Bueno, bueno, bueno. Puede que os preguntéis el porqué de
este título para este post… Tengo que contaros que estoy muy contento, ya que
esta semana me hicieron abuelo. Eso sí, un abuelo joven jajajajaja. Y como ya
os podéis imaginar, este post se lo dedico a mi nieta, a Rim, y de refilón a su padre
por lo listillo que era cuando algo le interesaba jejejejeje.
Recuerdo aquel año 1997 cuando le regalamos un Tamagotchi de
primera generación a mi hijo. ¡La de sobresaltos que nos dio aquel huevo en
medio de la madrugada con su pii, piii, piiiii! Más de una vez nos tuvimos que
despertar, Judith y yo, para darle de comer o limpiarle sus necesidades y que
nos dejara dormir tranquilos, mientras el listillo de nuestro hijo dormía a
pata suelta en su habitación mmmm, el señorito antes de acostarse nos dejaba su
mascota virtual en la mesita de noche y encima sin ponerlo en modo descanso. Y
claro, si no nos fijábamos que estaba allí… ¡Grrrrrr! Menudos sustos nos daba
en mitad de la noche cuando el inquilino del huevo reclamaba nuestra presencia
para jugar, comer o…
Desde aquel primer Tamagotchi, ya han salido una
cincuentena, por lo menos, con diferentes carcasas, formas y colores, por no
mencionar sus funciones, algunas de ellas bastante avanzadas. Pero la nostalgia
tiene mucho poder y en el 2022 Bandai anunció el regreso de Tamagotchis originales
de primera generación, o mejor dicho, reedición de aquellos primeros
Tamagotchis, y triunfaron convirtiéndose en un Nº1 de ventas para aquella
Navidad, sobre todo para los nostálgicos como nosotros jejejejeje mmmm, así que
yo no pude evitarlo y me hice con estos tres modelos que, a mi parecer, eran
los más retro y bonitos de la colección.
El término "Tamagotchi" es una combinación de las
palabras japonesas "tamago", que significa huevo, y
"ucchi", una abreviatura de la palabra japonesa para amigo, "tomodachi".
Por lo tanto, se traduce aproximadamente como "amigo del huevo".
La idea detrás del Tamagotchi era crear una mascota virtual
que los usuarios pudieran cuidar y nutrir, similar a tener una mascota real.
Pues sí, mmmm, parece ser que alguien en Bandai decidió en aquel noviembre del
1996 (fecha en la que Tamagotchi fue lanzado por primera vez en Japón) que ya
era hora de que los niños experimentaran la alegría y el pánico de ser padres,
eso sí, mmmm, sin tener que lidiar con pañales sucios jajajajaja.
Así nació el Tamagotchi, un pequeño huevo de plástico que, en lugar de esconder un jugoso chocolate, albergaba un ser digital en su interior, una mascota virtual que pasaba por diversas etapas de desarrollo, desde huevo recién eclosionado hasta una forma adulta, y si los usuarios
no cuidaban adecuadamente a su Tamagotchi, podía enfermar o
incluso morir. Ufffffff, si llegaba ese momento, menudo drama impactante para
el pequeño cuidador.
Los niños de todo el mundo llevaban estos pequeños
dispositivos a todas partes, como si fueran el último grito de la moda (bueno,
en la década de 1990, probablemente lo eran). Aunque, sinceramente, llevar uno
no te hacía el más cool del patio de recreo, más bien, era una señal de que
estabas dispuesto a sacrificar tus momentos de juego para asegurarte de que tu
Tamagotchi no muriera de inanición.
La rutina diaria era digna de una sitcom. Te levantabas por
la mañana, y lo primero que hacías era alimentar a tu Tamagotchi. Si no lo
hacías, se convertía en un dramático episodio de "Mi Tamagotchi tiene
hambre y eso no es nada bueno". Luego venía la fase de limpieza, porque
incluso las mascotas virtuales tienen que hacer sus necesidades.
¡Ah, la maravilla de la vida digital! Pero no te equivoques,
cuidar de un Tamagotchi no era solo risas y alegría. Había momentos en que tu
Tamagotchi decidía tener una rabieta y te miraba con ojos acusadores. "¿No
has jugado conmigo lo suficiente?", parecían decir aquellos acusadores
píxeles. Y si no le dabas suficiente atención, corrías el riesgo de tener una
mascota virtual bastante resentida y con una buena rabieta.
