COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR Yo también lo tuve! Nostalgia y Recuerdos de los años 60 - 70 - 80 - 90's: 2024

martes, 31 de diciembre de 2024

COMIENZA LA CUENTA ATRÁS ¡FELIZ 2025!

¡Os deseo un Feliz Año Nuevo! Que este año vuestros sueños se inflen como estas pasas de camino a ser uvas, recordándonos que siempre es posible regresar a nuestra mejor versión, incluso cuando la vida nos haya secado un poco. Porque sí, a veces nos sentimos como esas pasas, cargando con los días pasados, pero no olvidemos que dentro de nosotros siempre está la semilla de la esperanza y la superación.

Este año nuevo es como ese soplo de aire fresco que necesita el alma: un momento para hidratar lo que parecía perdido, para inflar nuestras metas con ganas renovadas y para darnos permiso de soñar a lo grande. Y mientras lo hacemos, ¡brindemos por las risas, las lágrimas, los errores y las victorias del año que dejamos atrás! Todo eso nos hizo quienes somos hoy.

Porque, al fin y al cabo, ¿qué sería la vida sin un poquito de humor? Si estas pequeñas pasas pueden soñar con ser uvas de nuevo, ¿por qué no podríamos nosotros alcanzar lo que nos proponemos? Así que toma aire, sueña en grande y déjate llevar por la magia del nuevo año. Que el 2025 esté lleno de aventuras, risas y momentos que se conviertan en memorias inolvidables.

¡Feliz Año Nuevo! A inflar esos sueños, brindar con el corazón y disfrutar de lo que está por venir.

sábado, 28 de diciembre de 2024

CELEBRANDO LOS 50 AÑOS DE HEIDI

En este 2024, se celebró el 50º aniversario de la serie de animación Heidi, basada en la famosa novela de Johanna Spyri. Publicada en 1880, y antes de que acabe el año, quiero dedicarle un merecido homenaje. Heidi, la obra original de la escritora suiza, se convirtió rápidamente en un clásico de la literatura infantil, traducida a más de 50 idiomas. La historia relata la vida de una niña huérfana que se muda a los Alpes suizos para vivir con su abuelo, un hombre inicialmente hosco y solitario, pero que, a través de la relación con Heidi, sufre una transformación profunda. Con su narrativa llena de descripciones vívidas de la naturaleza alpina, Heidi es una obra que transmite valores universales como la amistad, la bondad, la resiliencia y el respeto por la naturaleza. La novela, escrita por Johanna Spyri, no solo fue un éxito literario, sino que también reflejó la visión pedagógica y moral de su autora, buscando enseñar a los lectores la importancia de los lazos familiares, la empatía y la conexión con el entorno.

La adaptación animada de 1974, dirigida por Isao Takahata y con los diseños de Hayao Miyazaki, amplió el legado de esta obra, convirtiéndola en un fenómeno global. La serie, compuesta por 52 episodios, se estrenó en Japón el 6 de enero de 1974 y se convirtió en un éxito mundial, especialmente en Europa y América Latina, donde Heidi es recordada con cariño, sobre todo por su entrañable doblaje en español y su famosa canción de apertura.

El 50º aniversario de la serie ha traído consigo una serie de celebraciones globales. En Japón, se han realizado exposiciones que destacan el arte conceptual y los objetos originales de la serie, además de productos conmemorativos como figuras coleccionables y reediciones en alta definición. En el ámbito digital, se han creado cortometrajes de Heidi que combinan la estética clásica con toques modernos, conectando con nuevas generaciones. En España y América Latina, se han organizado maratones de la serie y documentales sobre su impacto cultural.

El impacto de Heidi no se limitó a la televisión; también se extendió al mundo del merchandising. Gracias al éxito de la serie, nacieron productos que capturaron la esencia de la historia y permitieron a los fans llevar un pedazo del mundo de Heidi a sus hogares. Desde cromos y cartas hasta libros y juguetes, la fiebre por Heidi creció en varias formas.

