COPIAR O CORTAR Este primer código evita que copien los textos de tu página o blog Este segundo código evita que copien las imágenes y gif COPIAR O CORTAR YO TAMBIÉN LO TUVE! NOSTALGIA Y RECUERDOS DE LOS AÑOS 60 - 70 - 80 - 90's

sábado, 13 de abril de 2024

FUMANDO EN LAS CLASES DE LA EGB

De plena actualidad está estos días la polémica y nueva ley antitabaco 2024. En todos los informativos y programas sensacionalistas del momento se habla de ella, y claro, eso me hizo recordar muchas anécdotas vividas en primera persona, poniendo en relieve un contraste impactante entre el presente y el pasado, evocando recuerdos sacados de otra época. Es inevitable no rememorar anécdotas personales que reflejan la naturalización del tabaquismo en décadas pasadas.

Desde la perspectiva de los años 70's y 80's, la escena del médico de cabecera con un cigarrillo entre los labios y un cenicero rebosante en su consulta parece surrealista hoy en día. Incluso en situaciones tan trascendentales como la espera del nacimiento de un hijo en un hospital, el cigarrillo era un compañero inseparable, como si de una escena cinematográfica se tratara.

Las clases de la EGB (Educación General Básica) también están impregnadas de ese humo y de esas memorias. Recuerdo a profesores que fumaban en el aula, como el "perro flauta" Pep con su cigarrillo Fortuna en la boca, aunque mantenía una relación cercana y muy de colegueo con los alumnos, ufffffff, cuando se enfadaba, peligroooo, y después de la tempestad fumaba como un carretero para tranquilizarse. Y luego estaba la elegante Srta. Arian, la única profesora que fumaba Ducados paseando entre los pupitres como si de una pasarela de Gucci se tratara. Su figura delgada se alzaba con distinción mientras el humo danzaba en el aire viciado de clase. Con deciros que a veces aquellas aulas parecían un plató del mítico programa de debate "LA CLAVE", pero en vez de ser presentado por el bueno de José Luis Balbín, este era presentado por la moderna y guapa Arian jejejeje.

Aunque su hábito de fumar pudiera ser cuestionado en otros contextos, la Srta. Arian era respetada por su dedicación y conocimiento. A lo largo de los años, el olor a tabaco se convirtió en parte de la atmósfera educativa de su clase, y ella recordada como una figura emblemática que trascendió más allá de las lecciones de gramática y literatura.

En aquellos días de la EGB, la Srta. Arian no solo destacó por su hábito poco convencional, sino también por su aura de elegancia que evocaba la moda de los años 80's. Su estilo impecable con vestimenta a la última y su gracia al moverse por el aula dejaba una impresión duradera en sus alumnos, quienes recordarían con cariño sus lecciones impregnadas de humo de tabaco.

A pesar de los cambios normativos y sociales que han transformado nuestra percepción del tabaquismo, estas anécdotas nos recuerdan una época en la que el cigarrillo era una presencia constante en la vida cotidiana, incluso en los lugares más inesperados como aquellas clases de la EGB.

En mi caso, la Srta. Arian, con su Ducados en mano, representa un pedazo de esa historia, recordada con nostalgia y cierta incredulidad en el mundo actual. Puede que este también sea un recuerdo compartido por muchos de vosotros, recuerdos de aquellos hospitales o consultas médicas donde fumaban profesionales y visitantes, o puede también que siendo estudiante tuvieras a un Pep o a una Arian dándote clase, cigarrillo en mano.

Pues esta es una de esas cosillas de las muchas que saldrán y que dan nombre a esta sección "COSAS QUE YA NO DECIMOS NI HACEMOS" Espero que os gusten.  

sábado, 6 de abril de 2024

LAS GOMAS VERDES DE MILAN 430 Y EL PODER DE LA NOSTALGIA

Hace muy poquitos días llegaba a mis manos esta caja de gomas "MILAN 430". Si creciste en tiempos de la EGB, es imposible que no tuvieras una de estas gomas en tu estuche.

Esta caja de gomas, aparte de transportarme a mis tiempos de colegial, me recuerda una curiosa y bonita anécdota ocurrida a principios del 2022, una historia donde queda patente el poder que puede tener la nostalgia, poder que a continuación os contaré.

