios que continúan con la tradición), sus petardos y esos olores a madera y pólvora quemada.
Esta fiesta me evoca muchísimos recuerdos de mi niñez y juventud, como fue el de colarme hace unos 30 años con los amigos en el Park Güell de Barcelona y subir a la parte más alta del parque (el cerro de las tres cruces) para contemplar y ver Barcelona amaneciendo en la madrugada del 24 de junio, o eso creíamos que íbamos a ver jajajaja no pudimos ver nada de nada, nos lo impidió la densa niebla formada por los humos de las hogueras y de la pirotecnia de la fiesta verbenera, aunque eso no nos privó de las ganas de comernos una buena coca de piñones y bebernos un par de botellitas de cava que llevábamos para recuperar fuerzas ufffffff después de aquella subidita... jajajaja.
Pero hoy quiero viajar más atrás en el tiempo y recordar otro año mmmm... Todos aquellos que como yo estéis dentro de la cincuentena (o más) recordaréis aquellas calles sin asfaltar, bordillos rotos, falta de aceras, solares abandonados, obras interminables, carreteras adoquinadas y aquellas grandes hogueras que montábamos en esas calles y descampados.
Pocos días antes del día de San Juan ya se sentían las explosiones de los petardos que anunciaban la proximidad de la verbena. Hacíamos una gran hoguera para celebrar con el vecindario la noche de San Juan.
El día anterior a la verbena, toda la chiquillería del barrio nos reuníamos para ir por las casas del vecindario y las tiendas, preguntando si tenían muebles viejos, cajas de madera, escobas y cualquier trozo de madera que sirviera para hacer la hoguera lo más alta posible y si era más alta que la de los barrios vecinos, mejor que mejor. Incluso montábamos turnos de guardia para evitar que otros chavales amigos de lo ajeno nos robaran lo que tanto nos había costado reunir (aquellos bienes madereros).
Llegada la noche de la verbena todo el vecindario salía a la calle a contemplar las hogueras y en cuanto el fuego ya se iba apaciguando, quedando solamente los rescoldos de las brasas, los más atrevidos las saltaban.
Es bonito recordar cosas de antes porque puedes comprobar las grandes diferencias existentes en cada época y de las que nosotros hemos sido testigos y se la damos a conocer a los que no las han vivido, o bien no recuerdan, o tan solo las reviven de nuevo recordándolas gracias a estas imágenes y estos post nostálgicos.
Pero no todo en aquellos años y en esta fiesta en particular fue divertido, ni de color rosa, también en esas fechas ocurrieron terribles desgracias y a decir verdad no fueron pocas, desgracias que se podrían haber evitado con algo más de información y legalidad, desgracias como las que escribiré a continuación...
Hace unos días manteniendo una conversación entre amigos recordando aquella lejana madrugada en el Park Güell, alguien saco el tema de aquellas tiras de cartón con gotas en forma de pequeñas uñas rojizas, esparcidas regularmente a lo largo de la tira y hechas de un producto pirotécnico, que luego se supo que llevaba fósforo blanco, un componente tremendamente tóxico y venenoso que al rascarlo contra la pared se encendía provocando un chisporroteo de luces y sonido mmmm aquellas tiras de cartón las llamábamos Mixtos o Mistos Garibaldi, Mistos Trueno, Mistos Rasquetas, Rascadores, Mistos de cazoleta, Petardos Martiniques, Triquitraques... Y seguro que tienen aún más nombres.
Se vendieron en los años 60's y a lo largo de los 70's. Aparentemente, eran unos petardos inofensivos, unas gotas de fósforo pegadas en hilera en una tira de cartón. Al separar una desgarrando el papel, la rascábamos sobre una pared rugosa y la operación daba como resultado una serie de pequeñas detonaciones que chisporroteaban. Pirotecnia de tono menor que no se alargaba más de 15 o 20 segundos, los más valientes se lo ponían dentro de las manos agitándolas para no quemarse, produciendo así un sonido muy característico.
Los Mistos Garibaldis, unas tiras de cartón como las que os muestro en las fotos y que pertenecen a mi colección de "EL BAÚL DE HAL" Estos pequeños petardos eran el alma de muchas fiestas populares entre los infantes, de las pocas cosas que los padres por desconocimiento y falta de información dejaban a los más pequeños de la casa que los manipularan.
En esa conversación entre viejos amigos de mi infancia, algunos pusieron en duda que hubieran provocado tantas desgracias, que aquello tan solo eran leyendas urbanas (tenemos tendencia a no creer lo que no hemos vivido o no nos ha afectado) pero muy a mi pesar lo que relataré a continuación es muy cierto y no me baso en cuentos de viejas ni en historias con poco fundamento, me baso en hechos reales perfectamente documentados y tristemente sucedidos en el año 1973, aunque me consta que este tipo de desgracias sucedieron también en años anteriores, como bien mencionan los recortes de la revista Gaceta o de la Vanguardia que guardo junto a mis tiras de Mistos Garibaldi.