Las jugueterías y kioscos fueron testigos del auge de figuras, muñecas, puzzles y relojes como los que hoy os muestro en esta bonita panoplia de 1976, que saqué de "EL BAÚL DE HAL", con entrañables personajes de la serie, convirtiendo a Heidi y sus amigos en un fenómeno comercial. Esta panoplia, en particular, es un ejemplo fascinante del tipo de merchandising que cautivó a muchos durante los años de mayor popularidad de la serie. Los relojes, con el diseño de personajes como Heidi, cuentan con una pequeña ventanilla por donde circulan su abuelo, Pedro y otros amigos de nuestra protagonista. Estos relojes se convirtieron en artículos muy buscados y coleccionables, y hoy en día son piezas de colección que evocan nostalgia y rememoran aquellos días en los que Heidi formaba parte del imaginario de los niños de la época.

Además, los cromos y las cartas se convirtieron en coleccionables populares entre los más jóvenes, quienes deseaban completar álbumes con imágenes de sus episodios favoritos. Los libros basados en la serie, que incluían adaptaciones y nuevos relatos de Heidi, permitieron que su historia llegara a más niños y ampliara su legado.

Esta explosión de productos relacionados con Heidi demostró el impacto profundo de la serie, llevando el mundo de la pequeña huérfana de los Alpes a las estanterías de las tiendas, y convirtiendo a los personajes en parte del día a día de muchos niños y familias. La demanda de estos productos continuó durante años, y algunos artículos aún se consideran piezas de colección hoy en día, subrayando la longevidad del fenómeno.

Cincuenta años después de su estreno, Heidi sigue siendo un ejemplo de cómo la animación puede trascender el entretenimiento para convertirse en una experiencia cultural y emocional. La serie, que comenzó como una adaptación de la novela de Spyri, sigue viva en la memoria colectiva gracias a la televisión, los libros y el merchandising que sigue alimentando el amor por estos personajes entrañables. El legado de la novela de Johanna Spyri y su adaptación animada sigue vivo, inspirando a nuevas generaciones con sus valores humanos, su amor por la naturaleza y su mensaje de esperanza.

Hoy en día, Heidi no solo es una serie que forma parte de la historia de la animación, sino un fenómeno que ha tocado generaciones a través de sus productos derivados, y sigue siendo una ventana al pasado, recordándonos la importancia de los valores humanos, la naturaleza y la conexión familiar. En un mundo cada vez más acelerado y desconectado de sus raíces, la simplicidad y pureza del mensaje de Heidi continúa siendo una fuente de inspiración.

¡Felices 50 años, Heidi! mmmm, aunque ya casi se podría decir 51 años, jejejeje. Gracias por seguir acompañándonos con tus inolvidables aventuras que han marcado a tantas generaciones, entre ellas la mía.





viernes, 20 de diciembre de 2024

LEVANTO MI COPA Y BRINDO POR EL GORDO DE NAVIDAD...

Justamente hoy hace 10 años que escribí este artículo para nuestra vieja página de Facebook: "Yo también lo tuve! Nostalgia y Recuerdos de los años 60 - 70 - 80 - 90’s". Y creo que también hoy es un magnífico día para recuperarlo y actualizarlo para nuestro blog. Si sigues leyendo, entenderás por qué.

Recuerdo cuando íbamos mi hermano y yo a casa de Jaimina en aquellos días de mediados de los 70's (Jaimina era una amiga especial de mi hermano mayor). En casa de esta chica había algo que me llamaba muchísimo la atención: una copa. "¡UNA GRAN COPA, UN COPÓN!", como las clásicas de brandy, pero esta era muchísimo mayor, tamaño Goliat. Jaimina la utilizaba como pecera, con pequeñas piedrecitas de múltiples colores en su interior y un par de bonitos inquilinos nadando en su agua. Me encantaba aquella improvisada pecera y, en muchas ocasiones, me quedaba mirándola mientras empezábamos a jugar a los Juegos Reunidos Geyper. Pero aquello siempre acababa pareciendo un truco de Magia Borrás porque, como por arte de magia, los dos, Jaimina y mi hermano, desaparecían durante un buen rato... ¿POR QUÉ SERÁ? jajajajaja.

La cuestión es que al final siempre acababa quedándome solo y aprovechaba esos ratos para observar a aquellos dos peces de agua fría que vivían en la gran copa-pecera que tanto me gustaba.