Podríamos empezar diciendo que es sorprendente cómo la desaparición de un objeto de tres por tres centímetros de un catálogo que tiene 284 páginas puede convertirse en una noticia viral e incendiaria de redes sociales y otras plataformas. Todo comenzó cuando algunos usuarios se percataron de que este producto de material de papelería había desaparecido del catálogo de ese enero del 2022 de la empresa catalana de material escolar, escritura y artes plásticas Milan, con sede en Mont-ras (Girona), fabricantes de la goma conocida como "miga de pan" 430. Solamente aparecían las de color blanco y rosa, dos de los tres colores en que se fabricaban…

 ¿Pero dónde estaba el tercer color? No estaba el verde. (Por cierto, aquellas recordadas gomas se les llaman "miga de pan", porque antes de que se fabricaran gomas de caucho, para borrar se empleaban migas de pan bien prensadas con los dedos y al borrar las virutas que desprenden estas gomas recuerdan a las de las migas de pan cuando también se utilizaban para hacer el borrón y cuenta nueva jejejejeje).

Tan pronto salió la noticia, las redes sociales se empezaron a hacer eco de la descatalogación y, en cuestión de horas, se sembró el pánico en Internet.

La alerta en las redes sociales de que no habría más gomas verdes de Milán suscitó debates, tertulias de radio y largas conversaciones en redes sociales, sobre qué generación utilizó cada goma, la utilidad de cada una de ellas para borrar rastros de distintos lápices, acalorados debates sobre si es mejor el modelo "miga de pan" o la "Milan Nata" con su característico y goloso olor fiel a su nombre mmmm o a las formas que aquellas gomas adquirían al gastarse. Todos debatían sobre cuáles fueron las mejores, y sin lugar a dudas una de las preferidas era la goma de borrar "MILAN 430" hecha de caucho sintético y con las letras rotuladas en diagonal, fabricada en España desde 1918. Por lo tanto, es un producto más que centenario.

Además de ser un icono archiconocido de nuestra niñez, esta goma es parte de la infancia de la sociedad española y ha sido y es un elemento indispensable en los estuches de los alumnos en los colegios y en los recuerdos de distintas generaciones, y sin apenas cambios en su modelo, modelo que se ha mantenido igual o casi igual durante todos estos años (podéis apreciar las pequeñas diferencias en algunas de las fotos que subí, comparación entre gomas nuevas actuales, con las de la caja de los años 70's, juzgad vosotros mismos…)

Ante tal revuelo, Milan escribió un comunicado en una conocida plataforma social asegurando que la intención era solamente descatalogar el modelo 430 color verde, ya que los estudios de mercado realizados indicaban que los consumidores preferían comprar el modelo en blanco o rosa.

Sin embargo, tras la presión en las redes y todo el interés que mostraron muchos seguidores en aquellos primeros días del 2022, para que la icónica goma de borrar de color verde siguiera existiendo, Milan aseguró que si el mercado demandaba las de color verde, ellos estarían encantados de continuar fabricando las gomas "MILAN 430" con ese color, y así fue. Finalmente, Milan cumplió su palabra decidiendo dar marcha atrás en su postura.

Antes de que Milan asegurara que no descatalogarían el modelo 430 verde, los nostálgicos usuarios ya estaban creando todo tipo de homenajes en las redes sociales e incluso vendiendo los últimos ejemplares que disponían por precios desorbitados en portales de compraventa de Internet. Incluso algún usuario aprovechó la ocasión para tirar de humor e intentar cambiar este preciado tesoro a cambio de una PS5. Tremendo, ya conocéis la picaresca española… Quién sabe, aquellos que aún tengan una goma verde de Milan puede que sin saberlo estén atesorando una futura pieza de coleccionista jajajajaja.




Apenas cambios visibles en este modelo 430 entre las viejas gomas y las actuales

Comparación gomas MILAN 430. Actuales y de los Años 70's 

Comparación gomas MILAN 430. Años 70's y actuales 

Gomas MILAN 430. Años 70's

Gomas MILAN 430. Actuales de este 2024



Y si borro mucho y me quedo corto de gomas mmmm guardo de reserva otro clásico, la goma gigante "MILAN 403" jajajaja posiblemente también la recordarás y aún siguen vendiéndola. 

sábado, 30 de marzo de 2024

EL MISTERIO DE LA LUZ DE LA NEVERA

En la vorágine del cambio cultural, ciertas acciones y expresiones han caído en desuso, dejando un eco nostálgico en el paisaje de nuestras costumbres. A medida que avanzamos en el tiempo, es inevitable que algunas prácticas y formas de expresión se queden atrás, ya sea por el surgimiento de nuevas tendencias o por la simple transformación de nuestras circunstancias sociales.

