COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR Yo también lo tuve! Nostalgia y Recuerdos de los años 60 - 70 - 80 - 90's: VARÓN DANDY: EL LEGADO DE UNA FRAGANCIA ETERNA

miércoles, 19 de marzo de 2025

VARÓN DANDY: EL LEGADO DE UNA FRAGANCIA ETERNA

Hay perfumes que no solo huelen, sino que cuentan historias. Historias de épocas pasadas, de personas que ya no están, de costumbres olvidadas y de ideales que hoy nos parecen tan lejanos como extraños. Varón Dandy es uno de esos perfumes. No es una simple colonia; es un testigo mudo con más de un siglo de vida, un frasco que guarda entre sus notas el alma de un país que luchaba por reinventarse.

Hoy, 19 de Marzo, Día del Padre, quiero compartir contigo recuerdos sobre esta joya olfativa. Un símbolo que, para muchos, sigue siendo tan controvertido como fascinante. Y añadiría algo más: un aroma muy familiar que seguramente muchos compartimos en nuestra memoria.

Pero antes de contaros esa parte entrañable del post, permitidme hablar, o mejor dicho, escribir un poco sobre la historia de esta colonia ambarina. Una colonia que, al abrir el frasco, te golpea de lleno con su aroma. Es como abrir un baúl polvoriento lleno de recuerdos: notas de lavanda vigorizante, bergamota amarga y un clavel tenaz que se abre paso entre las maderas nobles y oscuras, junto al musgo de roble.

 

Varón Dandy: Un Clásico con Historia:

Varón Dandy, un perfume que rompió estereotipos, es mucho más que una colonia; es un icono de la perfumería española que supo romper con los viejos prejuicios sobre la masculinidad. Nació en 1922, en una época en la que perfumarse se consideraba un acto casi exclusivamente femenino e, incluso, estaba asociado de manera peyorativa a la homosexualidad y a ser visto como algo "demasiado afeminado" o directamente "gay". En este contexto, esta fragancia se presentó como la primera opción verdaderamente masculina en España.

Su creador, Joan Parera i Casanovas (1884-1939), fue el artífice de este revolucionario perfume. Impulsada por Perfumerías Parera, la marca apostó por un concepto radical: un perfume que, a pesar de sus matices florales y delicados, reafirmaba el ideal del varón elegante y con carácter. Su imagen publicitaria mostraba a un hombre distinguido, con sombrero de copa, guantes y bastón, consolidando la idea de que el perfume podía ser un símbolo de sofisticación masculina.

Su lanzamiento marcó una revolución en una España donde el uso de fragancias estaba cargado de estereotipos. La publicidad de la época lo dejó claro: "El hombre que usa este perfume es un verdadero varón".

La evolución de la opinión pública, de ver en la perfumería un acto afeminado a valorarla como una expresión de identidad y elegancia, habla de una transformación social. La fragancia se convirtió en un símbolo de ruptura y reafirmación de la masculinidad. Además, su formato de gran tamaño y precio accesible permitió que llegara a un público amplio, consolidándose como un emblema de identidad y rebeldía contra las normas rígidas de la sociedad.

En los años 70's, Varón Dandy alcanzó una popularidad masiva, llegando a vender hasta dos millones de litros al año. Aunque Perfumerías Parera tenía otros productos, esta colonia, creada por Joan Parera i Casanovas, fue su estrella. Desde su fábrica en Badalona conquistó mercados nacionales y también internacionales, siendo un éxito en México, Argentina y, especialmente, en Puerto Rico, donde se decía que se vendía tanto que parecía que la gente se duchaba con ella.

Más de un siglo después, Varón Dandy sigue vigente, aunque con menor entusiasmo que antaño. Sin embargo, su legado permanece como un recordatorio de que los aromas pueden ser una poderosa herramienta de identidad, capaces de desafiar prejuicios y aportar sofisticación a la imagen del hombre moderno.

Quizá, en el futuro, lo más innovador sea volver a oler como en 1922.

 

Hace tiempo que quería conseguir una de estas botellas:

Hace unos días visité una pequeña y antigua perfumería de mi viejo barrio en Barcelona, un lugar donde aún vendían Varón Dandy añejo en botellas de litro, originalmente de Parera, y no de Coty como es en la actualidad.. Digo "vendían" porque me llevé la última botella de la época que les quedaba.

El dueño, un hombre ya muy mayor, me contó que todavía llegaban clientes jóvenes y curiosos que querían probar "el perfume de los abuelos". Algunos se reían al principio, otros fruncían el ceño al oler la botellita de prueba, pero muchos, por no decir casi todos, regresaban semanas después para comprar una nueva. "Es como el vino —me dijo—, hay que aprender a apreciarlo".

"¿Y usted, por qué se la lleva?", me preguntó aquel buen hombre.

"Para el Día del Padre", le contesté. Él asintió solemnemente con la cabeza.

"Para mí", continué. "Para mí, esta botella está llena de recuerdos, y quiero compartirlos con quien quiera escucharlos".

 

Es un aroma que conozco bien, me transporta al pasado:

Aquella pequeña botella de colonia ámbar siempre estuvo allí, reinando en el estante superior del armario Romí del baño, junto a la maquinilla de afeitar de mi padre, como un testigo silencioso del paso de los años. Ese tapón parecía contener siglos de tradición, y aquella inconfundible etiqueta dorada incorporaba los elementos icónicos que representaban su esencia tradicional y la elegancia masculina que buscaba transmitir la marca, componentes clave del emblema de Varón Dandy.

Sombrero de copa: simbolizaba la sofisticación y el estilo clásico asociado a la figura del "Dandy" (hombre refinado y elegante).

