Año 1976:
-Despierta, no te hagas más el remolón, despierta que
llegaras tarde a la escuela y yo al trabajo.
Hasta tu gato Jinks te está lamiendo y ronronea para despertarte.
- Ufffff Jinks como te huele el aliento a jurel fresco. Ya
me levanto mamá, pero llévate al gato.
Una vez aseado, vestido y ya desayunado, emprendíamos el
camino hacia el colegio y siempre la misma pregunta
- ¿Mamá, cuando me dejaras ir solo al cole?
Y siempre recibía la misma respuesta por parte de mi madre
- Aún eres demasiado pequeño para ir solo por la calle y
tienes que cruzar muchas carreteras antes de llegar a la escuela, el próximo
año ya hablaremos de eso.
Bueno, bueno, eso que me decía de muchas carreteras mmmm no
eran tantas que yo recuerde... La Diagonal, Calle Mallorca, Calle Valencia y la
Calle Bruc (todas calles de Barcelona) Aunque a decir verdad la diagonal era
tan grande que valía por cuatro, estoy seguro que por pocas que fueran, para mi
madre siempre serian muchísimas, eso de que su pequeño las cruzara él solo,
uffffff se le hacía un mundo.
A medio camino se divisaba el kiosco de prensa y como ya era
costumbre le pedía a mi madre la peseta de rigor para un chicle Dubble Bubble
de menta, una vez la rubia estaba en mi poder le decía a mi madre "Voy a
por mí chicle y esperaré en el kiosco", acto seguido subía a mi moto
imaginaria de Cross y salía echando chispas, dando gas con el puño y pegando
saltos ¡BRRRUM, BRRRUM, BRRRRRRUM! (depende del día podía
ser una Bultaco, una Montesa o bien una OSSA, tres de mis marcas preferidas
para aquellas máquinas de Moto Cross).
Mascando el chicle pasábamos por la puerta de la que fue, es
y será, aunque ya solo sea en mis recuerdos, mi librería preferida, la Librería
Cugat y mi madre al pasar por ella siempre me decía "Quedamos aquí cuando
salgas del colegio, espérame y no te muevas del escaparate, yo no tardaré en
llegar". Mi madre salía a la misma hora que yo y aquel escaparate con
material escolar y sobre todo con pequeños juguetes y baratijas, era el punto
de recogida, ya que mi colegio estaba en la misma manzana, a pocos metros y no
tenía que cruzar ninguna carretera.
Aquellos 5 o 10 minutos que podía tardar mi madre, se me
hacían cortos mirando aquel aparador, una pelota, unos sacapuntas metálicos con
las miniaturas de Playme, estuches, bolígrafos, barajas, caretas, algún que
otro cochecito, muñequitos de goma, las típicas plantillas escolares con los
mapas de España, lápices con las tablas de multiplicar, etc, etc...
Pero algunas veces no me conformaba con mirar, noooo, también
de vez en cuando engatusaba a la buena de mi madre para que me comprara alguna
cosilla mmmm ahora mismo mientras escribo me viene a la cabeza algunas
anécdotas que se me quedaron grabadas, como aquel primer Don Miki, el número 1
de la editorial Montena, ese fue el primero de muchos que pude comprar o que me
compraron, aquel avión concorde con doble sacapuntas (uno debajo de cada ala), muchos Kalkitos de aventuras o aquella flauta para la clase de música, era una pasada de guapa, una flauta de
caña con grabados orientales muy al estilo Kung Fu jejejeje lástima que cuando
la llevé a clase me di cuenta de mi gran error...
Mientras que la gran mayoría
de mis compañeros traía la típica Flauta Hohner de plástico, yo traía la flauta
del "Pequeño Saltamontes" y si, la verdad que era una vacilada, a
todos les encantó incluso a Pep, nuestro profesor, pero mi gozo en un pozo,
aquella flauta no tenía nada que ver con las flautas que se requerían en
aquellas clases de música, así que... Jamás aprendí a tocar "Noche de Paz, Noche de Amor" o la del "Himno a la Alegría" y ya sin
mencionar la de "La Guerra de las Galaxias", con lo que esta me gustaba a mí.
Y mis padres me preguntaban, ¿cuándo nos tocarás una melodía
con la flauta...? Ufffff nunca se enteraron de mi fracaso flautero o eso creo
mmmm pocas melodías sacaría yo de aquella flauta de caña jejejejeje.