El lenguaje, ese espejo de nuestra evolución cultural, refleja estos cambios de manera vívida. Expresiones y términos que una vez resonaron con fuerza en el tejido de nuestra comunicación cotidiana ahora parecen arcaicos o, en el mejor de los casos, una reminiscencia de tiempos pasados. ¿Recuerdas cuando solíamos decir "¡Ay, caramba!" sin que nadie pestañeara? Ahora, esa frase parece más desplazada que un dinosaurio en una fiesta de baile contemporánea.

Pero no son solo palabras las que han caído en el olvido, también hay acciones y prácticas que se han desvanecido en el viento del cambio cultural. ¿Recuerdas cuando buscar información significaba hojear enciclopedias de papel en una biblioteca polvorienta, o en la que compraron tus padres a plazos al vendedor de "Círculo de Lectores"? Hoy en día, esa imagen parece tan distante como la luna misma. La era digital ha barrido muchas de nuestras viejas costumbres, dejándonos con una sensación de nostalgia mezclada con un toque de gratitud por la comodidad que la tecnología moderna nos brinda.

Y luego está la infancia, ese territorio mágico donde el tiempo parece detenerse. Pero incluso allí, el paso de los años ha dejado su huella. ¿Recuerdas cuando jugábamos en la calle hasta que el sol se ponía y las calles se iluminaban. Ahora los niños están más inclinados a pasar horas frente a una pantalla, inmersos en mundos virtuales que desafían la imaginación. Los juegos callejeros y las aventuras al aire libre parecen haber dado paso a una era de entretenimiento digital, donde las pantallas brillantes son las nuevas ventanas a la diversión.

Sin embargo, no todo es melancolía por lo perdido. Estos cambios también nos recuerdan la capacidad de adaptación y la naturaleza siempre cambiante de la sociedad. A medida que dejamos atrás ciertas expresiones y prácticas, abrazamos nuevas formas de comunicarnos y relacionarnos. El avance tecnológico nos ha otorgado herramientas que nuestros antepasados solo podrían haber soñado, y aunque extrañemos ciertas tradiciones, es difícil no sentir emoción por lo que el futuro nos depara.

En última instancia, este recorrido por las dinámicas que han perdido relevancia en la sociedad contemporánea nos invita a reflexionar sobre el constante flujo del cambio cultural. Nuestras palabras, acciones y formas de entretenimiento pueden evolucionar con el tiempo, pero la esencia de lo humano sigue siendo la misma. La nostalgia por lo perdido se mezcla con la emoción por lo nuevo, creando un tapiz complejo de experiencias que nos recuerdan que, en última instancia, somos seres en constante evolución y al final del día, lo único constante es el cambio, ¡y eso es algo que nunca pasará de moda!

Aquí, en esta nueva sección os dejaré algunos ejemplos de cosas que solíamos decir o hacer de niños y que pueden no ser tan comunes en la actualidad, muchas de ellas se podría decir que las tenemos olvidadas, pero aquí las volveremos a recordar.  

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 Ningún niño puede resistirse al encanto magnético de la luz de la nevera. Recuerdo con claridad las numerosas ocasiones en las que, de pequeño, cerraba la puerta lentamente, asomando la cabeza por el lateral con la esperanza de captar el preciso instante en que la luz se extinguía. Un pulso firme era esencial, y el silencio reinaba mientras me esforzaba con ambas manos para mantener el control. Después de varios intentos, ¡lo lograba! La luz se apagaba, y era entonces el momento de abrir la nevera nuevamente y repetir el proceso. Sin embargo, cada sesión culminaba inevitablemente con la voz de mi madre gritando: "¡Cierra la nevera!". Los sobresaltos eran terribles jajajajaja. Estoy seguro de que la mayoría, si no todos, han experimentado algo similar en su infancia.

sábado, 23 de marzo de 2024

SIGO FIÁNDOME DEL CASERÍO

Siiiiiiiiiiii ya llegó la primavera y para celebrarlo saco de mi baúl estas publicidades muy para esta estación y también esta hucha que no necesita presentación. Seguro que cuando la veas sabrás qué casa es, o mejor dicho, qué caserío es, ¿verdad? Esta es una de esas alcancías que bien puedo gritar a los cuatro vientos eso de ¡DE ESTA HUCHA ME FIOoooOooo! Para guardar algunas pesetillas jejejeje. 

