El éxito de las primeras navajas que imitaban a las del famoso bandolero de la serie Curro Jiménez marcó un antes y un después en los kioscos de nuestra infancia. Aquellas facas de juguete que todos queríamos tener abrieron paso a otro tipo de navajas: desde las sofisticadas automáticas, de las que ya os hablé en otro post, hasta las icónicas navajas suizas multiusos, pasando también por las clásicas bandoleras.
¡Ah, las navajas suizas! Esas maravillas que, al más puro estilo MacGyver, casi que te prometían convertir un chicle y un clip en un chalet amueblado con piscina y vistas al mar, jajajaja.
Mi primera colección seria (que nadie se asuste) fue de armas blancas, pero de las de verdad: cuchillos de monte, militares y, cómo no, navajas, incluso alguna espada. ¿Sabéis cuál fue mi primera navaja? Sí, una multiusos suiza, y no precisamente de juguete. Tenía unos 12 o 13 años cuando la conseguí, y era mi tesoro. Me acompañaba en cada excursión al monte, siempre en el bolsillo. Todo esto fue incluso antes de que existiera MacGyver. (Por cierto, algún día hablaremos de esa mítica serie de TV... y de las navajas de verdad que usaba el manitas de MacGyver; ahora volvamos al tema que nos interesa).
Las navajas de juguete, hechas de plástico, fueron un éxito rotundo gracias a la visión de empresas como la juguetera "Baratijas Domingo". En pleno auge de la moda Boy Scout de los 70's y 80's, estas navajitas conquistaron los kioscos de nuestras calles y también nuestros corazones.
En mi colegio había un club de Scouts que se reunía los fines de semana en una sala justo al lado de mi clase. Aunque nunca estuve apuntado a este movimiento escultista de la noble Flor de Lis, siempre me fascinó. Lo más cerca que estuve de ser Scout fue al leer los manuales de los Jóvenes Castores y su enciclopedia, que aún conservo y hojeo de vez en cuando, jejejejeje.
Os aseguro que me hubiera encantado ponerme al cuello uno de aquellos pañuelos rayados, una camisa con chulas insignias, el pantalón corto a juego y unas buenas Chirucas. ¡Jope! Recuerdo perfectamente las conversaciones de mis compañeros de colegio, aquellos que estaban apuntados en aquel Club Scout. La verdad, a los que no pertenecíamos, nos daba un poquito de envidia su entusiasmo y las historias que contaban.
La primera vez que vi una navaja suiza de verdad fue gracias a un compañero de clase que era Scout. Me enamoré al instante de aquella maravilla multiusos: cuchillo, sierra, sacacorchos, destornillador, abrebotellas, abrelatas... ¡Lo tenía todo en uno! Convencer a mis padres para que me compraran una fue toda una odisea, pero finalmente, tras mucho esfuerzo y portándome mejor que nunca, lo conseguí. Era una preciosa navaja suiza de la marca Wenger, sinónimo de calidad al 101%.
Con los años llegaron otras a mi colección, como las pequeñitas minis Victorinox para el llavero de las llaves (que sigo llevando) y, por supuesto, la reina de las navajas multiusos: la Victorinox Swiss Champ. Esta joya, muy completa pero no exagerada como las XXL, se convirtió en mi compañera fiel para viajes y excursiones. La compré a principios de los años 90's y, hace un par de años, le regalé el mismo modelo a mi hijo por Navidad. ¿Sabéis qué? ¡No ha cambiado en nada! Después de tantos años, tienen la extraordinaria y buena calidad de siempre, y los accesorios son los mismos; es idéntica a la mía. Aunque no son baratas, valen cada céntimo.
Pero volvamos a las navajas de plástico. Estas pequeñas joyas, embolsadas con su bonito cierre de cartón y sus ilustraciones al estilo Scout, eran perfectas para los más pequeños. Probablemente, algún joven Scout las llevó en el bolsillo hasta que tuvo la edad y responsabilidad suficiente para portar una navaja de verdad. Eso sí, seguro que Akela (el líder en los Scouts) se encargaba de recordarles las reglas y de supervisar que no las usaran antes de tiempo.