Año 2010:
Vamos de paseo pi pi pi en un auto feo... Pues eso, un
bonito y nostálgico domingo otoñal le digo a mi esposa: "Me apetece dar un
paseo por mi viejo barrio, visitar lugares que hace muchos años que no paso por
ellos y como estamos a una hora en coche mmmm nos quedamos a comer en La Sirena
Verde". Judith, mi esposa, no tardó en aceptar jajajajaja le encanta el
tapeo de ese bar restaurante galleguiño,
Así que cogimos a los niños, nos montamos en el coche y
domingo de salidita nostálgica, visitando algunos puntos clave de mi niñez,
entre ellos mi colegio o mejor dicho, donde estaba mi colegio, ya que lo
tiraron al suelo para hacer una tranquila plazoleta llamada "Jardines del
Rector Oliveras", con bancos donde poder sentarse, leer y tomar el sol,
también visitamos la iglesia del colegio donde hice la catequesis y mi primera
comunión, paseamos por el claustro donde jugábamos a pillar con el sacristán
mmmm eso fue lo que les dije a mis hijos, aunque más que jugar era meterse con
el pobre hombre, haciéndole burla y cuando se arrancaba a correr nosotros
poníamos pies en polvorosa, pobre sacristán, era paticorto y aquello parecía un
episodio del coyote contra unos cuantos pequeños y guasones correcaminos.
Fue un domingo fuera de lo normal, con un buen yantar y
muchas historias vividas por mí en todos aquellos lugares que visitamos de mi
viejo barrio, en cada uno donde parábamos les contaba alguna vivencia ocurrida
en aquel lugar y la mayoría ya podéis imaginaros uffffff tengo que reconocer
que era un niño muy movido y algo travieso, pero sin maldad.
Sé muy bien que aquellas historias de abuelo cebolleta que
les conté a mis hijos y a mi mujer les encantó, historias completamente
verídicas que nos hicieron sacar muchas risas y carcajadas mmmm aunque a veces
tenía que omitir alguna cosilla jejejeje, pero el lugar y la historia que más
les gustó, tanto a mis dos hijos como a mi esposa fue la de la Librería Cugat, lugar
donde me recogía mi madre, para ellos la abuelita Aurora ufffff parece que se
me empañan las lentillas y eso que no llevo, un momentito y continuamos...
Infinidad
de tiernos recuerdos que emocionan y se tiene que hacer una pequeña pausa... Aquel día Judith me
confesó algo mientras disfrutábamos de las tapas de la Sirena Verde, jejejeje
rió mucho y se lo pasó muy bien viendo como su marido se transformaba en niño
por momentos cuando relataba todas aquellas vivencias, me dijo que fue un
domingo fantástico, lleno de humor y de risas, un domingo muy entrañable, pero
algo le faltó para que hubiera sido un domingo perfecto al 101%.
Como ya os dije era domingo y Judith se quedó con las ganas
de ver aquella librería abierta (es una amante de los viejos libros y le
chiflan las librerías de viejo). Así que me dijo: "esto no puede quedar
así, me debes una visita a esta librería un día laboral en que esté abierta,
quiero visitar su interior, me gustaría mucho y más después de todo lo que nos
contaste...". Mi contestación fue: ¡PROMETIDO QUEDA!

Año 2012:
Aprovechando que Judith y yo estábamos en Barcelona haciendo
unos recados y era día laboral mmmm no se me olvidó que desde hace un par de
años tenía pendiente una promesa, tocaba
cumplirla, además estábamos cerca de la entrañable Librería Cugat ¿qué mejor
momento que ese...? En aquella ocasión sí que sí estaría abierta.
Al llegar a su puerta me detuve ante aquel viejo escaparate
y observé que seguían teniendo muchos y pequeños juguetes, álbumes de cromos y
algunas otras cosillas, los años no pasaban por aquella vieja librería
papelería.
Acto seguido me vinieron unas ganas tremendas de entrar
dentro y ver si aún estaba igual que en mis recuerdos de infancia colegial o
había cambiado, "¿Pero si entro que digo...? ¿Pregunto por un libro...?
¿Compro un boli, un lápiz, una goma, un sacapuntas o una libreta?" Judith
tiene mala costumbre y como siempre me leyó el pensamiento sin pedir permiso
jejejeje o bien me vio tan dubitativo que me dijo "Mira una baraja de
naipes de las Monster High y a Ariadna, nuestra hija pequeña le encantan esas
monstruitas..."
¡Siiiiiiii! Ya tenía la escusa, quiero decir la compra
perfecta, ya podíamos entrar, ya sabía lo que quería comprar ¡UNA BARAJA DE LAS
MONSTER HIGH! No sé si eso de que un tío de 1,85 m. con barba algo ya canosa, te pida una baraja de las Monster High es
algo muy normal, puede que hubiera sido mejor comprar un boli BIC
jajajajaja la cuestión que en ese momento me pareció una excelente idea y
Judith y yo entramos decididos en la Librería Cugat.
¡OOOoooOOOH! Que de recuerdos me vinieron a la cabeza nada más
entrar, aquel olor a libros que tanto impresionó a mi mujer, aquellas altas
estanterías (aunque yo las recordaba muchísimo más altas) repletas de viejos y
nuevos libros, aquellas grandes láminas enmarcadas que colgaban en la pared y
que tanto me gustaban de gnomos de la casa de tintas Pelikan, entre otras.
