Mi hermana me preguntó: "¿Qué quieres que te traiga de la panadería cuando salga de trabajar?" Quise ponérselo difícil y le pedí un muñeco de chocolate, además de que vistiera como un Rey Mago, ya que estábamos en plenas fiestas navideñas… Por pedir que no quede. Cuál fue mi sorpresa cuando aquella tarde, mi hermana al salir de la panadería donde trabajaba me trajo el muñeco que le pedí. Me dejó con la boca abierta, puesto que desconocía por completo la existencia de los "muñecolates". Creo que salieron ese mismo año, en 1975, pero palabrita del niño Jesús jejejejeje, que nunca los había visto y desconocía por completo su existencia. Desde ese día, pensé: "Tengo una hermana que, además de ser guapísima y cariñosa, es mágica, es como un hada". Y la verdad es que sigo pensándolo… ¡Feliz Navidad, hermana! Te quiero y te envío muchos besos allá donde estés.
Fue a mediados de los 70's cuando, gracias a mi querida hermana, conocí y saboreé esos deliciosos muñecolates de Elgorriaga. Aquella dulce casa nos ofrecía diversos productos basados en el chocolate, como lingotes, monedas de chocolate, trufas, lenguas de gato y, especialmente, los muñecolates. Las figuras que os muestro no son las originales que acompañaron a varias generaciones de españoles durante las fiestas navideñas, pero también son de una casa más que centenaria, con unas chocolatinas riquísimas y son las que adornan mi árbol navideño aunque en las imágenes solo os muestro un trocito de árbol, una cuarta parte de él, y sin decoración, ya que he querido hacerlo lo más parecido al del anuncio de los mencionados muñecolates.
Ya le gustaría a Willy Wonka estar al frente de "Simón Coll". Esta fábrica de chocolate deja un sugerente aroma a cacao tostado que inunda las calles del centro de Sant Sadurní d’Anoia, considerada la cuna del cava en el Penedés. Tabletas, monedas, huevos de Pascua, calendarios de adviento, turrones, bombones, paraguas, botellas de cava de chocolate o estos atractivos y deliciosos muñecolates, que no se quedan mancos jejejejeje. Aunque en mi recuerdo estén los de Elgorriaga, no le puedo hacer ascos a estos deliciosos muñecolates de Simón Coll, son una pasada de buenos.
Intentaré resistir la tentación de comérmelos, pero fijo que no todos llegarán al final de las fiestas. Siempre podemos recurrir al socorrido y picaresco truquillo de dejar en el árbol el papel de envoltorio colgado. No os hagáis los tontos o tontas, no os escandalicéis, que disimuláis muy mal. Seguro que también os comisteis algún muñecolate y dejasteis el papel disimuladamente moldeado para intentar que no se notara la carcasa vacía jajajajaja.
Y ya terminamos este post con un cuento de Navidad, dedicado a los dulces muñecolates.
LA LEYENDA DE LOS MUÑECOLATES EN EL ÁRBOL DE NAVIDAD.
Hace muchos años, en un pequeño pueblo rodeado de montañas cubiertas de nieve, existía una mágica tradición durante la temporada navideña. La leyenda decía que cada año, los duendes navideños preparaban pequeños muñecos de chocolate con sus hábiles manos y los colgaban en los árboles de Navidad de las casas.
Cuenta la historia que estos muñecos, llamados cariñosamente "muñecolates", eran portadores de buena fortuna y alegría. Se decía que los duendes los colocaban en secreto durante la noche antes de la víspera de Navidad, para que las familias se despertaran con una sorpresa mágica.
La tradición comenzó hace generaciones, cuando una niña del pueblo se encontró con un duende que estaba triste porque no tenía regalos para ofrecer durante la temporada festiva. La niña, con un corazón generoso, le regaló un pequeño muñeco de chocolate que había hecho ella misma. Agradecido, el duende le prometió que cada año, en vísperas de Navidad, él y sus amigos duendes harían muñecos de chocolate para regalar a las familias del pueblo.
Desde ese día, los muñecolates se convirtieron en una tradición apreciada. Cada año, las familias esperaban con anticipación la llegada de los pequeños muñecos mágicos, que colgaban delicadamente de las ramas del árbol de Navidad. Los niños se despertaban con ojos llenos de asombro y sonrisas radiantes al descubrir los deliciosos tesoros que adornaban el árbol.
La tradición de los muñecolates se transmitió de generación en generación, y el pequeño pueblo se convirtió en conocido por su festiva y encantadora costumbre. Los muñecolates no solo eran una deliciosa delicia navideña, sino también un recordatorio de la generosidad y la magia que puede florecer cuando compartimos nuestra alegría con los demás.
Así, la leyenda de los muñecolates en el árbol de Navidad perduró, llevando consigo el espíritu navideño y la conexión entre los habitantes del pintoresco pueblo y los amigables duendes de la Navidad. Y por eso hoy le dedico este post a los muñecolates. Un post que me llena de ilusión compartirlo con todos vosotros.
ANUNCIO TV MUÑECOLATES
DE ELGORRIAGA - AÑO 1975
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