Un día, en la feria de mi barrio en Barcelona, además de los cacharritos que pusieron y las casetas de tiro, también montaron alguna tómbola. Y en una de ellas, ¿cuál fue mi sorpresa? ¡Tenían copas-pecera como la de Jaimina! Yo quería una costase lo que costase. Acudí a mi hermano, y le di tanto la tabarra durante días que al final pude convencerlo (ya sabéis, un hermano pequeño puede ser peligroso, un arma de doble filo, si sabe algunos secretos del hermano mayor... jajajaja). Tuvo suerte, al tercer o cuarto boleto consiguió mí ansiada copa. Lo malo es que ya no quedaban de las transparentes y tuvimos que conformarnos con una de color ámbar, aunque en aquel tiempo la llamaban "color whisky". Supongo que sonaba más americanizado, más a la moda.

Aquella copa, como ya entenderéis, no era adecuada para utilizarla como pecera, pero alguna que otra alegría dio en casa. Mis padres la colocaron dentro de una vitrina junto a más cristalería, y la verdad es que le dieron bastante uso. Mi padre y mi madre solían guardar en su interior los resguardos de la quiniela 1-X-2, los décimos de la ONCE y, muy especialmente, los de la Lotería de Navidad. A los pobres nunca les tocó gran cosa, pero jamás perdieron la ilusión con aquellos números depositados en el interior de aquella gigante copa de color whisky.

Bien entrado el año 1997, mis padres se trasladaron al pueblo, a Cantoría - Almería, llevándose con ellos muchas cajas llenas de recuerdos de toda una vida. Uno de esos entrañables recuerdos fue la copa de la lotería. Desde aquel año le perdí la pista. Pensé muchas veces que se habría roto, y sentí pena porque me hubiera gustado hacerle una foto para nuestra página.

Este pasado verano, estando en la casa familiar del pueblo, me llevé una grata sorpresa al abrir una de las muchas cajas de cartón que tenían mis padres en el desván. La verdad es que mi mente se sumergió en un mar de recuerdos al contemplar tantas cosas que hacía años que no

veía. Pero para mí, el verdadero "PREMIO" estaba al fondo de la caja. Allí, envuelto en papel de periódico, me preguntaba: ¿y esto qué es? Puede que sea un jarrón o algo así. Al desenvolverlo, me quedé con la boca abierta... ¡LA COPA DE LA LOTERÍA!

Grato reencuentro fue volver a encontrármela después de tantos años. En mi cara se dibujó una sonrisa, y Judith, mi esposa, rápidamente se percató de mi alegría. Entre risas le conté la historia de los peces de Jaimina y los trucos de desapariciones de los Juegos Reunidos Geyper, mmmm, Borrás, jajajaja, ya que la de la lotería ella misma la pudo ver y vivir en su día.

Desempolvé la copa y la fotografié encima de la centenaria mesa de mármol almeriense de la cocina. Terminada la sesión fotográfica, la volví a envolver con sumo cuidado. Pero, pero, pero... pensé: este año y en los futuros años venideros, la tradición de mis padres de guardar los décimos de lotería, y muy especialmente los de Navidad, pasará a formar parte de mi casa y de los míos. Esa tradición la recuperaré y la adoptaré en honor y en memoria de mis muy queridos progenitores. Y como veis, así ha sido, la tradición continúa.

Este objeto, la "COPA GIGANTE", es un recuerdo especial para mí, un recuerdo que son tres en uno:

- La bonita pecera de Jaimina y aquellas divertidas y cortas pero intensas partidas de Juegos Reunidos Geyper, jejejeje.

- El premio de la tómbola de la feria que tanto deseaba, aunque no fuera exactamente el que yo quería.

- Y, ya por último, el que considero más importante: El recuerdo de mis queridos padres al guardar la lotería dentro de la copa, especialmente los décimos de Navidad, siempre con la esperanza de pillar un pellizquito del Gordo o de otra lotería.

Como ya sabéis, han pasado 10 años desde aquel primer artículo que escribí sobre esta copa y que hoy recupero y actualizo para desearos suerte y felicitaros las Navidades. También para deciros que sigo con la tradición de colocar la lotería dentro de la copa y que la ilusión jamás la perderé.