Que yo recuerde, posiblemente esta fue una de las últimas promociones en las que regalaban una de estas bonitas y entrañables casas. Allá por los 70's se hicieron promociones de estos caseríos en porcelana a modo de decoración, a mediados de los 90's la promoción fue de una maqueta tipo "Tente o Lego" con algunas vaquitas pastando en su verde prado y esta que os enseño es el modelo alcancía - hucha, promoción de finales de los 90's.

"De El Caserío me fío" Ese es el eslogan original de la marca con su casita, emblema de los productos y derivados lácteos como los quesitos en porciones que tanto nos gustaban, queso en lonchas, etc.

Esta es una marca de esas entrañables de verdad que ha cambiado poco desde sus orígenes en los años 30's y que creo que se merece un pequeño homenaje recordando o mejor dicho explicando un poco de su historia, ya que en aquellos años 30's, seguro que nosotros aún no estábamos ni en proyecto de nacimiento jejejejeje, pero si los recordaremos de aquellos años de nuestra infancia, como bien pueden ser los de aquellas décadas maravillosas que tocamos en nuestro blog, aquellos felices 60's 70's 80's 90's.

Vamos allá...

Aunque al hablar de queso y pensar en un caserío, muchos identificaran la marca con algún lugar del norte, fijándose un poco mejor en la etiqueta original, la localización quedaba clara "Mahón" de allí salió "El Caserío". Con aquel legado que dejó huella en nuestra infancia.

En el vasto mundo de los productos lácteos, pocos nombres evocan tantos recuerdos de infancia como El Caserío. Sus porciones de queso fundido, envueltas individualmente en láminas de aluminio, se convirtieron en un elemento básico en los hogares españoles durante décadas. Pero, ¿cuál es la historia detrás de este icónico producto? ¿Cómo llegó a convertirse en un pilar de la industria láctea en España y dejar una huella indeleble en la memoria de tantos?

Para entender la historia de El Caserío, debemos remontarnos a las raíces de la empresa y a la visión de su fundador, Pedro Montañés de Villalonga. Nacido en Menorca en 1907, Montañés provenía de una familia dedicada a la ganadería y la agricultura. Su hogar, ubicado en la finca agrícola de Subaida, era conocido por la producción de leche de vaca frisona de alta calidad y por la elaboración artesanal de queso Mahón, una tradición arraigada en la isla desde hace siglos.

La idea de convertir el queso Mahón en porciones de queso fundido surgió en la mente emprendedora de Montañés. Inspirado por el éxito del queso fundido en Francia, donde había observado su popularidad durante un viaje a Toulouse, Montañés vio el potencial de innovación en su propia isla. Convencido de que el queso Mahón poseía las cualidades perfectas para ser transformado en un producto fundido y de fácil consumo, Montañés se propuso llevar a cabo su visión.

En 1929, Montañés viajó a Francia y luego a Suiza para estudiar de cerca el proceso de fabricación del queso fundido. Aprendió las técnicas y adquirió los conocimientos necesarios para crear su propia versión de este producto revolucionario. De regreso en Menorca, se asoció con empresarios locales, Massanés y Mir, y fundó la Industrial Quesera Menorquina en 1930.

Armado con la maquinaria adecuada, importada de Suiza, y con el conocimiento adquirido en el extranjero, Montañés lanzó las primeras porciones de queso El Caserío en 1931. Estas porciones, elaboradas con queso Mahón de la más alta calidad, se convirtieron rápidamente en un éxito entre los consumidores españoles. Su textura cremosa y su sabor suave los hicieron irresistibles, mientras que su formato individualmente envuelto en láminas de aluminio los convirtió en el acompañamiento perfecto para meriendas y tentempiés.

El Caserío no tardó en convertirse en un elemento básico en los hogares españoles, desafiando incluso a marcas internacionales como "La Vache Qui Rit" (La vaca que ríe). Su diseño de caja sencillo, pero reconocible, y su campaña publicitaria memorable contribuyeron a su popularidad duradera. El eslogan "De El Caserío me fío" se grabó en la mente de los consumidores españoles, convirtiéndose en una garantía de calidad y confianza.