Eeeeeep un momento... Conozco a la dependienta, es la misma a la que tantas
cosas le compré, ya no estaba con aquella señora mayor que también atendía en
la librería y que siempre pensé que sería su madre, lógicamente ya habían
pasado muchos años, unos 40 aproximadamente, demasiados para que esa pobre
señora siguiera allí.
Los años también pasaron por aquella que fue la joven
librera a la que miraba en ese momento, calculo con todos mis respetos que poco
le faltaba para la jubilación, los años pasan para todos, yo tampoco era aquel
niño que compraba baratijas (aunque eso es algo que sigo haciendo como adulto
coleccionista jejejeje), ni tampoco era ya aquel que esperaba a su madre
mirando aquel entrañable escaparate lleno de juguetitos y material escolar.
Basándome en mis recuerdos, creo que la que fue la joven
dependienta tendría entre 20 y 30 años, en aquellos mediados de los
70's, pero aquel día, yo creo que tendría la edad de la que pienso que era su progenitora, los años
pasaron para todos, menos para aquella vieja librería, papelería, kiosco y jugueteria. Fue un momento mágico que me transportó a
mi más tierna infancia... Realmente todo un déjà vu, solo me faltó preguntarle
si ya había salido el Don Miki o el Copito, o que me diera el Teleprograma de
la semana (el TP) jajajajaja.

Año 2020:
Tengo una conversación muy entretenida con mi buen amigo y
hermano de coleccionismo Juan Pedro Akela, del fantástico y veterano Blog: El
Kiosko de Akela. Hablamos sobre aquellos kioscos de antaño y le cuento mi
recuerdo de la Librería Cugat, y muy especialmente la de su escaparate, aquel
que fue punto de encuentro con mi madre a la salida de la escuela (ya que la
pobre salía de trabajar a la misma hora que yo y allí la esperaba, mirando los
juguetitos). Le gustó tanto la historia que me dijo: "cuéntalo, es un
relato muy entrañable para un post". Le dije que sí, que un día de estos
quería escribirlo, pero aún necesitaba algo más de información.
Después de aquella conversación con Akela, me entró
curiosidad y me dispuse a indagar sobre el tema Librería Cugat. Grata sorpresa,
por un lado, y triste por otro... La grata sorpresa para mí es que creo que
encontré en la red de redes a la propietaria de la vieja librería y puede que
algún día me decida y me ponga en contacto con ella para que me cuente cosas de
tan entrañable lugar, pero lo más triste fue que al poco de empezar la búsqueda
de información encontré que la vieja papelería Cugat se había convertido no hacía
mucho tiempo en el Restaurante Cugat. Escribí a mi buen amigo Akela para
contárselo y puede que para desahogarme un poco también y la verdad me fue muy
bien... Me dio un sabio consejo: "Rescátala para ti y para el resto del
mundo. Un recuerdo así merece la pena".
Año 2021:
No se me olvida lo que hable con el bueno de Akela, escribir
sobre esa librería y ese entrañable recuerdo de mi niñez mmmm, pero algo me
falta y sé perfectamente lo que es... Tengo que volver a ese sitio aunque ya no
sea el mismo.
No sabría decir que día fue, pero Judith y yo estábamos en
Barcelona y era la hora de comer, así que... Qué mejor sitio que el Restaurante
Cugat para poder degustar sus viandas y ya de paso quitarme esa espinita que ya
llevaba meses clavada en mí. ¿NO?
Entrar en ese restaurante ciertamente me tocó la fibra
sensible, aunque tengo que decir que se trataba de un local muy bien decorado y
acogedor, después ya lo juzgaría por su cocina y la verdad, superó mis expectativas
iniciales, es un café, bar, restaurante que recomiendo.
Dejaron el local como ya dije, muy acogedor, buena comida,
buen servicio y lo que más me llenó es que seguían conservando el nombre
original de "CUGAT" en los ventanales, encima de la puerta de entrada
y en el del escaparate, solamente le añadieron la palabra BAR junto al CUGAT
original, pero lo que más me emocionó de
todo es que conservaron una de las láminas de "Tintas Pelikan"
colgadas en la pared, haciéndole un guiño en el recuerdo a la vieja librería,
algo que para mí les honró mucho.
Año 2022:
Y ya en la actualidad. Hoy es martes 20 de septiembre. Este
post se lo dedico a mi madre... Hoy hace 25 años que se marchó, estoy
completamente seguro que estará en un fantástico lugar por ser la gran y buena
mujer que fue y no tengo la menor duda que cuando llegue la hora también pasará
a buscarme, como cuando yo era niño y la esperaba en aquel entrañable escaparate lleno de baratija, el escaparate de la vieja "LIBRERÍA PAPELERÍA CUGAT".