Aquel año esos petardos que se creían inofensivos llevaron a un grupo de 8 niños pequeños a sufrir una grave intoxicación, producida por uno de los ingredientes de los Garibaldis, el fósforo blanco que llevó a 6 de aquellos angelitos a la muerte.
La manufactura y venta de Mistos Garibaldi había sido prohibida ya en 1963 por casos similares, pero se seguían manufacturando y vendiendo clandestinamente en las tiendas de barrio que vendían petardos durante las fiestas, comercio muy difícil de controlar.
Gracias a la prensa, aquellas muertes infantiles no se pudieron silenciar y las autoridades tuvieron que ponerse serios y a fondo con el tema. Era vergonzoso, una aberración, hacía ya diez años que no se podía utilizar fósforo blanco en los petardos de las verbenas y que en aquel año de 1973 se siguieran vendiendo...
Muchos aún no teníamos televisión y la mayoría de aquellas desgracias se silenciaban, por ignorancia, pero también para no hacer alarmismo, algo que alguna gente sin escrúpulos aprovechaba para seguir vendiendo este material por todas partes y sin precauciones de ningún tipo.
Las hemerotecas están llenas de trágicos hechos del pasado relacionados con fuegos de verbena, un pasado en el que hay que tener en cuenta que nos informaban muy poco sobre lo que sucedía en el país, como en el caso de los accidentes relacionados con el material pirotécnico y sobre todo tipo de aspectos del momento.
Si hubiera habido más información, se sabría que aquellas tiras de petardos rascadores presuntamente inocentes e inofensivos, los mismos que muchos niños de aquella época, comprábamos por 5 Ptas, dándoles otra función más peligrosa que la de petarlos, también los utilizaban previamente chupados y mojados con la lengua (craso error) y seguidamente se restregaban y pintaban la cara como si de indios con pintura de guerra se tratara o bien a las niñas también les gustaba pintarse los labios con aquellos humedecidos puntos rojos, ya que salían unos llamativos extraños y brillantes reflejos fosforescentes debido al fósforo.
Fue una moda trágica y mortal para muchos infantes. En aquella verbena del 73 se intoxicaron 8 niños, como ya mencioné anteriormente, 6 de ellos murieron a consecuencia de la grave intoxicación producida por aquellos petardos con fósforo blanco que se podían adquirir en muchos kioscos y tiendas de la época, aun estando prohibidos.
Aquella verbena de San Juan es de las que más amargamente se recuerda, sobre todo en Barcelona donde ocurrieron estos casos debido a los terribles acontecimientos y me reitero en lo dicho, posiblemente sea de los casos más recordados gracias a la prensa de aquellos días, pero lo triste es que no fueron los primeros, desde el año 1963, fecha de "PROHIBICIÓN" de los Garibaldis, hubo más casos similares, menos mal que en 1973 esta noticia tuvo una gran repercusión y muchos medios de comunicación se hicieron eco de la peligrosidad de los Mistos Garibaldis y ayudaron a que esa prohibición se cumpliera, también en la clandestinidad, desapareciendo así estas tiras de cartón explosivo con el muy tóxico fósforo blanco de los Mistos Garibaldi, de esta manera solamente han quedado en los recuerdos de algunos y en colecciones privadas como estos que os enseño de mi colección.
¡FELICIDADES A TODAS LAS JUANAS Y JUANES Y FELIZ VERBENA PARA TODOS!
Un imprescindible en la colección. Yo de niño los racaba, acto seguido me los metia ente las plamas de las manos cerradas pero con el hueco suficiente para ajitarlos mientras estallaban pequechas chispas en el interior, el movimiento era para no quemarme la piel... Un viejo quiosquero de toda la vida, me dijo que esos mixtos tenian un conpuesto de mata ratas, se lo ponian a las ratas para matarlas... y es cierto alguno he chupado yo, aquellos años la calle era la aventura de vivir...
ResponderEliminarjajajaja tú eras de los valientes metiéndotelos entre las manos como relato en el post mmmm yo reconozco que nunca me atreví a hacer eso.
EliminarSí, yo también escuché eso de que los utilizaban como matarratas, desconozco si encendidos o apagados pero llevando ese componente tan toxico y venenoso como era el fósforo blanco mmmm no me extraña que se cargara a más de un roedor.
Ufffff me alegro muchísimo que no te afectara el fósforo blanco al chuparlo, si así hubiera sido nos hubiéramos quedado sin la mejor pagina de nostalgia y baratijas de todo Internet y sin el mejor Kiosquero mas dicharachero de toda la red.
Salud hermano y ni se te ocurra chupar mas petardos, esta noche los chupetones mmmm a la coca y al cava!!! jajajajaja
Si amigo, de niño no se cuantas cosas me llevaba a la boca, y hasta las capuchas de los boligrafos bic terminaban destrozadas... y es que el plástico lo llevo en la sangre, será por eso de mordisquear, debia de estar enganchado... jajaja. Y la coca, con el cava más las brevas ya estan más que chupadas, abrazo.
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