Bastón: representaba la distinción y el carácter caballeroso, reforzando la idea de virilidad y elegancia tradicional.

Guantes: evocaban el cuidado personal y el detalle en el vestir, asociados al hombre meticuloso y de buen gusto.

Para muchos, es un símbolo de la infancia, el aroma de su padre o incluso de su abuelo, un aroma muy familiar.

Desde niño, lo veía como un objeto casi sagrado. Era de papá. Su ritual matutino no estaba completo sin unas gotas de aquella colonia, que frotaba con maestría entre las manos antes de pasarlas por su rostro recién afeitado. Aquel olor era él. No había otra manera de describirlo. Era el aroma de mi padre, el aroma de los días de escuela, cuando, de buena mañana, entraba al baño para asearme antes de marchar al colegio y, en el ambiente, se notaba que mi padre ya se había afeitado y perfumado antes de marchar a trabajar.

También era el aroma de aquellas festivas y entrañables mañanas de domingo que tanto recuerdo, en las que salíamos juntos a comprar La Vanguardia o el semanario de El Caso. Luego, él tomaba su café y yo una Fanta de naranja en el Bar Montferry (Bar del Sr. Pascual) o en el Cala (el Bar Antonio). ¡Qué recuerdos! mmmm, Fanta y alguna moneda para jugar al PinBall, mientras mi padre se enfrascaba en la tertulia con los otros parroquianos de aquellos bares del barrio.

A los doce o trece años, la tentación fue más fuerte que yo. En secreto, empecé a usar unas gotas de Varón Dandy antes de salir a la calle, aunque solo fuera para comprar un paquete de arroz en la tienda de la esquina. Me hacía sentir mayor, importante, diferente. Pero claro, mi economía infantil, como mucho, daba para chicles y pipas, no para caprichos perfumados, así que el frasco de papá iba bajando más rápido de lo normal, con mi ayuda. Jajajajaja.

No tardó en darse cuenta. Un día, mientras me miraba con esa media sonrisa cómplice, me dijo:

—Si vas a usar mi colonia, al menos póntela bien. Así, mira...

Y con la paciencia de quien entiende los pequeños rituales de la vida, me enseñó cómo aplicarla sin parecer que me había caído dentro de la botella.

Con los años, mis gustos cambiaron y descubrí nuevos aromas. Floïd Blue llegó a mi vida gracias a mi hermano mayor (como cuento en esta otra historia de mi querida Floïd Blue), y luego vinieron otras fragancias que marcaron diferentes etapas. Pero Varón Dandy siempre estuvo ahí. A veces, en un rincón, olvidado por un tiempo, pero nunca ausente del todo, ya que era un aroma familiar.

Los años pasaron. Regalé Varón Dandy a papá cada Día del Padre, mientras mis hijos hacían lo mismo conmigo y me sorprendían con mi querido fluido azul. Hasta que un día desapareció del mercado, pero esa historia ya la conté en el enlace que dejé, por si queréis leerlo y echar unas risas.

Años atrás, mi hija pequeña solía preguntarme:

—Papá, ¿por qué tienes dos colonias, una azul y la otra amarilla?

Mi contestación era siempre la misma. Señalaba la botellita de Floïd Blue y le decía:

—La azul es para las aventuras del día a día.

Después señalaba la de Varón Dandy con una sonrisa y, guiñándole el ojo a mi hija, le decía:

—La de color ámbar, para los recuerdos.

En la actualidad, Varón Dandy se sigue fabricando, aunque su color es más claro. El aroma se podría decir que es el mismo, pero mucho más débil, como los abrazos que, por desgracia, ya no puedo darle a mi padre. Por eso guardo este set de colonia Varón Dandy de la época, con el auténtico y penetrante perfume.

Cuando papá se fue, una de las pocas cosas que quise conservar fue aquel frasco. De vez en cuando, lo destapo y dejo que el pasado me abrace, aunque sea solo por un momento. Cierro los ojos y respiro hondo... Por unos instantes, creo oír su risa entre las notas amaderadas, cálidas y especiadas, y me suele parecer escuchar sus palabras, como cuando era niño, diciéndome:

"Póntela como yo te enseñé y recuerda cerrar bien la botella. Siempre se te olvida y se evaporará."

Jajajajaja. Ahí está él... En esos consejos, en esos recuerdos, en ese perfume, en esos instantes que me transportan al pasado, volviendo a las mañanas de escuela, a los paseos mañaneros de domingo, de periódicos, de Fantas y partidas de PinBall, o a las tardes de domingo en las que salíamos los tres, mi madre, mi padre y yo, a comernos una rica tarrina de helado.

 

Feliz Día del Padre:

Estoy seguro de que hoy Varón Dandy sigue siendo un regalo recurrente en el Día del Padre en España, aunque muchos lo buscan más por nostalgia que por otra cosa. Y lo mejor de todo es que, en muchas barberías, ha vuelto a ponerse de moda, con la clásica botella de litro en sus estantes y el placer de un refrescante masaje en la cara después de un buen afeitado mmmm, eso no tiene precio.

Espero seguir guardando ese aroma durante muchos años, en mi baúl especial de los recuerdos y en mi corazón.

¡Feliz Día del Padre, papá! Allí donde estés, estoy seguro de que seguirás dejando tu inconfundible rastro de Varón Dandy.














1 comentario:

  1. Me llamaban poderosamente la atención esa botella del Varón Dandy en la repisa del espejo con ese envase redondeado y ese color anaranjado. En ocasione me ponían un poco de colonia de una botella tipo pera sin marca y rellenable de donde salía un pequeño pitorro alargado. Nada de Varón Dandy, sería porque era un niño creo.

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