A medida que el tiempo pasaba, tu Tamagotchi evolucionaba.
Desde un adorable huevo hasta una extraña criatura que parecía una mezcla de
pollo, dinosaurio, pescado o alienígena jajajaja. Pero sin importar su forma,
siempre se ganaba un lugar en tu corazón (y en tu bolsillo).
En resumen, el Tamagotchi fue como tener un compañero de
cuarto un tanto exigente pero adorable. Revolucionó la forma en que veíamos las
mascotas y enseñó a toda una generación sobre la importancia de cuidar de algo,
incluso si solo existía en una pequeña pantalla LCD. ¡Ah, esos fueron tiempos
gloriosos de apretar botones y preocuparse por criaturas digitales!
Y así, en la era del grunge y los peinados extravagantes,
los Tamagotchis conquistaron el mundo, convirtiéndose en los confidentes de los
preadolescentes y desafiando las leyes de la biología convencional. Pero no
todo era diversión y juegos, a veces, la tragedia también golpeaba en forma de
baterías agotadas. Las pilas eran el némesis de todo cuidador de Tamagotchi, y
la frase "¡Mis pilas se agotaron!", se volvía un lamento común en las
aulas.
El fenómeno Tamagotchi se infiltró en la cultura popular de
maneras insospechadas. Hubo debates sobre cuál era la mejor estrategia para
criar un Tamagotchi saludable. Algunos se volvían expertos en la ciencia del
píxel, intercambiando secretos en los recreos. Mientras tanto, los menos
afortunados veían cómo sus criaturas digitales se convertían en un revoltijo de
píxeles tristes. ¡Cruel realidad de la vida digital!
Y luego llegó la inevitable pausa Tamagotchi. A medida que
las modas cambian más rápido que un Tamagotchi demandando atención, estos
juguetes virtuales se guardaron en cajones polvorientos junto con las camisetas
de colores neón y las hombreras. Pero, ¡espera!, no subestimemos el poder de la
nostalgia.
En el nuevo milenio, Bandai, sintiendo la llamada de los
corazones nostálgicos, decidió resucitar a los Tamagotchis. ¡Sí, como si fueran
las estrellas de Rock de los juguetes electrónicos, volvieron a los estantes de
las tiendas para capturar el amor de una nueva generación! Y así, Bandai volvió
a lanzar varias y nuevas versiones y ediciones especiales del Tamagotchi,
algunas con más funciones y criaturas aún más extrañas.
¡Tamagotchis que podían viajar en el tiempo, otros que eran
estrellas de Rock virtuales y algunos que parecían salidos directamente de un
universo paralelo donde los animales tenían alas en la cabeza, o también del
mismísimo jurásico! Incorporando nuevas características, diseños, versiones
actualizadas y, sobre todo, conmemorativas para capitalizar la nostalgia de
aquellos que hoy día ya son padres y que crecieron con el Tamagotchi original.
En resumen, el Tamagotchi es un icono de la cultura popular
de los años 90's que introdujo a muchas personas en el mundo de las mascotas
virtuales y la responsabilidad digital. Aunque ha evolucionado con el tiempo,
sigue siendo recordado como uno de los juguetes electrónicos más influyentes de
su época, un juguete con el que varias generaciones de diferentes décadas han
jugado y que, probablemente, jugarán, sobre todo, gracias a la nostalgia de
aquellos niños que hoy ya son adultos.
Y ya para terminar, solo quiero decir que "la venganza es un plato que se sirve frío" y que me acuerdo muy bien de aquellos sobresaltos que estos juguetes me dieron por culpa de mi hijo y las risas que se pegaba al día siguiente cuando se enteraba del susto que nos dio su escandalosa mascota virtual. ¡Grrrrrrr! Tengo muy buena memoria y pienso regalar a mi nieta, cuando llegue el momento, mis Tamagotchis, los Tamagotchis del abuelo para que se los ponga a sus padres debajo de la cama, tapados por la almohada o disimuladamente escondidos sobre la mesita de noche a ver qué siente él, cuándo le tocan los huevos a mitad de la noche, ¡eeeeeeh! Lo de los huevos no lo digo con segundas, mal pensados jajajajajaja.
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