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2025! Y si nos toca un pellizquito de la lotería, mmmm, ya sería el mejor final para este post ¡jajajajaja!





sábado, 14 de diciembre de 2024

FELIZ NAVIDAD CON BONEY M.

La magia de la Navidad no estaría completa sin los inolvidables villancicos de Boney M, que han acompañado a generaciones con su estilo único y vibrante.

Hoy, en Minutos Musicales, te invitamos a disfrutar de un especial navideño lleno de nostalgia, ritmo y alegría con los clásicos de Boney M Christmas. Éxitos navideños inolvidables, estas melodías son perfectas para reunir a la familia y crear recuerdos inolvidables.

¡Prepárate para encender el espíritu navideño, bailar al compás de estos himnos y dejar que la magia de Boney M ilumine tus fiestas y tus recuerdos!


Boney M. - Feliz Navidad

Boney M. - Auld Lang Syne

Boney M. - Christmas Medley

Boney M. - Darkness Is Falling

Boney M. - Hark The Herald Angels Sing

Boney M. - I'll Be Home for Christmas

Boney M. - Jingle Bells

Boney M. - Little Drummer Boy

Boney M. - Mary's Boy Child

Boney M. - Oh Christmas Tree

Boney M. - Oh Come All Ye Faithful

Boney M. - Petit Papa Noel

Boney M. - The First Noel

Boney M. - When a Child Is Born

Boney M. - White Christmas

Boney M. - Zion's Daughter

sábado, 7 de diciembre de 2024

LA RAYUELA: RECUERDOS QUE SALTAN DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN

Aunque la rayuela solía ser vista como un juego más común entre las niñas, algunos niños también nos animábamos a jugarla sin pensarlo demasiado. ¿Por qué no? Era un juego que, más allá de las etiquetas, ofrecía diversión, y requería habilidades como la precisión y la agilidad, cualidades que no tenían por qué ser exclusivas de un género. Al final, lo importante era disfrutar del momento y de la emoción del juego.

Como veis, yo siempre he sido un poco rebelde y me gustan las cosas fuera de lo común. Aunque ya no soy un niño, en mi interior sigue viviendo un "Peter Pan", y en una de las imágenes de este post lo demuestro jajajajaja saltando y jugando a la rayuela. Es un juego simple, pero lleno de significado y alegría.

Este clásico juego infantil tiene una historia fascinante. La rayuela es conocida por muchos nombres según el lugar donde se practique: tejo, calderón, pita, tranco, guiso, infernáculo, charranca... Se dice que hay hasta 43 nombres diferentes dependiendo de la región. Es uno de los juegos más populares del mundo y, aunque es sencillo en apariencia, tiene una carga simbólica que lo hace muy especial.

El origen exacto de la rayuela es incierto, pero hay teorías que la conectan con juegos lineales de civilizaciones antiguas como las egeas, griegas y romanas. Una de las versiones más poéticas sugiere que un monje español inventó este juego como una representación de la vida, con sus dificultades, decisiones y finalmente la muerte. De hecho, el objetivo de alcanzar la casilla del "Cielo" (última casilla) refuerza esta interpretación espiritual.

Otra hipótesis fascinante está relacionada con La Divina Comedia de Dante Alighieri. Se cree que la rayuela simboliza el viaje del alma desde la Tierra hacia el Paraíso, atravesando diferentes mundos y evitando caer en el Infierno. En esta versión, el jugador es como una ficha que representa su alma, mientras que la piedra o tejo simboliza su carga. Saltar de casilla en casilla a la pata coja refleja la dificultad del viaje y la necesidad de equilibrio.

Lo que hace tan especial a la rayuela es su simplicidad. Solo se necesita una tiza y una piedra pequeña, llamada tejo en muchos lugares, para empezar a jugar mmmm y sobretodo ganas de pasárselo bien. El diagrama se dibuja en una superficie lisa: adoquines, asfalto o una parcela de tierra. Existen muchas variantes del diseño, pero todas comparten la esencia del juego. Las reglas también son sencillas y permiten que cualquiera pueda participar.