Durante décadas, El Caserío disfrutó de un dominio indiscutible en el mercado español. Sus porciones de queso fundido se convirtieron en un elemento básico en las meriendas escolares y en los almuerzos familiares, mientras que su presencia en los supermercados de todo el país era prácticamente omnipresente. Sin embargo, a pesar de su éxito, la empresa enfrentó desafíos en los años venideros.

En 1992, El Caserío fue adquirido por la multinacional Kraft Foods (hoy Mondelez, actual propietaria de la marca), marcando el comienzo de un nuevo capítulo en su historia. Aunque inicialmente se prometió que la producción se mantendría en Menorca, en 2008 Kraft Foods cerró las instalaciones en la isla y trasladó la producción a Bélgica, dejando un vacío en la economía local y en los corazones de muchos consumidores españoles.

A pesar de los cambios en la propiedad y la producción, el legado de El Caserío perdura. Aunque ya no se produzca en Menorca, sigue siendo un elemento familiar en los supermercados españoles, recordándonos una época en la que el queso fundido en porciones era sinónimo de meriendas felices y momentos compartidos en familia.

En conclusión, El Caserío no solo fue un producto alimenticio, sino también un símbolo de una época. Su historia nos recuerda la importancia de la innovación y el emprendimiento, así como la conexión profunda entre la tradición y la modernidad en la industria alimentaria. A través del ingenio y la visión de Pedro Montañés de Villalonga, El Caserío no solo transformó el queso Mahón en un producto versátil y conveniente, sino que también dejó una marca indeleble en la cultura culinaria española.

Además de su impacto en el mercado nacional, El Caserío también contribuyó al reconocimiento internacional de los productos lácteos españoles. Su éxito demostró que España no solo era famosa por su jamón serrano y su aceite de oliva, sino que también podía competir en el mercado global de productos lácteos con un producto único y de alta calidad.

El Caserío también desempeñó un papel importante en la economía de Menorca, proporcionando empleo y oportunidades comerciales en la isla durante décadas. La finca agrícola de Subaida, donde se inició la empresa, se convirtió en un símbolo de orgullo local y en un destino turístico popular, atrayendo a visitantes interesados en conocer la historia detrás de uno de los productos más queridos de España.

Aunque la producción de El Caserío ya no se realiza en Menorca, el espíritu de innovación y calidad que lo caracterizaba sigue vivo en la isla y en toda España. Las empresas locales continúan elaborando queso Mahón de alta calidad, manteniendo viva una tradición que se remonta a siglos atrás. Además, la popularidad de El Caserío ha inspirado a una nueva generación de emprendedores a buscar nuevas formas de reinventar los productos lácteos tradicionales y llevarlos al mercado global.

En resumen, El Caserío es mucho más que un simple producto lácteo, es un símbolo de la innovación, la calidad y la tradición culinaria española. Su historia nos recuerda que detrás de cada producto hay personas apasionadas y visionarias que trabajan incansablemente para llevar lo mejor de su tierra al mundo. Y aunque los tiempos y las circunstancias puedan cambiar, el legado de El Caserío perdurará como un testimonio eterno de la creatividad y el espíritu emprendedor del pueblo español.

En cada porción de queso fundido El Caserío, se encuentra no solo el sabor del queso Mahón, sino también el sabor de la historia y la pasión de una familia y una comunidad que hicieron posible este pequeño gran legado culinario. Por eso, cada vez que abrimos una caja de El Caserío, estamos no solo disfrutando de un delicioso bocado, sino también honrando una tradición que ha alimentado a generaciones y seguirá haciéndolo por muchas más. Aunque el mundo del queso continúa evolucionando, El Caserío seguirá siendo parte de nuestra memoria colectiva como un recordatorio de tiempos más simples y sabores inolvidables. 













martes, 19 de marzo de 2024

UNA COLONIA PARA EL DÍA DEL PADRE

♫♪♫♫♪…Tu primer viaje, tus primeros aplausos.

Tu primer trabajo ¡Qué duro es!

Tu primera amiga, tu primera canción.

Tu primera colonia, Chispas.

