DONDE PONGO EL OJO PONGO EL PERDIGÓN

Siempre fui un gran aficionado a las carabinas de aire comprimido, me crié en un ambiente donde siempre hubo de esas armas y alguna que otra pistola del mismo tipo. Primos, hermanos, amigos, todos ellos tenían alguna en el pueblo, y yo claro, me aficioné a ellas. Recuerdo una historia que me contaba mi padre, que una noche de verano la pareja de la “Benemérita”, los pillaron a él y a un amigo suyo cuando eran jovencitos, con sus escopetillas de perdigones y un saco lleno de gorriones, una cincuentena… Y se los llevaron al cuartel, allí les hicieron pasar toda la noche y de castigo les hicieron desplumar a los pobres pajarillos, y cuando acabaron de limpiarlos, soltaron a mi padre y compañía. Eso sí, sin sus bonitas escopetas, ni con el saco con los 50 gorriones ¡menudo festín se tuvieron que pegar en el cuartel a la hora de comer! Jajajaja.

A mí nunca me gustó matar a ningún animalillo con plumas ni sin plumas, pero sí que me gustaban las escopetas de mis hermanos mayores. Un verano aproveché las vacaciones en el pueblo, para convencer a mis dos hermanos de que me dejaran llevarme sus dos escopetas a Barcelona, los que más me costaron convencer fueron a mis padres, pero todo un mes da para mucho y finalmente los convencí. Me traje aquellas dos carabinas, y en el terrado de casa en Barcelona aprendí a disparar, se me daba muy bien, tenía una muy buena puntería y aquellas prácticas de tiro me sirvieron para sacarme en las casetas de tiro mis primeros purillos y algún que otro paquete de tabaco More, llaveros, juguetillos y un sinfín de cosas… Muchos de mis amigos me pedían que disparara por ellos, ya que sabían que si yo tiraba el premio lo tenían asegurado.

Lo malo que no solamente utilicé aquellas dos escopetas para entrenarme cuando llegaba la feria al barrio... Al medio día después de comer y antes de ir al colegio, solía subir a la terraza con aquellas dos escopetas. Una pequeña “Ojmar Regina Patent V” y una pesada y potente “Norica 61.C” (más tarde por los 90’s me hice de una poderosísima Carabina Gamo: Magnum eso ya eran palabras mayores), dianas, muñecos, cajas de cerillas, palillos, tapones, latas, pilas gastadas, pinzas, etc. Cualquier cosa era buena para utilizarla como diana, y si no que se lo digan a las antenas de alrededor… clink, clink, clink… Las tenía acribilladas a perdigonazos, ha esas les daba 10 puntos! jejejeje.

Un día me asomé a la baranda del terrado, serian las 3 menos pocos minutos y observe a unos amigos del barrio, los hermanos Miguel Andreu y Jordi Andreu y nuestro amigo en común José María Fortea y el que también se les unía de vez en cuando, el bueno de Juan Roche. Iban en dirección al colegio, ellos entraban a las 3h, yo iba a otro colegio que entraba media hora más tarde… Resumiendo, les silbé como Pedro silba a sus cabras y ellos miraron para arriba: "Eh mirad, es HAL" dijeron. Y gritando me saludaron. Yo ni corto ni perezoso saque una de las escopetas por encima de la barandilla, hubo un poco de cachondeo, así que yo seguí la corriente y los apuntaba (si algún niño lee esto, que sepa que esto no se debe de hacer). Ellos se lo tomaron a risa, así que apunté y disparé en más de una ocasión, siempre a cierta distancia respecto a ellos para no darles, pero si para asustarles.

Me tronchaba viendo como corrían los conejillos en zig zag y le gritaban una serie de insultos al francotirador jajajaja, pero también sé que a ellos les gustaba y años después siempre que nos juntamos, fijo que sale a relucir esa y otras traviesas anécdotas que ocurrieron en aquellos

principios de los 80's, al final acabamos con dolor de mandíbula de tanto como nos reímos al recordar aquellas travesuras.

Doy gracias a que nunca me pillaron, y que tampoco ocurrió ninguna desgracia que pueda lamentar... En este momento mientras voy escribiendo, se me están saltando las lágrimas de risa, sé que aquello no estaba nada, nada bien mmmm PERO COMO CORRÍAN JAJAJAJA!!! Aquello se repitió en varias ocasiones, hay que ver que gamberradas, una de las muchas que hice… Bueno amigos, espero que esta historia completamente verídica de abuelo cebolleta, os haya sacado unas risas… Por cierto, las escopetas aún las conservo, pero en el pueblo mmmm no quiero que mis hijos suban a la terraza para saludar a sus amigos cuando pasan cerca de casa jajajajaja. 

Imagen de mi amigo Vicent de Juguetes Reunidos