Preparación: El primer paso es dibujar el diagrama de la rayuela, numerando los casilleros. Tradicionalmente, se incluye una casilla final llamada "Cielo".

Comienzo: El jugador lanza su tejo (la piedra) al casillero número 1, procurando que caiga dentro del cuadrado sin tocar las rayas. Si falla, pierde el turno.

Recorrido: Avanza saltando a la pata coja de casillero en casillero, evitando las rayas y el casillero donde está el tejo. En los casilleros dobles, puede apoyar ambos pies (uno en cada cuadro). Al llegar al "Cielo", descansa y da la vuelta para regresar por el mismo camino.

Recogida del tejo: Al volver al casillero 1, el jugador recoge el tejo agachándose sin apoyar el otro pie. Luego lanza el tejo al siguiente casillero y repite el proceso.

Faltas: Si un jugador pisa una línea, pierde el equilibrio o lanza el tejo fuera del casillero correspondiente, pierde su turno. El primer jugador en completar todo el recorrido gana.

A lo largo de los siglos, la rayuela se ha adaptado a diferentes culturas y contextos. Algunas versiones incluyen casillas adicionales con nombres como "Infierno" o "Pozo", que representan peligros simbólicos en el camino hacia el Cielo. En otras, se usan canciones o rimas mientras se juega, agregando un elemento de ritmo y creatividad.

Como ya veis más allá del juego, su trazado y mecánica evocan el viaje de la vida. Cada casilla representa un paso, un reto o una elección, y el Cielo es el objetivo final: el éxito, la plenitud o la trascendencia. Esta interpretación ha contribuido a su popularidad y a su permanencia en la memoria colectiva.

Volviendo a mi historia personal, jugar a la rayuela me trae una sensación de nostalgia y alegría. Tiza en mano, una piedra pequeña para tirar y una imaginación desbordante: no hacía falta más. Saltar de casillero en casillero era un reto emocionante que exigía equilibrio y precisión. Recuerdo perfectamente el momento de agacharme para recoger el tejo sin apoyar el otro pie; era un ejercicio de concentración y destreza. Y cuando finalmente llegabas al "Cielo", no podías evitar sentir una pequeña victoria personal.

Como bien dice la teoría, tal vez el simbolismo de este juego explica por qué ha perdurado tanto tiempo. Cada salto, cada casilla, cada error nos recuerda el camino que recorremos en la vida. Pero también está el lado lúdico: el simple placer de jugar, de competir con amigos o incluso de jugar en solitario, dejando que nuestra imaginación vuele.

¿Y tú?

¿Jugaste a la rayuela en tu infancia? ¿Has enseñado este juego a tus pequeños alguna vez? Es una tradición hermosa que merece seguir viva, no solo por su sencillez, sino también por el legado que transmite.

Por mi parte, cada vez que me encuentro con una tiza y una superficie libre, siento la tentación de dibujar una rayuela y volver a saltar, aunque sea por unos minutos. Y sí, debo confesarlo, mmmm yo llegué al Cielo, jajajaja.









sábado, 30 de noviembre de 2024

UN DULCE RECUERDO DE LA ERA ESPACIAL (2ª PARTE CHICLES COSMOS)

Hablar del chicle Cosmos hoy es como excavar en los recuerdos de una época mágica, donde la infancia se vivía a través de pequeñas pero inolvidables experiencias. Para muchos, estos chicles fueron más que un simple dulce: se convirtieron en un símbolo de la fascinación por el espacio y los avances tecnológicos que definieron los años 60's y 70's.

Hace unas semanas, le dedicamos un post a la icónica segunda versión del chicle Cosmos, con su envoltorio plateado sobre un fondo negro estrellado "EL CHICLE COSMOS NEGRO: UN VIAJE RETROESPACIAL" Aquella presentación tan especial y espacial jejejeje acompañaba al inconfundible chicle negro de regaliz mmmm un sabor atrevido para su época. Sin embargo, en esta ocasión vamos a retroceder aún más en el tiempo, a los años 60's para hablar de las versiones primigenias de este mítico chicle.