Tu primera colonia, Chispas... ♪♫♪♫♪

Un momento, un momento mmmm rebobinemos la cinta, ÑIIIIII, PRRRRR, ÑAC, TAC,TAC,TAC,POF... Ufffffff. Me parece que una buena limpieza de cabezales no vendría nada mal jejejejeje. Bueno, lo que quería decir es que, en mi caso, mi primera colonia para nada fue "Chispas", pero no niego que otro día le dediquemos un post a esa colonia tan recordada cariñosamente por muchos. Hoy quiero recordar un clásico aún más añejo que Chispas, y esta que hoy recordamos en la sección de "EL OLOR DE LOS RECUERDOS", sí, puedo decir que fue mi primera colonia de verdad y la usé durante muchos años, a decir verdad, desde antes de mediados de los 80's, y hasta bien entrado el 2000 si no recuerdo mal. Después, la dejaron de fabricar durante 10 o 15 años y sí, la volvieron a sacar al mercado y volví a utilizarla un tiempo, pero aunque olía igual como la recordaba, su olor para nada duraba lo mismo que la que yo utilizaba en los 80's.

Recuerdo muy bien cómo empecé a utilizar aquella colonia. A mi padre y sobre todo a mí, nos gustaba ponernos unas gotas de colonia, y no precisamente antes de acostarme como hacía la rubia Marilyn jejejejeje, a mí me gustaba antes de salir a la calle, aunque solo fuera para ir a la tienda de la esquina a comprar un paquete de lentejas. Pero claro, la economía de un niño de 13 o 14 años no daba para mucho, así que ayudaba a bajarle los mililitros a la botella de Varon Dandy de mi padre, hasta que un buen día mi hermano Rafa llegó con un nuevo aroma que me cautivó y mi pregunta fue: ¿Qué usas? Su contestación fue: Canoe. -¿Qué te pones? -Canoe. -¿Qué llevas? -Canoe. mmmm, un momento, un momento, ya estoy mezclando churras con merinas otra vez, esa marca "Canoe" es de otra colonia, la del anuncio ochentero de un amor en cada puerto jajajajaja, telita.

Bueno, intentaré centrarme un poco más en la colonia protagonista de hoy, mi querida Floïd Blue, o la podríamos llamar Fluido Azul, ¿no?. Con tantos aromas y fragancias con alcohol ya me estoy mareando y no sé qué me digo, jejejejeje. Llegó mi hermano dejando aquel olor tan peculiar, un aroma refrescante, elegante, intemporal y diferente y la verdad, no recuerdo que le preguntara de qué aroma se trataba, fui directamente a su cuarto en busca de su nueva colonia, y como yo era de la opinión de que lo que hay en casa es de todos, eso sí, si eran cosas mías se tenía que estudiar el tema jajajajaja. En definitiva, cambié el mítico Varon Dandy por Floïd Blue, pasé de mangarle la colonia a mi padre, a mangársela a mi hermano, jejejejeje.

Durante muchos años utilicé aquel aromático Fluido Azul. Mi hermano, a mediados de los 80's se independizó y marchó de casa, así que tuve que rascarme el bolsillo y empezar a comprarme mi propia colonia con el dinerillo de mi primer trabajo, si no quería volver al Varon Dandy de mi padre. Cada mes aproximadamente me pasaba por la mercería perfumería del barrio, donde también, poquitos años atrás, compraba mis artículos de broma, pero esta vez cambiaba las bromas olorosas, olor eau de toilette a huevos podridos de las bombas fétidas, por aquel fantástico olor de Floïd Blue. (Y hablando de bromas, os recomiendo un par de posts de nuestro blog, solo tienes que poner en nuestro buscador las palabras "ARTÍCULOS DE BROMA" y saldrán dos posts muy divertidos e interesantes, y también os adelanto que pronto tendremos una tercera parte sobre estos artículos de broma).

Para ir terminando este escrito que, en cierta manera, está dedicado al "Día del Padre" porque seguro que muchos o casi todos nosotros hemos regalado a nuestros padres o nos han regalado colonias por este día, en mi caso, yo regalé en varias ocasiones algunas de aquellas olorosas botellas de Varon Dandy a mi querido padre y yo recibí más de una de aquellas míticas botellas de Floïd Blue por parte de mis hijos o de mi esposa, como la botella que hoy os estoy enseñando y que también guardo en "EL BAÚL DE HAL".

Por cierto, como bien dije, durante muchos años usé Floïd Blue, pero también debo confesar que a finales de los 80's, de vez en cuando me gustaba darle un descanso a esta colonia azul y combinarla con otro clásico oloroso del que seguro hablaremos en otros post. ¿Recuerdas la colonia "BOSTON MAN"? Esa quedará para otro día en esta olorosa sección titulada "EL OLOR DE LOS RECUERDOS".