Hablando de Akela… ¿Sabías que este nombre es un titulo, un rango en el mundo Scout? Si no lo sabías, no te preocupes; yo mismo lo descubrí hace relativamente poco, unos tres o cuatro años. Es curioso cómo, a veces, un nombre lleva consigo una historia más grande de lo que imaginamos, y en este caso, esa historia me lleva a alguien muy especial: Juan Pedro, conocido por todos como Akela, de El Kiosko de Akela.
Este post, sobre las navajas multiusos de kiosco, se lo quiero dedicar a él, a mi querido amigo Akela, que mañana cumple años. Quiero que sepa que lo extraño profundamente desde que se jubiló y decidió retirarse. Tras cerrar las puertas de su mítico kiosco, se está tomando un descanso más que merecido y bien ganado. Me alegro por él, por supuesto, pero eso no quita que, en este mundo de la nostalgia y el coleccionismo, su ausencia se sienta.
Juan Pedro Akela no solo fue un referente en el mundo de los Scouts, sino también en el universo de los pequeños tesoros vintage. Fue él quien me aclaró el significado de su nombre o, si quieres llamarlo así, apelativo.
Un día, me picó la curiosidad y le pregunté:
—Juan Pedro, ¿por qué el nombre de Akela?
Y entonces me explicó, con esa calma sabia que le caracteriza:
En el mundo Scout, Akela es el nombre del líder de la manada de lobatos, los niños y niñas más pequeños dentro del movimiento Scout (generalmente entre 7 y 11 años, dependiendo de la organización). Este nombre proviene de Akela, el lobo líder de la manada en El libro de la selva, de Rudyard Kipling. Este libro inspiró muchas de las tradiciones y la simbología de los Scouts.
Akela es una figura sabia, fuerte y respetada, alguien que guía a los lobatos en su aprendizaje y crecimiento. Fomenta valores como la responsabilidad, el trabajo en equipo y el respeto por la naturaleza y los demás. Es un rol fundamental dentro de los Scouts porque no solo lidera actividades, sino que enseña tradiciones, crea confianza y proporciona un entorno lleno de diversión para los más pequeños.
Eso, en esencia, es lo que Juan Pedro ha hecho en su vida. De joven fue un auténtico Akela Scout, liderando con pasión a pequeños lobatos. Y más tarde, sin imaginarlo, volvió a ser un Akela desde su kiosco. Allí, nos enseñó las maravillas de su colección, creó una comunidad y, para muchos de nosotros, fue un guía en este mundo vintage que tanto disfrutamos. Su kiosco era, y es, más que un escaparate: una escuela, un lugar donde aprendimos de su buen hacer, un blog genuino y pionero en la materia.
Por eso, este post sobre las navajas Scouts de kiosco se lo dedico a él: al nostálgico kiosquero Boy Scout Akela. Gracias, amigo, por todo lo que nos has enseñado, por todo lo que nos has dado y compartido con nosotros.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS, QUERIDO AMIGO!
Bueno, y ya sin más, os dejo unas fotos de las mencionadas navajas multiusos de kiosco, mmmm, ya le gustaría a MacGyver hacerse con una de estas bolsas, jajajajaja. Y lo dicho: hoy el post era sobre estas navajas de plástico, aunque también toqué un poco el tema de las de verdad, auténticas navajas suizas. Queda prometido que un día de estos les dedicaré un post más en profundidad, y os garantizo que será muy interesante.
Y recuerda siempre...
¿Qué lleva MacGyver en su maleta para vacaciones?
Nada. Solo su navaja suiza multiusos. ¡Con eso construye el hotel cuando llega! Jajajajaja, qué chiste más malo, jajajajaja.
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