Fabricados por la empresa Chicles Americanos S.A., con sede en Pinto, Madrid, los primeros chicles Cosmos se ofrecieron en tres sabores clásicos: fresa, menta y el inconfundible regaliz negro. Aunque sus envoltorios iníciales no tenían el espectacular diseño de la versión plateada y estrellada que surgió después, ya incluían lo que se convertiría en su mayor atractivo: los cromos coleccionables.

Estos cromos, impresos en papel parafinado, capturaban imágenes de aviones, cohetes, satélites y otras maravillas de la aeronáutica. En plena Era Espacial, cuando la exploración del cosmos despertaba fascinación global, estos dibujos reflejaban a la perfección el interés de la época por los avances tecnológicos.

Completar el álbum asociado a estos cromos no solo representaba un desafío emocionante, sino también una oportunidad para ganar premios atractivos. Al enviar el álbum completo a la sede de la compañía, los niños podían recibir recompensas sorprendentes para su tiempo: balones, patines, relojes, cámaras fotográficas e incluso tocadiscos, un premio especialmente codiciado por los jóvenes melómanos, quienes soñaban con disfrutar de sus discos favoritos o animar guateques caseros.

El intercambio de cromos entre amigos y familiares fomentaba la interacción social, dejando una huella imborrable en la infancia de una generación. Más allá de los premios, completar el álbum era motivo de orgullo, un logro que celebraba el esfuerzo y la dedicación invertidos.

En aquellos días de finales de los 60's, el mundo estaba inmerso en la Era Space Age Fashion. Los avances tecnológicos, el primer alunizaje en 1969 y la creciente popularidad de la ciencia ficción llenaron la imaginación colectiva de sueños galácticos. Los niños aspiraban a ser astronautas, y los adultos seguían con asombro cada nueva misión de la NASA.

El chicle Cosmos fue un reflejo perfecto de esta fascinación. Tanto los kioscos como las revistas y álbumes de cromos adoptaron temáticas espaciales, y los dibujos de aviones, cohetes, satélites y naves se convirtieron en una ventana al futuro. Para los niños de la época, comprar un chicle Cosmos no era solo una forma de disfrutar de un dulce, sino también de sentir que formaban parte de esa gran aventura universal.

El Cosmos, con su particular chicle negro de regaliz y su conexión directa con los sueños espaciales, se destacó en un mercado lleno de opciones más convencionales. Aunque otros sabores como la fresa y la menta fueron populares, fue el sabor de regaliz y su llamativo color lo que lo hizo único, dejándolo grabado en la memoria de quienes lo disfrutaron.

Además, su diseño evolucionó con el tiempo. La versión plateada y negra, que como ya os dije homenajeamos en un post previo, llevó esta experiencia a otro nivel. Su envoltorio estrellado parecía transportarte directamente al Cosmos, haciendo que cada chicle fuera una invitación a soñar con aventuras espaciales.

Aunque el chicle Cosmos dejó de fabricarse hace décadas, su recuerdo sigue vivo en la memoria colectiva. Para quienes lo vivieron, es un símbolo de una época más sencilla, donde pequeños objetos como un cromo o un álbum podían ser la fuente de grandes alegrías. Para las nuevas generaciones, representa un misterio envuelto en un envoltorio espacial, una ventana a un tiempo en que el espacio era el mayor sueño de la humanidad.

El Cosmos no fue solo un chicle: fue un reflejo de la fascinación por el universo, un homenaje al ingenio humano y una pieza fundamental de la cultura popular de su época. Aunque el tiempo ha pasado, su sabor tanto literal como simbólico sigue siendo inolvidable para quienes tuvieron la suerte de disfrutarlo.

Recuerda mmmm la grandeza de la era espacial pertenece a los soñadores. ¡No detengas tus sueños!












sábado, 23 de noviembre de 2024

KALKITOS: ¡CALCANDO NUESTROS RECUERDOS!

Los Kalkitos tienen su origen en Italia, cuando Gillette, conocida principalmente por sus productos de afeitado, adquirió una compañía especializada en serigrafía. Esta empresa destacaba por su avanzada tecnología para producir imágenes transferibles por presión, como las populares hojas Letraset que se utilizaban en diseño y maquetación. Fue en el Departamento de Marketing de Gillette donde se gestó la idea de convertir esa tecnología en un juego educativo y creativo para niños. Así nacieron los Kalkitos, una combinación única de imágenes transferibles y escenarios panorámicos que permitían a los pequeños crear sus propias historias llenas de imaginación. Gillette, que afeitaba a los adultos, logró también conquistar a los jóvenes con este innovador producto.