Besos, papá, allí donde estés. Te echamos mucho de menos. Ojalá hoy pudiera regalarte una botella de tu colonia preferida "Varon Dandy" y un fuerte abrazo… Te queremos, papá.

¡FELIZ DÍA DEL PADRE 2024! 











viernes, 8 de marzo de 2024

WE CAN DO IT! - ¡PODEMOS HACERLO!

El icónico póster de "Rosie, la Remachadora" ha perdurado como uno de los símbolos más emblemáticos del movimiento feminista. Este representativo diseño presenta a una mujer con un mono de trabajo y un pañuelo rojo con lunares blancos, mostrando su bíceps como un símbolo de fuerza, mientras podemos leer el lema "We can do it!" (¡Podemos hacerlo!), resuena como un grito al empoderamiento femenino.

La historia detrás de esta icónica imagen revela la fascinante vida de Naomi Parker Fraley, la mujer que inspiró el cartel, aunque su identidad real no fue conocida hasta el año 2016. Naomi y su hermana Ada fueron pioneras al presentarse en 1942 para trabajar en la estación naval aérea de Alameda, California, en medio de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos acababa de ingresar al conflicto, tras el ataque a Pearl Harbour, ese fue el detonante para que entraran en guerra, y la contribución de las mujeres a la fuerza laboral se volvió esencial, ya que jugaron un papel muy importante en la industria armamentística.

Para animar a las mujeres a salir de sus casas y enfundarse un mono de trabajo, se crearon un sinfín de carteles propagandísticos. Uno de ellos trascendió a la época de la guerra y se convirtió en un icono de la lucha feminista de finales del siglo XX. La mujer que inspiró uno de los carteles más famosos de la pasada centuria permaneció en el anonimato durante décadas. 

La conexión de Naomi con la imagen de la remachadora se remonta a 1942, cuando un fotógrafo documentó la labor de las mujeres en la base de Alameda para un artículo en The Oakland Post-Enquirer. Naomi y Ada recortaron el artículo que presentaba la imagen de Naomi, donde se explicaba su identidad y la razón de su atuendo mientras trabajaba en la fábrica de ensamblaje de aviones. Este simple recorte se convertiría en un fragmento de la historia que permanecería oculto durante décadas.

Después de la guerra, Naomi continuó su vida, trabajando como camarera, sin saber que su imagen se convertiría en un ícono feminista. A pesar de su contribución a la fuerza laboral y su participación en un momento crucial de la historia, su identidad permaneció en la penumbra durante años.

La imagen de Rosie la Remachadora ganó popularidad durante la década de 80's, convirtiéndose en un símbolo del feminismo al rescatar el mensaje de fortaleza que transmitía. Sin embargo, durante mucho tiempo se creyó que la mujer en la fotografía era Geraldine Hoff-Doyle, quien trabajó en una fábrica de Michigan, dos semanas durante la Segunda Guerra Mundial. La confusión persistió hasta el año 2009, cuando las hermanas Naomi y Ada asistieron a un homenaje a las "Rosies", mujeres que desempeñaron un papel crucial en las fábricas durante la guerra.

En ese evento, Naomi y Ada se encontraron con una fotografía en la que aparecía Naomi, pero con un nombre equivocado. Durante años, la joven de la foto fue identificada incorrectamente como Geraldine Hoff-Doyle. A pesar de que Doyle misma aclaró en 1982 que era la mujer en la imagen, esta información no se difundió ampliamente, y la identidad de Naomi permaneció en la sombra.

La historia de Naomi Parker Fraley finalmente salió a la luz gracias al investigador James J. Kimble. Durante seis años, Kimble se dedicó a rastrear la verdad detrás del cartel y concluyó que Naomi era la verdadera protagonista. Fue un proceso que implicó una minuciosa investigación y el cuestionamiento de suposiciones de décadas. Naomi, en todo este tiempo, nunca cuestionó malicia por parte de Geraldine Hoff-Doyle, quien había sido previamente identificada como la mujer de la imagen.

La vida de Naomi, sus contribuciones a la fuerza laboral durante la guerra y su papel inadvertido como inspiración para el cartel, se han convertido en elementos fundamentales de la iconografía feminista. Su fallecimiento en enero de 2018, a la edad de 96 años, marcó el final de una vida rica en experiencias, en la que desafió las expectativas de su época y contribuyó significativamente al esfuerzo de guerra.