En 1978, los Kalkitos desembarcaron en España y rápidamente se convirtieron en un fenómeno. Estos álbumes ofrecían fondos ilustrados con decorados temáticos y láminas llenas de figuras transferibles que los niños podían colocar a su antojo. Los escenarios abarcaban una amplia gama de temáticas: vikingos, mundos futuristas, aventuras prehistóricas o del lejano Oeste. También habían algunos inspirados en clásicos literarios como 20.000 leguas de viaje submarino o Tarzán (ese fue uno de mis favoritos, debo confesar). Las opciones parecían infinitas, con personajes históricos como Pancho Villa o el Barón Rojo, y ediciones más modernas inspiradas en programas de televisión, torneos de futbol o como las dedicadas a Félix Rodríguez de la Fuente, lanzadas poco antes de su trágica muerte el 15 de marzo de 1980.

El éxito de los Kalkitos radicaba en su simplicidad y en la enorme creatividad que estimulaban. Su funcionamiento era sencillo, pero cargado de magia: desplegar el fondo panorámico, elegir una figura de la lámina transferible, posicionarla en el lugar ideal y frotar con un lápiz, bolígrafo o cualquier objeto con punta. Así, la figura se transfería al escenario, permitiendo al niño personalizar la historia como quisiera. Sin embargo, había que tener cuidado al rascar, porque si no se hacía con precisión, podía quedar incompleta. Era común que algún personaje perdiera una extremidad o algún detalle, lo que aunque frustrante, se convertía en parte del encanto.

Recuerdo que los Kalkitos fueron una parte fundamental de mi infancia. Pasaba horas creando mis propias escenas, comprando las láminas o recibiéndolas como regalo de mi madre, que las adquiría en una de mis papelerías jugueterías preferidas, la "papelería Cugat", cerca de mi escuela. Este lugar era mágico para mí (ya lo comente en un post dedicado a aquella entrañable y vieja papelería Cugat). Aquella papelería hasta sus últimos días siempre estuvo repleta de novedades que hacían de cada visita una aventura. Si quieres saber algo más de aquella papelería: "LIBRERÍA PAPELERÍA CUGAT". 

A menudo, no utilizaba todas las figuras en el decorado original, ya que prefería reservar algunas para decorar mis libros de texto, carpetas y hasta objetos completamente ajenos al tema. Esto extendía la diversión y me daba la sensación de llevar un pedazo de esas historias conmigo a todas partes.

Lo curioso es que, con los años, mi relación con los Kalkitos y los transferibles no terminó. Por increíble que parezca, terminé trabajando en un laboratorio de diseño gráfico y, durante más de cinco años, mi tarea principal fue fabricar los negativos para crear transferibles. Entre otras cosas, también participaba en la producción de transfers para montajes publicitarios. Este trabajo me devolvió a ese universo de creatividad que tanto me fascinaba de niño y, de alguna manera, me permitió revivir aquellos buenos recuerdos asociados a los Kalkitos. A día de hoy, al recordar esa época, no puedo evitar sonreír. Este post y los Kalkitos que saqué hoy de "EL BAÚL DE HAL" han traído de vuelta una avalancha de nostalgia.

Además de ser un simple pasatiempo, los Kalkitos fueron un puente hacia la imaginación. Las láminas transferibles, fabricadas con petroderivados y serigrafiadas con gran calidad, no eran solo un producto, sino una ventana a un mundo lleno de creatividad. Cada escenario tenía su propia narrativa, pero la verdadera magia era que cada niño podía adaptarlo a su gusto, creando historias únicas. Hoy, al recordarlos, revivo la emoción de aquellos momentos en los que, con un lápiz y algo de paciencia, podía construir un universo propio. Fueron mucho más que un juego: fueron una forma de explorar, imaginar y dar vida a aventuras inolvidables. ¡Qué maravillosa era esa época!