A través de las décadas, la figura de Rosie la Remachadora ha sido reinterpretada y adoptada por mujeres de todo el mundo como un símbolo de empoderamiento y resistencia. La bandana roja con lunares blancos y el gesto de mostrar el bíceps han adquirido un significado más profundo, representando la fortaleza de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.

La historia de Naomi Parker Fraley nos recuerda la importancia de reconocer y celebrar las contribuciones de las mujeres en momentos cruciales de la historia. Su imagen, una vez perdida en el anonimato, ahora sirve como un recordatorio inspirador de la fuerza y la determinación que las mujeres han demostrado a lo largo del tiempo. 






¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2024!

sábado, 2 de marzo de 2024

ODA A LOS PARQUES Y PLAZAS CON COLUMPIOS DEL YA PASADO SIGLO XX

De vez en cuando me gusta recuperar alguno de aquellos viejos artículos que preparé hace ya unos años para el viejo "Yo también lo tuve!", de facebook. Y hoy es uno de esos días, mmmm ¡vamos allá!

Paseando por mi antiguo barrio llegué al "Paseo de San Juan de Barcelona" (para aquellos que no lo conozcan, es una gran avenida con varios parques y plazoletas, donde yo solía ir a jugar siendo niño, uffffff que de recuerdos y como ha cambiado ese paseo y esas plazoletas), me senté un rato contemplando a mi hija mientras jugaba en aquel mini parque rodeado por una valla, diseñada para el control de niños escurridizos y para evitar la entrada de animales.

Hoy en día, los niños deben conformarse con parques ciertamente sosos. Ahora tienen columpios de última generación con pavimento acolchado, materiales nobles y auténticas pistas de entrenamiento para futuros guerreros Jedi de las galaxias jajajajaja nada que ver con los ya desaparecidos columpios de mi infancia, como los que teníamos en el Paseo de San Juan, o en cualquier parque o plazoleta de la época.

Mirando hacia atrás, pensé. - La verdad es que no sé cómo los de mi generación pudimos sobrevivir. Los columpios eran de metal y con esquinas afiladas. Jugábamos a ver quién era el más valiente y nos rompimos más de un hueso y algún que otro diente. Nos abrimos la cabeza jugando a guerra de piedras, y no pasaba nada. Era cosa de críos, y los heridos se curaban con Mercromina, tiritas o puede que con algunos puntos. Nadie a quien culpar, solo a nosotros mismos. Si te resbalabas o tropezabas, acababas en el suelo, y aprendías que si te caías, te hacías daño, así que procurabas no volver a caerte.

Los de mi generación no necesitábamos terapias psicomotrices, ya que estábamos todo el santo día en la calle. Lamíamos el hierro, mil veces pintado con pintura de plomo. Los charcos eran habituales bajo los columpios y toboganes, algunos con soldaduras rotas y hierros oxidados. Llegábamos a casa con las rodillas o codos completamente pelados. Aquellos parques eran lugares de culto a la Mercromina y al Linimento de Sloan (más conocido por el tío del bigote).

Hoy todo ha cambiado, ya no existe la pista de patinaje. Me dio pena ver ese estanque donde hacíamos navegar nuestros barcos y submarinos, ahora descuidado y lleno de plantas y matojos. ¿Dónde está el banco de los amores...? Aquel donde grabábamos el nombre de las chicas que nos gustaban. Aún recuerdo algunos nombres: Eva, Carlota, Patricia, Marta, Mercedes, nuestros primeros amores. ¿Qué habrá sido de aquellos columpios de hierro? Los que utilizábamos para las competiciones de saltos. ¿Y dónde están aquellos castillos laberínticos de tubos de colores? O ¿qué fue de los altos y empinados toboganes? Sin olvidarnos de las barras y anillas de gimnasia mmmm por no mencionar él sube y baja, aquel que si te descuidabas, te pegabas un buen culazo y estabas tres días sin poder sentarte jajajajaja.

¿Dónde han metido la bola tipo nave espacial con barra de bombero dentro? Aquella donde nos colgábamos y deslizábamos jugando a tocar y parar, etc. Es el progreso, dicen, y seguro que esta generación actual atesorara recuerdos y poderes educativos insondables. Pero yo recuerdo los míos porque eran míos, y aunque peligrosos, no los cambio por nada…

Artículo dedicado a todos mis amigos de la infancia con los que pasé grandes momentos en aquellos parques minados con trampas mortales, más conocidas por el nombre de columpios jajajajaja.